Biden hace balance sin censurar la masacre de Israel en Gaza mientras afirma estar "empujando fuerte" para un alto el fuego

Uno de los presidentes más proisraelíes que ha tenido Estados Unidos quiere ser recordado como alguien que “nunca” se rindió para lograr un alto el fuego en Gaza. En su último discurso sobre política exterior, Joe Biden ha afirmado que los palestinos han vivido “un auténtico infierno”. Lo ha hecho utilizando la forma pasiva para evitar mencionar el sujeto que ha perpetrado ese “infierno” que ha dejado más de 45.000 palestinos muertos: Israel. 

“Tanta gente inocente ha sido asesinada, tantas comunidades han sido destruidas. Los palestinos se merecen la paz, el derecho a decidor su futuro. Israel se merece la paz y una seguridad real”, ha afirmado este lunes el mandatario norteamericano desde el Departamento de Estado. Mientras Biden hacía el balance de su política exterior, las negociaciones para lograr un alto el fuego y liberar los rehenes israelís capturados por Hamás daban un esprint final. El pasado martes, Donald Trump, el presidente electo, amenazó con convertir Oriente Medio en “un infierno” si los rehenes no eran liberados antes de su toma de posesión, el próximo lunes 20 de enero. 

“He hablado por vídeo con el primer ministro [Benjamín Netanyahu]. Ayer hablé con Amir Qatar. Espero visitar pronto a Al Sisi [presidente egipcio]. Estoy empujando fuerte para cerrar esto”, ha añadido Biden.

El mandatario ha destacado su trabajo para restaurar el rol de Estados Unidos como potencia hegemónica después del primer mandato de Donald Trump, quien rompió con algunas de las alianzas tradicionales. Frente al inminente retorno del America First a la Casa Blanca, Biden ha querido afianzar su legado como el de un presidente que nunca rehuyó la supuesta responsabilidad que tienen los Estados Unidos dentro del tablero internacional y que consolidó su fuerza gracias a las alianzas con otros países. 

La restauración de las relaciones con aliados en regiones clave, como el Indo-Pacífico, es lo que, según Biden, le permite dejar unos Estados Unidos “más fuertes” frente a las amenazas exteriores: Rusia, Irán y China. “Nuestras alianzas son más fuertes, nuestros adversarios y competidores son más débiles. No hemos ido a la guerra para que estas cosas sucedan”, ha destacado Biden, quien asegura dejar un país mejor en todos los campos: el económico, el militar, el diplomático y el tecnológico.

Biden también ha destacado como ha logrado aumentar la contribución de los países aliados a la OTAN: “Antes de que asumiera el cargo, nueve aliados de la OTAN gastaban el 2% del PIB en defensa. Ahora 23 lo están haciendo”. A pesar de que el aumento del gasto militar por parte de los aliados se ha visto estimulado con la guerra de Ucrania y el miedo a que Trump retire su apoyo, Biden lo ha anotado como un tanto. 

La incapacidad de Rusia para tomar el control de Ucrania después de iniciar la invasión el febrero de 2022, según Biden, de como Estados Unidos ha logrado debilitar a sus enemigos, si bien la alianza entre Pekín y Moscú está en uno de sus mejores momentos. “Las fuerzas [aliadas] ayudamos a los ucranianos a detener Putin y ahora, casi tres años después, Putin ha fracasado en lograr cualquiera de sus objetivos estratégicos. Ha fracasado hasta ahora en subyugar a Ucrania, ha fracasado en romper la unidad de la OTAN, ha fracasado en hacer grandes avances territoriales”, ha insistido Biden. 

El apoyo militar de Estados Unidos a Kiev ha sido crucial para que los hombres del presidente ucraniano Volodímir Zelenski pudieran contener el avance de las tropas rusas. La implicación de Washington y otros miembros de la OTAN con el envío de ayuda militar y económica también ha aumentado la tensión con Rusia, quien en diversas ocasiones ha amenazado con escalar el conflicto. El pasado noviembre, Biden autorizó a Kiev el uso de mísiles de largo alcance dentro de territorio ruso para así reforzar su posición ante una posible negociación con Moscú. En respuesta, Putin cambió su doctrina nuclear e incremento la posibilidad del uso de armas nucleares. 

“Tenía dos trabajos: uno sumar al mundo en la defensa de Ucrania, y el otro evitar una guerra entre dos poderes nucleares. Logramos ambas”, ha afirmado Biden, “Ucrania sigue siendo libre. Hemos puesto las bases para que la siguiente administración pueda proteger el brillante futuro de la gente de Ucrania”. El demócrata ya ni ha intentado pedir a Trump que siga sus pasos. Aunque está por ver si realmente el republicano retirará la ayuda a Kiev como ha prometido u optará por otro de sus usuales giros de guion. 

A pesar del gasto que supone para las arcas estadounidenses mantener el apoyo a Zelenski, también le favorece en otros muchos aspectos: más beneficios para las empresas militares norteamericanas, un desgaste para una Rusia debilitada con la caída de Asad en Siria y unos aliados europeos centrados en ponerse al día con su contribución a la OTAN. 

Con Irán, Biden ha dicho que no puede reclamar “todo el mérito” de su debilitamiento: “Se han hecho mucho daño por sí mismos, pero Israel hizo mucho daño a Irán y a sus aliados”. Por lo que respecta a China, el demócrata ha sacado pecho del cinturón de contención que ha ido creando en el mar Meridional para evitar el avance del gigante asiático. “Pero incluso mientras competimos con vigor, hemos gestionado nuestra relación con China de manera responsable para que nunca se convierta en un conflicto. Hemos creado líneas de comunicación entre el presidente Xi [Jinping] y yo, y entre los líderes de nuestras fuerzas armadas para evitar malentendidos”, ha remarcado el demócrata. 

La retirada de Afganistán 

La retirada de tropas de Afganistán, probablemente, será recordado como el mayor fracaso de la política exterior de la administración Biden. Aun así, el demócrata ha insistido en que fue la decisión correcta. “Hoy, también puedo informar al pueblo estadounidense que, por primera vez en décadas, un presidente no está dejando una guerra en Afganistán a su sucesor”, ha remarcado Biden y ha insistido en que “era el momento de terminar la guerra y traer a nuestras tropas a casa”. 

El verano de 2021 las imágenes de afganos aferrándose a aviones militares intentando huir del país y los talibanes exhibido las armas estadounidenses abandonadas quedaron grabadas en la retina de miles de espectadores. Después de 20 años de ocupación, Biden había prometido poner fin a la guerra más larga de los Estados Unidos y aseguró que el ejército afgano era capaz de frenar el avance de los talibanes sin la ayuda de las tropas norteamericanas. 

Ahora las mujeres y las niñas afganas vuelven a vivir bajo el terror talibán. Sobre esto, Biden no ha hecho ninguna mención. Para él, retirar las tropas ha supuesto, “poder enfocar nuestra energía y recursos en nuestros desafíos urgentes”. Para un presidente que quería rescatar el rol de Estados Unidos como salvaguarda de la democracia y el orden liberal, los derechos humanos de esas mujeres no son “urgentes”.