El Ministerio de Cultura adquiere la Casa Gomis por 7,2 millones para crear un centro de diálogo entre arte y naturaleza
Pieza clave en la historia de la arquitectura racionalista del siglo XX en Catalunya, la villa esta situada en pleno parque natural de La Ricarda, en el Delta del Llobregat, un espacio que se vio en el pasado amenazado por los planes de ampliación aeroportuaria
Wikimedia España, asociación de editores de Wikipedia, responde a los ataques de Elon Musk: “Demuestra ser un total ignorante sobre cómo funcionamos”
La casa Gomis, uno de los ejemplos más notables de la arquitectura racionalista que tras la Segunda Guerra Mundial se impuso, hasta mediados de los 50, en toda Europa como símbolo de una reconstrucción ordenada del paisaje habitado –y que en el Estado dejo algunos edificios importantes– acaba de ser adquirida por el Ministerio de Cultura por 7,2 millones de euros.
La compra no es una más de las que pueda realizar el citado ministerio si se tiene en cuenta no solo su valor arquitectónico, sino también su situación en un paraje protegido como es el entorno del estanque de La Ricarda, un espacio de alto valor ecológico en el delta del río Llobregat, a pocos kilómetros de Barcelona y, por tanto, constantemente amenazado por el desarrollo industrial y de infraestructuras.
De hecho, el paraje fue uno de los principales argumentos de oposición, hace algunos años, al proyecto de ampliación del aeropuerto del Prat, una propuesta que finalmente fue abandonada y cuya victoria del sector contrario se simbolizó con una foto de la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz y la entonces alcaldesa de Barcelona Ada Colau frente al estanque.
Un gran centro cultural 100% abierto al público
Según el ministro de Cultura Ernest Urtasun, “este tesoro de la arquitectura racionalista del siglo XX formará parte, a partir de hoy, del patrimonio público con el objetivo de protegerlo, conservarlo y convertirlo en un gran centro cultural 100% abierto al público”. Así lo ha anunciado hoy en una rueda de prensa, celebrada en la Casa Gomis, en la que también han estado presentes los antiguos propietarios, la consejera de Cultura de la Generalitat de Catalunya, Sònia Hernàndez, y el alcalde de El Prat de Llobregat, Lluís Mijoler, localidad en cuyo término municipal se encuentra la villa.
Urtasun ha desvelado que la intención del ministerio es que “la temática de este nuevo Centro Cultural Casa Gomis gire en torno al diálogo entre arte y naturaleza”, pues en sus palabras “la Casa Gomis es uno de los grandes ejemplos arquitectónicos que tenemos en Cataluña de simbiosis perfecta con el entorno natural”.
El ministro también ha recordado que “la Casa Gomis fue un espacio para los debates de vanguardia en los años 60” y ha añadido que “ahora en 2025 queremos ponerla también al servicio del gran debate de vanguardia que existe actualmente, que es el de la relación entre arte y clima”. Durante el franquismo, la casa fue un refugio cultural y centro de experimentación por el que pasaron numerosos artistas, desde Tàpies y Miró a Merce Cunningham o John Cage.
Gran valor histórico
Fue la familia Gomis-Bertran, propietaria hasta hoy de la casa, la que encargó su construcción al arquitecto Antonio Bonet Castellana, quien la proyectó entre los años 1949 y 1956. Posteriormente, fue declarada Bien de Interés Cultural por la Generalitat de Catalunya en 2021. En 2024, fue una de las sedes de la XV edición de Manifesta, Biennal Nómada Europea, celebrada en esta ocasión en el Área Metropolitana de Barcelona.
La nota de prensa emitida por el Ministerio de Cultura asegura que tras su adquisición, “el espacio se convertirá en un centro cultural abierto a toda la ciudadanía, en el que se celebrarán encuentros y visitas guiadas, entre otras actividades”. “Además”, prosigue la nota, “se trabajará para que tenga un papel destacado en la programación de Barcelona como Capital Mundial de la Arquitectura en 2026 y en el Congreso Mundial de Arquitectura de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA), que también acogerá Barcelona el año próximo”.
La Casa Gomis es un claro ejemplo de adaptación de un concepto arquitectónico abstracto a un lugar y un paisaje muy concreto. En este sentido el ministerio explica en la nota que “la simbiosis de la casa y el entorno se desarrolla a través de una construcción de una sola planta bajo la copa de los pinos”.
Seguidamente añade: “La transición entre el paisaje natural del resto de la finca y la zona central apropiada por la casa se consigue mediante una gran plataforma horizontal que acoge el jardín, tratado con gran sobriedad mediante pradera de césped, caminos y áreas pavimentadas de líneas ortogonales que prolongan la estructura de la edificación y un estanque piscina que refleja su imagen”.
Otra de las singularidades es que, tras seis décadas de uso, el edificio se mantiene prácticamente intacto, conservando sus características originales tras haber sido objeto de una cuidadosa restauración de las cubiertas y la carpintería exterior en 1997. Conserva también su mobiliario, diseñado en gran medida por el propio arquitecto, que está incluido en el expediente de declaración como parte de su historia.