Por qué no encontramos una manera efectiva de despojarnos de nuestras cosas
Los cursos y talleres para aprender a ordenar nuestras cosas y deshacernos de los trastos que ya no utilizamos se multiplican casi a la misma velocidad que nuestras adquisiciones, pero ¿por qué seguimos comprando?
En primera persona - Comenzar el año consumiendo menos: así dejé de comprar (muchas) cosas innecesarias
Puede que acabes de abrir el cajón de los cubiertos y hayas comprobado que está lleno de utensilios que, en su mayoría, no usas a diario. O quizás haya sido el armario, donde se acumula más ropa de la que te pones al cabo de un año. También están los accesorios de la bici o del gimnasio, colecciones de cables y cargadores, cajas para organizar más cajas… No estamos hablando del síndrome de Diógenes, con causas médicas. Es una versión light de este síndrome de nuestros días, ahora que vivimos convencidos de que hay un producto, que no una solución, para cada problema.
El resultado son muchos trastos y la eterna pregunta de cómo deshacernos de ellos. Y resulta que la respuesta también es otro producto. La lógica del mercado ha impregnado todos los ámbitos de nuestra vida, de la economía a la política pasando por la espiritualidad. Si quieres aprender a tirar cosas, puedes comprar un curso online. Si quieres aprender en qué consiste el minimalismo, puedes comprar otra clase por Internet. Y si quieres aprender a comprar “conscientemente” también hay otro libro electrónico, otro coach, otra suscripción de pago.
Dicen los gurús del minimalismo Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus, autores del blog The Minimalists, que la mejor manera de no tener que limpiar y despojarnos de trastos innecesarios es dejarlos en la tienda. Si fuera tan sencillo, ellos mismos no habrían creado toda una marca en torno al reto de deshacernos de posesiones que hemos acumulado a lo largo de los años y con las que no siempre sabemos qué hacer. ¿Reciclamos, donamos, desechamos?
El suculento mercado del minimalismo
Los creadores de The Minimalists alegan que desde 2010 han ayudado a millones de personas a “eliminar el desorden y a vivir plenamente con menos”. Por el camino han producido dos documentales en Netflix, tres series (una de ellas tiene tres temporadas) y han publicado seis libros. También tienen un pódcast y ofrecen asesoramiento profesional a 300 dólares la sesión de una hora.
En este mismo sector está Joshua Becker, autor de Más con Menos (The More Of Less). En 2008 creó Becoming Minimalist, un diario personal en el que narraba cómo iba desprendiéndose de sus cosas y por qué. El blog también inspiró varios libros —La casa minimalista, Lo que verdaderamente importa—, cursos online con más de diez ediciones, una app y una newsletter de pago.
“Si una persona está deshaciéndose de productos porque siente que 'debe' hacerlo o porque es Año Nuevo, simplemente está haciendo sitio para comprar más cosas después”, explica a elDiario.es Courtney Carver, expublicista, autora del blog Be More With Less y responsable de Project 333, un curso online a la vez que reto para vestirse con 33 prendas de ropa en tres meses. “Ordenar y desechar solo es parte de la solución si además te ayuda a romper el ciclo de compra, si te ayuda a pensar por qué sigues adquiriendo productos”, añade.
Carver asegura que hay personas que se sienten inspiradas por una mudanza o por un cambio importante en su vida para empezar a despojarse de los trastos acumulados en casa. Y aunque las razones varían en cada caso, dice que lo importante es lo que viene después. “Debemos prestar atención a por qué compramos: ¿Nos ayuda con el estrés? ¿Creemos que nos va a hacer felices? ¿Por qué compramos lo que no necesitamos? Tenemos que examinar y cambiar la relación entre el estrés y las compras”, afirma.
