Pagar la cuota del gimnasio o hacerte con un equipo para casa: ¿qué sale más rentable?
La inversión en una cuota de gimnasio puede ser importante pero, ¿tanto como para justificar comprar tu propio equipo de ejercicio?
¿Es cierto que hay que caminar 10.000 pasos al día?
Todos los años, en el mes de enero, muchas personas deciden hacer ejercicio, y en muchos casos esto implica hacerlo en un gimnasio. Pero también pueden pensar que, si compran equipamiento para hacer ejercicio en casa, podrían ahorrar algo de dinero y además tenerlo siempre a mano.
Pero elegir entre pagar una cuota mensual de gimnasio o invertir en un equipo de gimnasio en casa no es solo cuestión de dinero. Influye el espacio disponible, nuestro nivel de forma física y objetivos de entrenamiento y, sobre todo, la motivación para hacer ejercicio.
El coste de un gimnasio en España
En España, el precio mensual de un gimnasio medio oscila entre los 30 y 50 euros. Los gimnasios premium pueden costar más de 70 euros mensuales, mientras que cadenas low-cost como Basic-Fit o McFIT ofrecen cuotas desde 20 euros. Esto supone un gasto anual promedio de entre 240 y 600 euros, sin incluir matrícula inicial, que en algunos casos puede costar entre 30 y 100 euros.
A este coste se suma el tiempo y dinero empleados en el transporte hasta el gimnasio, así como otros posibles gastos asociados, como ropa específica, taquillas de alquiler o incluso la cafetería del centro. Sin embargo, los gimnasios ofrecen acceso a instalaciones que sería difícil reproducir en casa, como saunas, piscinas, salas de pesas con máquinas específicas o grandes salas de actividades, que podrían justificar por sí solas el precio.
El coste del equipo de gimnasio en casa
Montar un gimnasio en casa requiere, además de la disposición de un espacio dedicado a ello –algo nada fácil hoy en día–, una inversión inicial significativa. Por ejemplo, un equipo básico que incluya pesas, una barra, discos, una esterilla y un banco ajustable puede costar entre 300 y 600 euros. Si se incluyen máquinas como una bicicleta estática, una elíptica o una cinta de correr, el coste puede superar fácilmente los 1.000 euros. Para quienes tengan más experiencia y un buen estado de forma, replicar el equipo de un gimnasio con jaulas para entrenar con barras o sistemas de poleas, la inversión puede llegar a los 2.000 euros o más.
Aunque esta cifra puede parecer alta, hay que tener cuenta que el equipo se amortiza con el tiempo. Por ejemplo, si el gasto inicial es de 1.000 euros, y comparamos con una cuota mensual de gimnasio de 50 euros, la inversión se amortizaría en aproximadamente 20 meses.
Esto no incluye costes adicionales como apps de entrenamiento, cuyo precio suele oscilar entre cinco y 15 euros mensuales. Las aplicaciones de entrenamiento pueden sustituir en cierta medida las clases dirigidas o los entrenadores personales que ofrecen los gimnasios. Algunas apps ofrecen planes personalizados, seguimiento de progreso y tutoriales de ejercicios. Aun con este coste adicional, el gimnasio en casa sigue siendo más rentable a largo plazo para quienes lo utilizan de manera constante.
El gimnasio frente al gimnasio en casa
A la hora de decidir, no solo el coste es importante. La inversión en cuotas de gimnasio o el equipamiento para casa se convierte en una pérdida inmediata de dinero si no vamos a entrenar, en el primer caso, o si el equipo se convierte en un carísimo perchero, en el segundo.
El gimnasio ofrece una ventaja fundamental: la motivación externa. Ir al gimnasio nos obliga a salir de casa, y una vez allí, hay pocas excusas para no entrenar. Sin embargo, con el equipo en casa podemos distraernos con cualquiera de las muchas obligaciones y distracciones cotidianas que están frente a nosotros, desde limpiar el baño hasta ver una serie online. Si además disponemos de un entrenador personal o nos apuntamos a clases colectivas de ejercicio, la motivación se ve reforzada por la actividad común y el sentido de responsabilidad. Estar rodeado de otras personas que entrenan puede resultar inspirador, y el personal del gimnasio está disponible para resolver dudas o ayudar con el equipo. En este caso también es más probable que notemos antes los resultados en nuestro cuerpo y bienestar, con lo que el refuerzo positivo es aún mayor.
Sin embargo, las ventajas del gimnasio también pueden convertirse en desventajas. El hecho de que tengamos que salir de casa añade una barrera inicial, especialmente si debemos desplazarnos a un sitio apartado. Estar rodeado de otras personas puede resultar intimidante para quienes no se sienten demasiado seguros de su cuerpo o sus habilidades. Además, los gimnasios pueden estar masificados en horarios punta, lo que dificulta el acceso al equipo.
Si tenemos el especio necesario y un buen equipamiento, el gimnasio en casa ofrece una comodidad inigualable. Entrenar sin horarios fijos ni desplazamientos permite ahorrar tiempo y flexibilizar nuestro entrenamiento. En casa tenemos privacidad y control total sobre el entorno, incluyendo la música, la iluminación, la temperatura y más importante, la compañía.
No obstante, también tiene inconvenientes. Los equipos caseros, a no ser que se invierta mucho dinero, no tienen ni las posibilidades ni las cargas que ofrecen los gimnasios. Por ejemplo, si compramos una mancuernas de cinco kilos, puede que se queden cortas en unas pocas semanas, y entonces nos veremos obligados a comprar unas de mayor peso. Esto está aún más presente para quienes están en un buen estado de forma relativo y necesitan un poco más de intensidad.
Lo más importante es que entrenar en casa requiere disciplina y motivación, aislarse de los muchos estímulos que tenemos, desde la televisión hasta el móvil o la cocina, y concentrarse durante un buen rato en el entrenamiento. Si no tenemos esa costumbre o motivación, es más probable sucumbir a las distracciones. Aquellos con quienes convivimos, como los niños o los animales, son distracciones aún más poderosas. El espacio también tiene su papel, ya que no todas las viviendas tienen suficiente lugar para montar un gimnasio que realmente sea funcional.
Para quienes buscan flexibilidad, ahorro a largo plazo y tienen espacio disponible, un gimnasio en casa puede ser la opción más rentable, suponiendo que cuenten con la motivación necesaria. Sin embargo, quienes valoran la variedad de equipos, las clases dirigidas y la motivación externa pueden encontrar que la cuota del gimnasio merece la pena.