Testaferros y 65.000 dólares llegados de México: así compró en 1936 el PNV el palacio de París que ahora ha recuperado
Un informe del Estado corrobora la titularidad histórica del edificio del 11 de la avenida de Marceau luego ocupado por los nazis y cedido a los franquistas y el PP ataca a Sánchez por cederlo al PNV cuando Aznar y Rajoy también se lo ofrecieron
El reloj del siglo XIX que acompañó al lehendakari Aguirre en el exilio de París vuelve a estar en hora
“Espero que nos mantengamos debidamente en nuestra casa y que caiga antes Franco que nosotros salgamos de ella”. El primer lehendakari, José Antonio de Aguirre, del PNV, erró en su vaticinio en una carta que envió al delegado del Gobierno de Euzkadi –entonces con 'z' y no con 's'– y espía de la CIA Jesús de Galíndez. Hablaba del lujoso palacete del 11 de la avenida Marceau de París adquirido mediante testaferros del PNV al inicio de la Guerra Civil, como acredita un informe historiográfico, y que luego fue la sede de la autonomía vasca en el exilio hasta ser ocupada por los nazis, que lo pusieron en manos del franquismo, que aguantó bastante más de lo que soñaba Aguirre. Lo que ahora es una de las dos sedes del Instituto Cervantes, casi un siglo después, vuelve a ser de titularidad del PNV. El Gobierno de Pedro Sánchez, en un decreto ómnibus publicado en Nochebuena y en desarrollo de la nueva normativa de memoria democrática, ha restituido el edificio ubicado en el centro de la capital de Francia, así como otros dos inmuebles en el exterior. Al menos hasta 2030, el Instituto Cervantes podrá seguir haciendo uso de esas instalaciones, aunque tendrá que abonar una renta “de mercado” al PNV, que celebra lo que entiende como un resarcimiento histórico.
La medida –en diferido, ya que pasó de puntillas en la discusión política cuando trascendió– ha levantado polvareda en los últimos días. El portavoz del PP, el vasco Borja Sémper, ha acusado a Sánchez de haber convertido su Gobierno en un “zoco” en el que los socios actúan como “acreedores” y cambian su apoyo por prebendas. “El PNV no negocia por Euskadi. Negocia por su negocio”, ha agregado el líder de los 'populares' en Euskadi, Javier de Andrés. “Por fin conocemos el motivo que ha llevado al PNV a arrastrarse defendiendo todos los disparates del Gobierno de Sánchez y a Aitor Esteban a ejercer como portavoz adjunto del PSOE. Bienvenidos a la historia de cómo el Gobierno ha convertido al PNV en el casero de España”, escribe también en X el PP en alusión al supuesto enriquecimiento del PNV.
Se da la circunstancia de que, según contó en 2021 a este periódico Iñaki Anasagasti, ex hombre fuerte del PNV en Madrid durante años, el PP ofreció también el palacio de Marceau en 1996, cuando José María Aznar precisaba de los apoyos nacionalistas para su primera legislatura. El propio Aznar y el entonces líder peneuvista, Xabier Arzalluz, hablaron de ello y el ministro Francisco Álvarez Cascos ordenó a un secretario de Estado negociar el traspaso de la titularidad del edificio a los nacionalistas. Aparentemente, siempre según Anasagasti, el PP llegó a ofrecer al PNV una compensación económica por el uso del palacio del Instituto Cervantes, algo que no colmaba las expectativas del PNV al entender que recuperar la propiedad tenía mucho de simbolismo. Jaime Mayor Oreja paró la operación cuando las relaciones entre ambos partidos se enfriaron. En X, el PNV ha agregado que también Mariano Rajoy, que tuvo a De Andrés como delegado en Euskadi, se comprometió a ceder Marceau cuando negociaba con los nacionalistas. “Se ha hecho justicia”, recalcó en Antena 3 Aitor Esteban.