Si una persona está deshaciéndose de productos porque siente que 'debe' hacerlo o porque es Año Nuevo, simplemente está haciendo sitio para comprar más cosas después
Seis meses de nuestras vidas buscando trastos por casa
Una de las consecuencias de ese ciclo consumista es que las familias españolas invirtieron de media 1.349 euros en 2023 para adquirir muebles, artículos del hogar y artículos para su mantenimiento, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). La cifra es ligeramente superior al gasto en ropa y calzado, 1.319 euros de media. Además, el 96% de los españoles admiten tener en casa productos electrónicos que no utilizan y que superan un valor medio de 511 euros, según este estudio de Milanuncios, mientras que este realizado por Sigma Dos descubrió que dedicamos, de media, seis meses de nuestra vida a buscar objetos que hemos perdido dentro de casa.
En contraposición a esta imagen de caos que puede haber venido a tu mente, los gurús del minimalismo defienden una estética que se aleja bastante del ideal de un hogar acogedor. Las casas minimalistas “carecen de decoración, los muebles son rígidos y esqueléticos, la despensa es una cuadrícula de botes exactamente iguales, tan precisos como una hilera de dientes corregidos con ortodoncia. No hay ni migas en la encimera ni objetos personales en la mesilla”, denuncia la crítica británica Becca Rothfeld en su libro All Things Are Too Small.
“Ordenar no es el resultado final, es solo el primer paso”, dicen The Minimalists en uno de sus ensayos. “No eres feliz automáticamente porque hayas tirado tus cosas, al menos no a largo plazo. El proceso de ordenar no funciona así”. Fields y Nicodemus añaden que una vez empiezas a deshacerte de tus posesiones es cuando comienza el proceso para responder esas preguntas difíciles: “¿Por qué le he dado tanta importancia a mis posesiones? ¿Qué es lo más importante en mi vida? ¿Por qué no estoy satisfecho?”
El propio mercado nos brinda una respuesta aliciente a estas preguntas en forma de nuevas compras. En el documental Compra ahora: la conspiración consumista (Netflix) Eric Liedtke, expresidente de marca de Adidas, lo deja claro: “Nadie necesita una sudadera nueva, una camiseta nueva, unas zapatillas nuevas. Lo que necesitas es una razón convincente para comprar”.
Nadie necesita una sudadera nueva, una camiseta nueva, unas zapatillas nuevas. Lo que necesitas es una razón convincente para comprar
Las agencias de publicidad y las propias marcas se encargan de darte esa razón. Desde las rebajas con una fecha marcada, como Black Friday, hasta las páginas de los productos online llenas de relojes con una cuenta atrás, el detalle de “solo quedan 3 en stock” o cuántas veces se ha reservado una habitación en el mismo hotel en las últimas 24 horas. Y que no falten las campañas publicitarias plagadas de mensajes que supuestamente conectan con nuestros valores o nuestra identidad.
Carver, otra defensora del minimalismo que viene del mundo del marketing, argumenta que el problema “no es tanto la falta de tiempo para pensar si necesitamos una cosa o no, sino la facilidad para hacer esa compra en un instante”, por lo que recomienda eliminar aplicaciones de compra del teléfono y borrar las tarjetas de las tiendas online “para que sea más difícil hacer cada compra y te dé tiempo a pensar”.
¿Por qué compramos tanto?
Dimitris Xygalatas es un antropólogo especializado en el estudio de los rituales y por qué son útiles para nosotros. Comprar es uno de ellos. “Uno de sus efectos es que nos ayudan a reducir la ansiedad”, dice el investigador, que asocia este efecto al aspecto repetitivo de los rituales. Numerosos estudios demuestran que nos ayudan ante la incertidumbre, una de las mayores fuentes de estrés. “Me estreso porque no puedo hacer nada sobre algo que me agobia, pero en un ritual sí sé exactamente lo que va a pasar y cómo. Las compras, especialmente cuando se pueden hacer con un clic, tienen esas mismas propiedades”, explica Xygalatas a elDiario.es.
