Melania Trump defiende en sus memorias el derecho al aborto que combate su marido
"He llevado esta creencia conmigo durante toda mi vida adulta", escribe la ex primera dama en sus memorias, a cuyo adelanto editorial ha tenido acceso The Guardian
Melania Trump afirma en unas esperadas memorias que se publicarán a un mes de las elecciones que es una apasionada defensora del derecho de la mujer a controlar su propio cuerpo, incluido el derecho al aborto. “Es imperativo garantizar que las mujeres tengan autonomía para decidir su preferencia de tener hijos, basándose en sus propias convicciones, libres de cualquier intervención o presión del Gobierno”, escribe la esposa del candidato republicano, en medio de una campaña en la que las amenazas de Donald Trump a los derechos reproductivos de las mujeres han jugado un papel central.
«¿Por qué alguien que no sea la propia mujer debería tener el poder de determinar lo que hace con su propio cuerpo? El derecho fundamental de la mujer a la libertad individual, a su propia vida, le otorga la potestad de interrumpir su embarazo si así lo desea“, afirma la esposa del ex presidente: ”Restringir el derecho de una mujer a decidir si interrumpe un embarazo no deseado equivale a negarle el control sobre su propio cuerpo. He llevado conmigo esta creencia durante toda mi vida adulta“.
Melania Trump rara vez ha expresado opiniones políticas en público. El libro, que revela que la ex primera dama está en desacuerdo con las posiciones de su propio partido, Melania, se publicará en EEUU el próximo martes y The Guardian ha tenido acceso con antelación a una copia.
Su decisión de incluir ese apoyo al derecho al aborto es notable no solo por su proximidad a un candidato republicano que se presenta con una plataforma antiaborto, sino también por el grave deterioro de los derechos reproductivos de las mujeres bajo Donald Trump y el Partido Republicano.
En 2022, en el caso Dobbs contra Jackson del Tribunal Supremo, tres jueces nombrados cuando Donald Trump era presidente votaron a favor de anular Roe contra Wade, la sentencia que había protegido el derecho federal al aborto desde 1973. Desde entonces, los estados gobernados por los republicanos han establecido prohibiciones draconianas del aborto.
Donald Trump ha tratado tanto atribuirse el mérito de la decisión de Dobbs –durante mucho tiempo el objetivo central de los donantes y votantes evangélicos y católicos conservadores– como de aplacar el fuego que ha avivado, diciendo que el derecho al aborto debe ser decidido por los estados.
Pero los demócratas se han anotado una serie de tantos políticos haciendo campaña sobre este tema, también en estados conservadores, y las amenazas a los derechos reproductivos, entre ellas las amenazas a los tratamientos de fertilidad, incluida la fecundación in vitro, están resultando problemáticas para los republicanos en todas las listas de este año.
En medio de un aluvión de declaraciones que los opositores consideran misóginas y regresivas, JD Vance, el candidato de Donald Trump a la vicepresidencia, ha indicado que apoyaría una prohibición nacional del aborto, una medida a la que parece que se opondría la esposa de su jefe.
El propio Donald Trump se vio envuelto recientemente en un enredo sobre si votaría en noviembre para proteger el derecho al aborto en Florida, un voto que su esposa también emitirá dada su residencia en Mar-a-Lago, en Palm Beach. Finalmente dijo que votaría que no. A juzgar por sus propias palabras, parece probable que Melania Trump vote sí.
Sus memorias son escuetas, con abundantes descripciones de su juventud en Eslovenia, su vida como modelo en Nueva York y su amor por el hombre del que se ha convertido en su tercera esposa, pero escasas en cuanto a debate político. Sin embargo, Donald Trump incluye una reseña en la que elogia el “compromiso con la excelencia... la perspicaz perspectiva... [y] los logros empresariales” de su esposa.
Antes de hablar del aborto, Melania Trump dice que no está de acuerdo con su marido en algunos aspectos de la política de inmigración, entre otras cosas porque ella misma es inmigrante.