La reclamación legal sobre el palacio parisino ha tenido, en efecto, varios recorridos históricos. El caso llegó al Tribunal Supremo en 2003. La Justicia, al tiempo que había admitido la propiedad de otros bienes del PNV incautados por el franquismo, la denegó en este caso. En aplicación de una ley de 1998 se entendió que Marceau nunca fue incautado por el Estado y que la propiedad le fue asignada al franquismo por una sentencia judicial en Francia. La jurisprudencia, sin embargo, ya no es válida porque la nueva normativa de memoria democrática de 2022 es más garantista con los derrotados en la Guerra Civil que la de 1998 aun cuando haya formalismos legales que prueben la propiedad de determinados bienes. En el informe historiográfico que apoya la disposición adicional del decreto de traspaso del edificio se recuerda expresamente que no se puede orillar que toda la legalidad construida para apropiarse del palacete era la de una Francia ocupada y colaboracionista con el régimen nazi y la de una España surgida de una sublevación militar ilegítima.
El palacio de la avenida de Marceau –que en el mapa de París es un bulevar hausmaniano que conecta el Sena con el arco de triunfo– nunca estuvo a nombre del PNV. Pero su adquisición sí fue promovida por gentes del PNV. Es conocido –y así lo dejó constar también el Supremo– que desde la dictadura de Miguel Primo de Rivera el partido empleaba “testaferros” o intermediarios para preservar su patrimonio. “Lo expuesto descarta que careciera de toda lógica o razón de ser la adopción de decisiones, en aquel tiempo, dirigidas a preservar el patrimonio frente a la acción gubernamental, como pudieran ser las de exteriorizar una apariencia de titularidad dominical en manos de personas o entidades distintas del Partido Nacionalista Vasco”, se puede leer en una resolución de 2022 en la que el Supremo concedía al PNV una indemnización de 150 millones de pesetas (unos 900.000 euros, entonces recién estrenados) por la incorrecta aplicación que el Gobierno de Aznar había hecho de la restitución patrimonial a partidos derrotados en la Guerra Civil en un caso diferente al de la sede de París, el de un viejo 'batzoki' de Bizkaia.
El dictamen historiográfico del secretario de Estado, Fernando Martínez López, ha recabado el análisis del profesor Óscar Álvarez Gila y de Xabier Hualde Amunárriz, ambos de la UPV/EHU. Se indica que la sede de París fue empleada como base de operaciones principal del Gobierno de Euzkadi en el exilio, así como de otros organismos auxiliares. Aquel Ejecutivo se constituyó en octubre de 1936, cuando los sublevados ya habían conquistado Vitoria y Pamplona el mismo día del golpe de Estado y Donostia, en septiembre. Bilbao cayó en junio del año siguiente y los nuevos organismos autonómicos se ubicaron en el extranjero. El informe recalca que “el uso” o el “significado” del edificio no ha confundirse con su propiedad. Y añade que “es capital” entender que “el uso de testaferros o sociedades pantalla” por razones políticas y de seguridad en un contexto de guerra dota de “complejidad” al estudio de la historia concreta de este inmueble.
Más en detalle, “se identifica como donante de los fondos que pagaron el inmueble a Francisco Belausteguigoitia Landaluce, emigrante vasco residente en México, con unos fuertes vínculos personales con el PNV”. Se apunta que “en el fondo documental de la familia Belausteguigoitia–Arocena, conservado en el Archivo de la Universidad Iberoamericana–Laguna en México, se encuentra la confirmación documental del envío de fondos al tesorero del PNV Heliodoro de la Torre”. De la Torre, que luego fue responsable de Hacienda en el Gobierno de Aguirre, fue el creador de la efímera peseta vasca, las monedas y billetes propios emitidos en Euzkadi durante la Guerra Civil. La “orden telegráfica” con las instrucciones para el envío de 65.000 dólares estadounidenses se dio el 12 de septiembre de 1936. La fecha es muy relevante, porque entonces aún no estaba aprobado el Estatuto ni creado el Gobierno de Euzkadi. “De la Torre, receptor de los fondos, es el tesorero del PNV, por tanto, es el gestor económico de dicho partido, en el momento de recibir los 65.000 dólares y no de un Gobierno que aún no existía”, se puede leer en el informe historiográfico.