Y ahora que es tan fácil adquirir un producto, parece que también ha cambiado nuestra relación con lo que compramos. Este profesor de la Universidad de Connecticut (Estados Unidos) explica que tendemos a valorar más las cosas que más nos cuesta conseguir. “Cuando solo hace falta un clic para comprar una cosa, entonces necesitas conseguir aún más, porque su valor se ha reducido”, explica. “Básicamente, se están abaratando, necesitas comprar una y otra vez para lograr el mismo valor”.
Este antropólogo plantea además que los rituales son precisamente el método empleado por expertos como Marie Kondo para darle la vuelta al problema del consumismo. La empresaria japonesa consiguió vender ocho millones de copias de su libro La Magia del Orden y su compañía está valorada en casi ocho millones de euros, según Forbes. Es el modelo de más éxito en el mercado del minimalismo, aunque tembló por unos momentos. Después de recomendar a sus seguidores que sólo conservaran aquellos bienes que les “inspiran alegría”, la tienda KonMari presentó productos como soportes para incienso por 48 dólares que desataron la ira entre sus devotos.
Cuando solo hace falta un clic para comprar una cosa, entonces necesitas conseguir aún más, porque su valor se ha reducido"
Más allá de la polémica, Xygalatas afirma que lo que hizo la empresaria japonesa es “ritualizar” la práctica de despojarnos de posesiones que ya no necesitamos. “A veces la solución al problema está en la misma raíz que este y Kondo se apoyó en que ordenar las cosas puede ser tan satisfactorio como comprarlas”, explica.
El ritual de despojarse de lo que ya no necesitamos o queremos también tiene consecuencias dañinas que los gurus del marketing nos ocultan. Muchas de las prendas que donamos a las ONGs acaban alimentando un problema mucho más grave, ya que las marcas no siempre revelan dónde acaban los productos que devolvemos a la tienda a cambio de un descuento.
Según el documental Compra Ahora, Ghana es uno de los países donde algunas marcas “exportan” la ropa que donamos a la tienda después de usarla. Con una población de 30 millones de personas, Ghana recibe cada semana 15 millones de productos que no siempre acaban en nuevos armarios ni en un centro de logística organizado, sino en las playas de la costa que tienen ahora el color de las miles de prendas que cubren la arena, invisible bajo una capa de poliéster y fibras sintéticas.
Comprar menos es la única solución
“La vida son las experiencias y las personas con las que las compartimos, y las cosas que poseemos deben servir para respaldar esto. Pero nuestras posesiones no son el fin, ese no es el objetivo: no gana quien muere con más posesiones”, dice Kyle Wiens, cofundador de iFixit, una empresa especializada en reparaciones, en el documental Compra Ahora.
Para lograrlo, los expertos del orden recomiendan hacer inventario de lo que tenemos antes de comprar algo nuevo, para poder evaluar su necesidad o no. También podemos incorporar el hábito de comprar aquello que sabemos que podremos reparar para aprovecharlo más tiempo.
Xygalatas asegura que una de las maneras de cambiar el ritual de las compras es sustituirlas por intercambios. “Forma parte de muchas tradiciones, el intercambio puede ser una solución como ritual y puede contribuir en aspectos como la creación de significado y mejorar la cohesión social a la vez que reduce el consumo”, defiende el antropólogo.
El ritual de intercambio es también uno de los principios detrás de iniciativas como las bibliotecas de objetos que empiezan a funcionar en nuestro país y además nos ayuda a no acabar con la casa llena de cosas que apenas utilizamos. En cuanto a las compras no necesarias y meramente impulsivas, Xygalatas avisa de su vínculo con la adicción: “El sistema de recompensa en nuestro cerebro responde de la misma manera a las drogas que a cosas como el juego o las conductas compulsivas, que involucran recompensas a corto plazo y crean el mismo tipo de respuesta donde necesitas más y más para estar satisfecho”.