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La fatídica derrota republicana en la que batalló Amalia Lobato, la primera mujer fallecida en combate

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Una investigación pionera arroja luz sobre las cifras del 'desembarco del capitán Bayo', en Mallorca, que dejó más muertos republicanos que la Defensa de Madrid. Fue la primera batalla de la historia de España en la que participó un batallón formado íntegramente por mujeres

Cómo los esclavos del franquismo sirvieron para construir la Mallorca del 'sol y playa'

Fue el único desembarco que se produjo durante la Guerra Civil y la operación en la que tuvo lugar la primera derrota a gran escala por parte del bando republicano. Se convirtió en la última operación anfibia de la historia de España, en la que participaron todas las armas del Ejército y las milicias antifascistas. También fue la primera que contó con un batallón formado íntegramente por mujeres. Son algunos de los datos más significativos de la batalla de Mallorca, recordada como el desembarco del capitán Bayo, la gran ofensiva que, entre agosto y septiembre de 1936, llevó a cabo la República con el objetivo de recuperar la isla de manos de los sublevados, que habían asumido el control total de la mayor de las Balears y de Eivissa apenas unos días después del alzamiento militar contra el Gobierno constitucional de la Segunda República.

Entre el 16 de agosto y el 4 de septiembre de 1936, la expedición militar desembarcó en la costa de Sa Coma, al este de Mallorca, entre Son Servera y Porto Cristo. En el mismo lugar en el que hoy se erige el Hotel Gran Playa, abundan los chiringuitos y los turistas se abrasan al sol, más de 4.200 milicianos procedentes de Barcelona irrumpieron en la isla y, durante 20 días, los dos bandos se enfrentaron por tierra, mar y aire –con la intervención de la marina, la aviación, la artillería e infantería de todo tipo– en una intensa lucha de desgaste por las dos partes. “La Mallorca sublevada era un objetivo militar muy asequible para la República. Estaba totalmente aislada en el Mediterráneo y no tenía armada ni aviación. Su conquista era 'una necesidad estratégica' para mantener las rutas comerciales, bloquear las del enemigo y eliminar cualquier amenaza sobre el litoral republicano”, subrayan los historiadores Manuel Aguilera y Gonzalo Berger en un nuevo estudio que arroja luz sobre las cifras de la batalla.  

La reciente investigación, publicada en la revista Studia Historica de la Universidad de Salamanca, revela que, al término de la batalla de Mallorca, el bando republicano había sufrido más muertes que las que registraría en noviembre durante la Defensa de Madrid. Basado en todas las fuentes de archivo disponibles, el estudio subraya que, a nivel comparativo, las bajas que sufrieron los republicanos en Mallorca (un 20%) doblaron a las que registraron durante la Defensa de Madrid en noviembre de 1936 (un 10%): en concreto, en Madrid hubo 266 muertos y 6.000 heridos. Sin embargo, en Mallorca se registraron 372 muertos y 600 heridos. Prácticamente, un fallecido por cada dos heridos.

La precaria logística sanitaria de los republicanos

En la isla, republicanos y golpistas se vieron afectados por un número similar de bajas (sumando muertos, heridos, enfermos y desaparecidos): 972 y 1.025, respectivamente. En términos relativos, fueron baja uno de cada cinco republicanos (un 20%) y uno de cada cuatro sublevados (un 25%), de modo que entre estos últimos hubo 116 muertos frente a los 372 fallecidos republicanos. Sin embargo, pese a registrar un mayor número de bajas, el índice de supervivencia fue mayor entre los alzados.

En la isla, republicanos y golpistas se vieron afectados por un número similar de bajas (muertos, heridos, enfermos y desaparecidos): 972 y 1.025, respectivamente. En términos relativos, fueron baja uno de cada cinco republicanos (un 20%) y uno de cada cuatro sublevados (un 25%): 116 fallecidos golpistas frente a 372 republicanos

Y hay una razón para ello: además de las ejecuciones de prisioneros sufridas de manos de los golpistas, la logística sanitaria, es decir, el transporte y la atención médica, no jugó a favor de los republicanos. “Era infinitamente peor en Mallorca que en Madrid”, señala Aguilera. En declaraciones a elDiario.es, el investigador explica que, cuando un republicano era herido en las montañas de Son Carrió y Son Servera, donde se encontraban desplegados, tenían que trasladarlo por caminos pedregosos y “a veces ni siquiera existía un camino hasta la playa”. La primera atención que recibían, además, era muy precaria: había que embarcarlo en el Marqués de Comillas, un buque hospital situado frente a la costa de Sa Coma, para después trasladarlo hasta un hospital de Menorca o Barcelona. En numerosas ocasiones, el buque tenía que alejarse de la costa debido a que constantemente era bombardeado, en cuyo caso partían barcas desde la isla abarrotadas de heridos que debían ir remando en agotadoras condiciones.

“Todo dependía de si tenías suerte”, señala Aguilera. En cambio, los sublevados tenían en la isla más de 300 vehículos a su disposición, además de hospitales distribuidos por Palma, Manacor y Artà. Mientras tanto, en Madrid, si un republicano resultaba herido en la Casa de Campo, había una ambulancia a un centenar de metros que podía trasladarlo al Ritz, uno de los hoteles empleados como hospital de sangre por parte de los milicianos, y donde, el 20 de noviembre de 1936, fallecería el anarquista Buenaventura Durruti tras ser herido de bala en una de las primeras confrontaciones de la Defensa de Madrid, la conocida como batalla de la Ciudad Universitaria. “Había muchísimas más posibilidades de sobrevivir”, relata el historiador, autor, entre otros, del libro El Oro de Mussolini. Cómo la República planeó vender parte de España al fascismo.

