Ucrania ofrece intercambiar a los soldados norcoreanos que ha capturado, ¿pero qué destino les espera?

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha asegurado que está dispuesto a entregar a dos soldados norcoreanos capturados por Kiev a cambio de la liberación de prisioneros de guerra ucranianos cautivos en Rusia. Pero sigue sin estar claro el futuro de estos dos hombres, heridos y prisioneros en un hospital ucraniano donde los han interrogado.

“Para aquellos soldados norcoreanos que no deseen regresar, puede haber otras opciones”, dijo Zelenski después de que los servicios de espionaje de Corea del Sur confirmaran que Ucrania había capturado a los dos soldados, integrantes de una fuerza compuesta por unos 11.000 norcoreanos según las estimaciones. “Esta oportunidad va dirigida especialmente a aquellos que expresen su deseo de acercar la paz dando a conocer la verdad sobre esta guerra en coreano”.

Un vídeo que acompañaba el mensaje de Zelenski muestra entrevistas a los dos soldados. Uno de ellos expresa su voluntad de regresar a Corea del Norte. El otro dice al principio que quiere permanecer en Ucrania para luego añadir que volvería a casa “si fuera necesario”. Hablando con un empleado del Gobierno ucraniano con la ayuda de un intérprete, uno de los hombres dice no tener conocimiento de que iba a luchar en la guerra contra Ucrania y que sus comandantes le habían dicho que era “solo entrenamiento”.

De acuerdo con información difundida este lunes por el diputado surcoreano Lee Seong-kweun, unos 300 soldados norcoreanos han muerto desde su despliegue a finales de 2024, y otros 2.700 han resultado heridos. “Al parecer, el despliegue de soldados norcoreanos en Rusia se ha ampliado para incluir la región de Kursk, y las estimaciones sugieren que las bajas entre las fuerzas norcoreanas han superado las 3.000”, dijo a los periodistas Lee Seong-kweun tras una rueda de prensa de la agencia de espionaje.

Mucho dependerá de lo que los hombres hayan contado en privado a sus captores ucranianos. Kim Jong-un, el líder de Corea del Norte, no ha reconocido públicamente que sus soldados estén luchando junto a Rusia en virtud del acuerdo de defensa mutua firmado en junio con Vladímir Putin, presidente de Rusia.

El Gobierno de Corea del Sur apostó el lunes por la prudencia. Según el portavoz del Ministerio de Unificación, Koo Byoung-sam, el destino de los norcoreanos prisioneros de guerra se decidirá de acuerdo con “el derecho internacional y con otras consideraciones legales, además de consultas a los países relacionados”.

“De acuerdo con los valores de nuestra Constitución, los soldados norcoreanos son considerados nuestros conciudadanos, por eso lo más importante es el deseo de los soldados norcoreanos capturados; si desean desertar [a Corea del Sur], el Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Sur hará las consultas a Rusia y Ucrania”, dijo el diputado Lee Seong-kweun sobre la posición del servicio de espionaje surcoreano.

En Seúl, la noticia de los norcoreanos capturados por Ucrania ha desatado especulaciones sobre la posibilidad de que se unan a las decenas de miles de norcoreanos que han desertado a Corea del Sur desde el fin de la guerra en 1953 entre los dos países. Las circunstancias de su captura no tienen precedentes (en medio de un conflicto en un tercer país) pero en teoría tienen los mismos derechos que cualquier norcoreano que desee desertar a Corea del Sur.

Los riesgos de regresar

Según la Constitución de Corea del Sur, “el territorio de la República de Corea está constituido por la península coreana y sus islas adyacentes”, por lo que todos los norcoreanos son considerados ciudadanos. Seúl nunca ha reconocido de manera oficial a Corea del Norte como Estado soberano, sino que la considera un territorio sometido a un régimen ilegítimo. Para Corea del Sur eso significa que tiene la obligación legal de proteger a los ciudadanos que viven al norte de la zona desmilitarizada y de aceptarlos cuando desertan, incluso si son soldados.

El regreso a Corea del Norte de dos soldados cuyos rostros han dado la vuelta al mundo, tras participar en una guerra en la que el régimen no reconoce su participación directa, podría ponerlos en peligro a ellos y a sus familiares, con las autoridades tratando de garantizar su silencio. También podrían ser cuestionados por haber desobedecido aparentemente la orden de inmolarse para evitar su captura. “Las notas con instrucciones encontradas en soldados fallecidos indican que las autoridades norcoreanas los presionaron para que se suicidaran o se autodetonaran antes de ser capturados”, dijo Lee.

Ethan Hee-Seok Shin, que trabaja en Seúl como analista jurídico para la ONG Transitional Justice Working Group, cree que el “rechazo de Moscú y de Pyongyang a reconocer de manera oficial que hay soldados norcoreanos desplegados en Rusia hace difícil que Corea del Norte siquiera reclame como propios a los dos soldados capturados”. “Al mismo tiempo, Rusia podría reclamarlos como suyos y entregarlos a Corea del Norte tras intercambiarlos por prisioneros de guerra ucranianos”, dice.

Zelenski tiene otras opciones si quiere evitar condenar al encarcelamiento, la tortura o incluso la muerte a los dos hombres si regresan a su país. “Repatriar a los soldados norcoreanos en contra de su propia voluntad, pese al riesgo conocido de que una dictadura totalitaria los castigue por 'traidores', va en contra del principio humanitario, así como de la afirmación hecha por Ucrania de que lucha en defensa de la libertad y la democracia”, dice Shin. “La comunidad internacional debe pedir a Ucrania que garantice que los soldados norcoreanos no serán repatriados en contra de su voluntad”.

Seúl puede ganar mucho si recibe a los soldados por la información que podrían tener sobre la implicación del Corea del Norte en la guerra de Ucrania. La transformación de dos soldados de élite al servicio de la dinastía Kim en ciudadanos de un país libre y democrático también supondría un importante golpe de propaganda.

A diferencia de otros desertores norcoreanos que planean su huida durante mucho tiempo, es poco probable que estos dos soldados desmoralizados y jóvenes se hayan planteado alguna vez vivir entre sus “enemigos” al sur de la frontera. Pero empezar una nueva vida en Corea del Sur tal vez sea ahora su mejor oportunidad de supervivencia.

Traducción de Francisco de Zárate.