El ángel de Omar Vizquel
Ignacio Serrano
Nunca pareció más lejos de las grandes ligas Omar Vizquel que hace exactamente 12 meses. Luego de ser entrevistado por la gerencia general de Detroit para llenar el cargo vacante de manager de los Tigres, el caraqueño conoció la noticia sobre el nombramiento de Ron Gardenhire y su destitución del cuerpo técnico, por no ser hombre de confianza del nuevo piloto.
Le tocó a Vizquel probar suerte en otros niveles. Su relación con los Medias Blancas, donde fue utility por un par de temporadas, le abrió las puertas en Chicago para conseguir su primer trabajo como estratega a tiempo completo. Era, sin embargo, un cargo menor: timonel de la sucursal de esa organización en Clase A avanzada.
No suelen llamar desde las mayores a un técnico que se encuentra tan abajo en el sistema de desarrollo. A menos, claro está, que ese técnico sea Vizquel.
El 11 veces ganador del premio Guante de Oro es noticia nuevamente, al ser entrevistado por los Ángeles de Los Ángeles para la vacante dejada en Anaheim por el veteranísimo Mike Scioscia.
El ex receptor puso fin a 19 años en la oficina principal del clubhouse en el Angel Stadium, anunciando el fin de su carrera con la divisa, una vez terminado este campeonato.
Vizquel, al igual que en la ciudad de los vientos, granjeó conocidos y se ganó una reputación como hombre de beisbol en la localidad californiana, a pesar de nunca haber vestido el uniforme de uno de los equipos angelinos.
Fueron los querubines, precisamente, los primeros en darle trabajo cuando terminó su carrera en el beisbol activo, hace un lustro. Le hicieron coach itinerante de infielders, y como tal, debió viajar por las distintas categorías en el sistema de los serafines, lo que le permitió hasta tener una primera experiencia como manager en las Menores, al encargarse de la novena Doble A ante una emergencia ocurrida durante un fin de semana.
Ha pasado mucho de eso, y parecía estancarse la carrera de Vizquel en pos de su sueño grandeliga.
Pero él nos ha acostumbrado a estas cosas: a completar jugadas asombrosas en el campo de juego o conseguir lo que parecía seguro para otros fuera de él, como cuando terminó dirigiendo la Selección Nacional del Clásico Mundial, en lugar de ver hacerlo Oswaldo Guillén.
Lo que parecía casi un destierro resultó ser la vitrina que él esperaba. Su equipo, el Winston-Salem, tuvo un gran inicio y disputó el título en la postemporada, mientras imponía récord colectivos y enviando a más de una decena de peloteros por el ascensor que conduce a Doble A.
Resultó ser el Manager del Año, uno de los dos venezolanos galardonados con ese premio en las Menores en 2018. Eso, junto a su reputación como hombre de beisbol, su bien ganada fama y su primera pasantía por las sucursales de los Ángeles, le han dado este nuevo chance de concretar su aspiración.
Eduardo Pérez, Jorge Velandia y otros compatriotas han sido entrevistados en el pasado, con mayor o menor opción, a veces como requisito para satisfacer la política de minorías en la gran carpa y a veces porque realmente han llamado la atención.
El tiempo dirá dónde se ubica Vizquel. Pero este es un nuevo paso en el camino que puede llevarle a emular a Pedrique y a Guillén.
Columna publicada en El Nacional, en su edición del viernes 19 de octubre de 2018.