“Los desacuerdos políticos ocasionales entre mi marido y yo”, dice, “forman parte de nuestra relación, pero yo creía que era mejor abordarlos en privado que desafiarle públicamente”. Y, sin embargo, más adelante en el libro expone puntos de vista sobre el aborto y los derechos reproductivos diametralmente opuestos a los de su marido y su partido.
“Siempre he creído que es fundamental que la gente cuide primero de sí misma”, escribe Melania Trump sobre su apoyo al derecho al aborto: “Es un concepto muy sencillo; de hecho, todos nacemos con un conjunto de derechos fundamentales, incluido el derecho a disfrutar de nuestras vidas. Todos tenemos derecho a mantener una existencia gratificante y digna. Este enfoque de sentido común se aplica al derecho natural de la mujer a tomar decisiones sobre su propio cuerpo y su salud”.
Melania Trump afirma que sus ideas sobre el derecho al aborto surgen de “un conjunto básico de principios”, en cuyo centro se sitúan la “libertad individual” y la “libertad personal”, sobre los que “no hay lugar para la negociación”.
Tras esbozar su apoyo al derecho al aborto por estos motivos, detalla “razones legítimas para que una mujer decida abortar”, entre ellas el peligro para la vida de la madre, la violación o el incesto, excepciones frecuentes en las prohibiciones estatales, y también “un defecto congénito de nacimiento, además de afecciones médicas graves”. Melania Trump también defiende el derecho al aborto en etapas posteriores del embarazo.
La esposa de Trump escribe: “Es importante señalar que, históricamente, la mayoría de los abortos practicados durante las últimas fases del embarazo eran el resultado de graves anomalías fetales que probablemente habrían provocado la muerte del feto. Tal vez incluso la muerte de la madre. Estos casos eran extremadamente raros y solían producirse tras varias consultas entre la mujer y su médico. Como comunidad, deberíamos adoptar estas normas de sentido común. De nuevo, el momento es importante”.
Más del 90% de los abortos en Estados Unidos se producen a las 13 semanas de gestación o antes, según datos de los CDC. Menos del 1% de los abortos se producen en la semana 21 o después.
En campaña, los republicanos han tergiversado descaradamente las posiciones de los demócratas sobre el aborto. El mes pasado, en un debate con Kamala Harris, Donald Trump dijo falsamente que “la vicepresidenta dice que el aborto en el noveno mes está absolutamente bien”.
En este sentido, Melania Trump hace un llamamiento a la empatía muy poco trumpiano: “Muchas mujeres optan por abortar debido a preocupaciones médicas personales”, escribe: “Estas situaciones con importantes implicaciones morales pesan mucho sobre la mujer y su familia y merecen nuestra empatía. Consideremos, por ejemplo, la complejidad inherente a la decisión de si la madre debe arriesgar su propia vida para dar a luz”.
Recientes informaciones periodísticas han puesto de relieve casos de mujeres que han muerto en estados donde el aborto está prohibido. Y la esposa de Trump apela a la compasión: “Cuando se enfrentan a un embarazo inesperado, las mujeres jóvenes experimentan con frecuencia sentimientos de aislamiento e importante estrés. Yo, como la mayoría de los estadounidenses, estoy a favor del requisito de que las menores obtengan el consentimiento paterno antes de someterse a un aborto. Soy consciente de que esto no siempre es posible. Nuestra próxima generación debe recibir conocimientos, seguridad, protección y consuelo, y debe eliminarse el estigma cultural asociado al aborto”.
Por último, Melania Trump ofrece una expresión de solidaridad con los manifestantes a favor de los derechos reproductivos: “El eslogan 'Mi cuerpo, mi elección' se asocia normalmente con las mujeres activistas y con quienes se alinean con el lado proabortista del debate”, escribe: “Pero si realmente lo piensas, 'Mi cuerpo, mi elección' se aplica a ambos lados: el derecho de la mujer a tomar una decisión independiente que implique a su propio cuerpo, incluido el derecho a elegir la vida. Libertad personal”.