Amalia Lobato: la primera mujer fallecida en combate

De acuerdo con las investigaciones de Aguilera y Berger, el conjunto de fuerzas republicanas que operaron en Mallorca contó con un total de 5.279 efectivos, de los que 4.236 procedían de fuerzas milicianas organizadas en Catalunya y 1.043 soldados del Ejército de Tierra y de la Marina de Guerra Republicana, así como de las fuerzas de Orden Público. De todos ellos, los historiadores han podido determinar con exactitud, mediante nombre y apellidos, la defunción o desaparición en combate de 372 componentes de la expedición. Seis de ellos eran milicianas del Batallón Femenino de Catalunya que llegaron el 17 de agosto, integradas en la columna del comandante Antonio Calero.

Un dato que no es baladí teniendo en cuenta que la de Mallorca fue la primera batalla de la historia de España en la que participó un batallón formado íntegramente por mujeres. Pertenecientes al Partido Socialista Unificado de Catalunya (PSUC), habían recibido una instrucción íntegramente femenina y se habían integrado en columnas como la Rosa Luxemburgo. Tan solo Rusia había contado con unidades femeninas durante la Primera Guerra Mundial con cerca de un millón de integrantes. Y fue en la isla, además, donde murió la primera mujer luchando en el frente: Amalia Lobato Rosique.

Nacida en Cartagena y militante de UGT, Lobato se alistó con 22 años y fue enviada al cuartel Carles Marx para recibir instrucción militar. El 16 de agosto de 1936, embarcó en el buque Ciutat de Tarragona, encuadrada en la centuria 16 grupo 2, bajo el mando de Calero. El 17 llegaron a Maó y el 18, a Mallorca, donde se desplegaron en el sector de Son Carrió. El mismo día que entró en combate, el 20 de agosto, recibió un disparo de bala en el vientre y fue trasladada al hospital de sangre de Ciutadella, donde murió tres días después, convirtiéndose en la primera mujer caída en defensa de la Segunda República. Sus restos están en el osario del cementerio de Ciutadella. Su figura ha sido recientemente recuperada por Berger, artífice de la creación del Museo Virtual de la Mujer Combatienteen el que, con el apoyo de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, vuelca resultados que no paran de crecer: la lista de mujeres documentadas asciende a las 6.280 en total. 

Junto a Amalia, cinco enfermeras del bando republicano fueron asesinadas de manos de los fascistas en la Batalla de Mallorca. Son conocidas como 'las milicianas de Bayo': Teresa Bellera, María García, las hermanas Daría y Mercè Buixadé y una quinta cuyo nombre se desconoce, aunque fue autora del Diari d’una miliciana, en el que narraba aquellos días de caos y lucha. Fue publicado en el semanario Arriba, pero nunca se ha encontrado el manuscrito original. El relato sirvió de base para el documental Milicianas dirigido por Tània Balló y el manacorí Jaume Miró.

Las cinco fueron detenidas junto a otros muchos milicianos y conducidas hasta Manacor. Allí, según explica Aguilera –a partir de una investigación de Antoni Tugores– fueron “exhibidas como un trofeo” frente a la Escuela Graduada de Palma, donde se les hizo la única fotografía que se conserva de ellas. Según Tugores, todas ellas fueron violadas, severamente interrogadas e incluso se las quiso hacer pasar por prostitutas antes de acabar fusiladas. En marzo de 2023, durante la tercera fase de excavaciones del Plan de Fosas y Memoria Democrática del anterior Govern balear de izquierdas, fueron localizados en el cementerio manacorí de Son Coletes los restos de tres mujeres que podrían pertenecer a estas milicianas. 

La de Mallorca fue la primera batalla de la historia de España en la que participó un batallón formado íntegramente por mujeres. Y fue en la isla, además, donde murió la primera mujer luchando en el frente: Amalia Lobato. Junto a otras compañeras, fue detenida, violada, interrogada y fusilada por los fascistas

El fracaso de la Batalla de Mallorca

Como señalan Aguilera y Berger en su reciente estudio, la Batalla de Mallorca fue un combate con alto número de bajas, pero con escasas bajas mortales debido a la exigua capacidad mortífera de los combatientes, la baja calidad de las armas, la duración del enfrentamiento, la desorganización y la orografía. La irrupción de la aviación italiana, el 28 de agosto de 1936, fue determinante para el fracaso del desembarco. Los fascistas italianos eliminaron todos los viejos hidroaviones republicanos y la batalla se dio por terminada con una retirada en orden de los republicanos durante la noche del 3 al 4 de septiembre. A partir de ese momento, la instalación del contingente italiano convirtió la isla en un gran portaaviones dedicado a bombardear sin descanso el litoral republicano del Mediterráneo, con más de 5.000 víctimas mortales, y bloquear las rutas marítimas de suministro de la URSS.

Los dos historiadores señalan que las consecuencias de la derrota fueron “desastrosas” para el bando republicano. La más importante, la feroz represión que los golpistas desarrollaron en la isla, con unas 1.200 víctimas mortales, de acuerdo a los datos manejados por el historiador Bartomeu Garí, quien en una de sus investigaciones asevera que la cruel represión ya había sido planificada meses antes de que el golpe triunfara en Mallorca y sería perfectamente ejecutada por falangistas, militares, autoridades civiles, redes clientelares de derechas, capellanes e, incluso, por familiares de las propias víctimas. En la isla enseguida entraron en escena, además, los campos de concentración y la utilización de los presos franquistas para erigir y acomodar las infraestructuras a los intereses de los fascistas.




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