Una química de Tarragona, condenada a pagar un millón a la familia de un director que se suicidó por "estrés y angustia"
La sentencia revela que el gerente se quitó la vida sin pasar una evaluación de riesgos psicosociales y en medio de un clima laboral de "tensión"
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Una jueza de Tarragona ha condenado a dos empresas químicas a indemnizar con 1,1 millones de euros a la familia de un director de una fábrica al constatar que su suicidio en las instalaciones de la empresa en 2020 fue consecuencia del “estrés y angustia” al que se veía sometido en su puesto de trabajo.
Así lo concluye la magistrada del juzgado de lo social 2 de Tarragona en una sentencia en la que estima la demanda de la viuda del director y gerente de una fábrica. La sentencia destaca que la empresa no había realizado nunca una evaluación de riesgos psicosociales de la víctima pese a que le obligaba la ley.
La magistrada considera plenamente acreditado “el elevado nivel de estrés” al que estaba sometido el director que se suicidó debido a la “gran intensidad laboral” que sufría, incluidos procesos judiciales en su contra, así como el “estrés y angustia” derivado de decisiones relacionadas con la pandemia.
La jueza apuntala su resolución en los informes de los peritos del caso. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social (ITSS) concluyó que existió un “nexo causal” entre la situación de la empresa y el suicidio del empleado, ya que el clima laboral “le generaba tensión y angustia”.
Otro perito advirtió de que el director fallecido era un “hombre de paja” que asumía las “culpas y omisiones” que ejercían otros directivos. Además, en ninguna de las dos empresas químicas por las que trabajaba se habían llevado a cabo las obligatorias evaluaciones de riesgos psicosociales.
“No se disponía de ninguna evaluación de riesgos psicosociales ni se aplicaron medidas de vigilancia de la salud ante el estado en que se encontraba el director, con múltiples elementos de estrés y ansiedad que eran de dominio público en la empresa como muestra la preocupación que tenía la plantilla”, dictaminó el perito.
“El suicidio se produjo por situaciones de estrés y presiones en el ámbito laboral”, reza la magistrada. La sentencia considera que el mal clima laboral en la empresa hace que no se pueda acoger la pretensión de la química, que adujo que la situación en la firma no había influido en el suicidio.