El Papa ataca en su autobiografía a Israel por la invasión a Gaza: "Eso también es terrorismo"
Francisco denuncia en el libro, que sale a la venta este martes, "la vergonzosa incapacidad de la comunidad internacional" para "poner fin a la masacre" en Palestina, y señala también que "ninguna ley canónica" impide a los homosexuales o transexuales ser padrinos de bautizos o bodas católicas
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“Eso también es terrorismo. La guerra que mata a civiles indefensos y desarmados, incluso a voluntarios de Cáritas que distribuyen ayuda humanitaria, que atormenta sin tregua a los civiles, que reduce al hambre a la población produce el mismo terror insensato”. El Papa Francisco ha vuelto a arremeter contra la invasión israelí en Gaza, en su nueva autobiografía 'Esperanza', que sale a la venta en todo el mundo este 16 de enero.
Al igual que en el libro-entrevista publicado junto al vaticanista Hernán Reyes, en el que instaba a investigar si lo sucedido en Gaza era “genocidio”, en la conversación junto al periodista italiano Carlo Muso, Bergoglio arremete contra “la vergonzosa incapacidad de la comunidad internacional y de los países más poderosos para poner fin a esta masacre, la ola de odio se ha convertido en un maremoto de violencia”.
A lo largo de las páginas del Esperanza (Plaza y Janés), Francisco muestra su dolor por los atentados de Hamás en Israel del 7 de octubre de 2023: “Para mí fue dos veces doloroso: en aquella matanza perdí a viejos amigos argentinos que vivían en un kibutz de la frontera con Gaza”, señala el Papa, quien añade que “a ese desastre, a esa barbarie, luego se añadiría otra, enorme: los raides aéreos israelíes, que causarían miles de muertes de inocentes, sobre todo mujeres y niños; y cientos de miles de evacuados, casas destruidas, gente a un paso de la carestía...”.
“La señora Nadha Khalil Anton y su hija Samar Kamal, que era cocinera en la casa de los niños discapacitados al cuidado de las monjas de la madre Teresa, murieron a manos de un francotirador del ejército israelí mientras se dirigían al convento y trataban de protegerse mutuamente. A otros los mataron a sangre fría en los alrededores de la parroquia, una pequeña comunidad cristiana que llora la muerte de más de veinte de sus miembros”, recalca Bergoglio, quien está permanentemente en contacto con el párroco de Gaza, Gabriel Romanelli.
Bergoglio también relata cómo, al poco de la invasión rusa de Ucrania, mostró a las autoridades rusas su deseo de viajar a Moscú y reunirse con Putin. La respuesta del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, fue tumbativa: “Me dijo que no era el momento”.
Dos intentos de atentado
Entre otras confesiones, Francisco relata cómo sufrió dos intentos de atentado en su viaje a Irak, habla de su infancia en Argentina y de su vocación al sacerdocio, y vuelve a reiterar que “nunca” ha pensado en dimitir. Pero que le tiene miedo, más que a la muerte, al dolor. “Solo le he pedido una gracia más al Señor: cuida de mí, que sea cuando quieras pero, Tú lo sabes, me da bastante miedo el dolor físico... Así que por favor, que no me haga mucho daño”.
Francisco también se detiene en el libro a hablar de una Iglesia que acoge a todos, “también las personas divorciadas, también las personas homosexuales, también las personas transexuales”. “¡Son hijos de Dios! Pueden recibir el bautismo en las mismas condiciones que los otros fieles, y en las mismas condiciones que los demás pueden ser aceptados como padrino o madrina, así como ser testigos de una boda. Ninguna ley del derecho canónico lo prohíbe”, señala el Papa, quien no entra en el debate acerca de si pueden o no comulgar, o si se les permite la entrada en los seminarios, como acaba de aceptar la Iglesia italiana. Y, reitera: “La homosexualidad no es un crimen, es un hecho humano, por lo que la Iglesia y los cristianos no pueden permanecer indolentes ante esta criminal injusticia, ni ser pusilánimes”.
El pontífice recuerda en Esperanza su infancia en Argentina. Y describe por primera vez dos episodios trágicos de su adolescencia: el del compañero de clase que cometió un asesinato y que tras salir de la cárcel se suicidó y el de otro chico conocido que mató a la madre, recoge EFE. Francisco cuenta cómo recorría los poblados marginales llamados 'villas miseria' de su país, y añade: “Cuando alguien dice que soy un papa villero, solo rezo para ser siempre digno de ello”.
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