Por los Muertos y los Vivos. Los Cipreses miran al Cielo. Aprovechémoslo.
Y es que tradicionalmente, los cipreses están vinculados a la muerte por sus abundantes plantaciones en los cementerios. En Egipto, antiguamente, utilizaban su madera para construir sarcófagos que, revestían con láminas de oro. En la mitología griega se dice que: Cipariso mató por error a un ciervo, con el que se había encariñado, y fue tan enorme su pena que, pidió a Apolo que le permitiera llorarlo eternamente. Apolo lo convirtió en un ciprés. Por esto goza como gran símbolo de Duelo hacia los seres queridos. Los Romanos, al ciprés lo utilizaron como símbolo de Hospitalidad. Estaba escrito que plantar uno o varios en las entradas de las casas era una forma de dar la bienvenida a viajeros o desconocidos que llegaban: 1 significaba punto de agua, 2 también comidas, 3 también pueden pernoctar... El pintor neerlandés Vincent Van Gogh, durante su obra artística lo utilizó constantemente, decía él que la alargada forma del ciprés le servía para imaginar e ilustrar sus grandes clásicos, como “La noche estrellada” o el “Camino con ciprés y Estrella”. José María Gironella Pous, consiguió premios: Nadal, Planeta, Nacional de Literatura y Ateneo de Sevilla, por su trilogía: Los cipreses creen en Dios, Un millón de muertos y Ha estallado La Paz. En muchas culturas, el Ciprés representa la conexión entre el cielo y la tierra, sirviendo como símbolo de elevación espiritual. En 46 municipios de Teruel, se plantaron buen número de ellos, para su protección y aprovechamiento...
Su nombre científico: Cupressus, de la familia de Cupressaceae. Las propiedades del ciprés están en sus nueces, contienen principios activos contra todas las afecciones viricas, agudas o recidivantes, son moléculas con acción directa sobre virus, permitiendo eliminar la infección. Se utiliza en infusión, mejorando la circulación sanguínea, conteniendo el aceite esencial con Canfeno, Cedrol, Alfa-pineno flavonoides y taninos. Sus flores: masculinas las pequeñas ovoides, las femeninas son conos subglobosos de entre 2,5 a 4 centímetros de diámetro. NO LO DEBEN CONSUMIR LAS EMBARAZADAS Y LACTANTES. El ciprés es de la especie coníferas, árbol de hoja perenne que puede llegar de 20 metros de altura hasta 40, sus cortas ramas tienen pequeñas hojas, muy abundantes, su madera de una Fina textura, poco resinosa, se emplea para fabricar muebles y piezas de artesanía. Los de la Fundación Aquae dicen: con el ciprés se siembra Oxigeno, éstos, en Pego vivieron un incendio que calcinó más de 1.700 hectáreas, en Hidraqua colaboraron en la plantación de 5.000 árboles, muchos de ellos cipreses, volviendo a teñir de verde la montaña alicantina. Se suelen plantar al borde de terrenos con separación de entre 150 y 180 centímetros, si se quiere formar seto, entre 40 y 60 centímetros, sirviendo de corta vientos para cultivos y viviendas.
Suelen florecer al final del invierno, sus frutos están compuestos de 8 o 14 escamas de una especie de piña, cuando maduran pasan del verde al marrón rojizo, conteniendo propiedades ya mencionadas beneficiosas para la salud. Éste se ha naturalizado en regiones templadas del Hemisferio Norte. Se cultivan comercialmente en países de África Oriental, Sudáfrica, Nueva Zelanda y ... suelen crecer unos 40 centímetros al año. Existen 4 tipos conocidos: El Leylandi. El Sempervirens Estricta. El Arizónica. Y el Macrocarpa de Monterrey. La fragancia del ciprés, suele ser fresca y verde, parecida a la madera y herbácea. Pudiendo vivir hasta 1000 años ... Aunque tiene sus enemigos: el pulgón Asiático, muy dañino. Hace años que ésta atacando a los cipreses de Patagonia, Chile, Argentina y... Según el comunicado de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Atentos,en España nos acecha otra vez el Coronavirus, hace unos días el Centro Nacional dé Epidemiologías, del Instituto de Salud Carlos III, ha comunicado que los contagios siguen sumando aunque con poca repercusión hospitalaria, en un mes se pasó de 30 casos por cada 100 mil habitantes a 80, que es más peligroso según vemos, que otros virus respiratorios...
De Antonio Quirós Abadia. Naturalista.