Y sigue: “La pista del dinero, una vez llegado a París, según ambos informes, continúa a través de un personaje que va a desempeñar un papel muy relevante en el proceso de adquisición, Marino de Gamboa, quien es reconocido sin disputa, tanto desde la historiografía como por testimonios documentales, como el primer adquiriente del edificio, que permanecerá legalmente en su posesión hasta 1939”. ¿Quién era Gamboa? “Gamboa era de origen vasco y de nacionalidad estadounidense, pertenecía al PNV y contaba con vinculaciones personales y un alto grado de confianza por parte de los responsables del partido. Armador de buques y comerciante naval, mediante negocios que dirige desde Londres, Fue encargado, a través de su participación en la Mid Atlantic Shipping Company Ltd., del abastecimiento de material bélico al ejército de la República”. ¿La conclusión? “Se distinguen claramente la cuenta y fondos pertenecientes al PNV de los pertenecientes al Gobierno vasco, y los 65.000 dólares procedentes de México se incluyen en las cuentas del partido, y no del Gobierno. El seguimiento de estas sucesivas transferencias sirve para determinar que en ningún momento pasó el dinero por manos del Gobierno vasco, sino que fue recibida desde México en una cuenta a nombre del PNV, y que desde esta misma cuenta del partido se transfirió a quien, a la postre, haría la compra del edificio”. En el informe se indica también que “el profesor Álvarez Gila señala que los hijos de Marino de Gamboa presentaron en un proceso judicial previo sendas declaraciones juradas en las que confirmaban que su padre, en lo que respecta a la propiedad del edificio de la avenida Marceau 11, no era sino un testaferro, y que actuaba para ello en beneficio del PNV y no del Gobierno vasco”.
El edificio se pagó en francos franceses, en concreto 1.460.000 abonados al contado. La devaluación del franco era tal que aún sobraba con los 64.982,30 dólares disponibles, ya que por el camino los bancos se quedaron con algunas comisiones. Y “a finales de 1938 se inició el levantamiento de un entramado societario de nuevo cuño que se usaría como nuevo propietario oficial del edificio, siendo así transferida la propiedad del edificio a la sociedad mercantil Finances et Entreprises S.A en 1939”. “Las siete personas que se reparten las 600 acciones por un valor total de 3 millones de francos franceses son, todas ellas, de nacionalidad británica o francesa, residentes en el Reino Unido (5) y Francia (2), con el nexo común de estar, casi todos ellos, vinculados al negocio del tráfico marítimo”, se explica sobre los que estaban detrás de esa tapadera. “El capital fundacional no fue aportado por sus socios accionistas, sino que llegó en su totalidad de manos del tesorero del PNV, siendo por lo tanto los accionistas meros testaferros”, se apostilla. De hecho, el cambio de titularidad se hizo sin entrega de dinero. Fue una compraventa “enmascarada”.
Con De la Torre ya en el Gobierno y fuera del partido, “todo converge en la figura de [Agustín] Alberro Picabea, el tesorero del PNV, como el verdadero gestor en la sombra de las actividades de la sociedad de Finances et Entreprises S.A”.. “Hemos de recordar que Alberro no ejerce legalmente ningún cargo ni pertenece a la nómina de socios accionistas de la empresa, y sin embargo, considera su potestad –y es admitida como tal por la notaría– dar órdenes propias de la gestión interna de la sociedad, sin necesidad de apelar a la pantalla de los testaferros. Esto se pone de relieve en multitud de cartas”, indica el informe. Y se apunta, igualmente, que “esta empresa, además, muestra un alto grado de coordinación y vinculación con otras dos entidades que, igualmente, son sociedades instrumentales usadas por el PNV para amparar legalmente su actividad en el exilio”, “la compañía Continental Transit Ltd. de Londres, y por otro el llamado Comité Basque de Secours aux Réfugiés”. “El nexo de unión entre las tres entidades, que justifica los movimientos económicos realizados entre ellas, es la presencia a su frente de dirigentes del propio PNV, en concreto Doroteo de Ziaurriz (que, no olvidemos, era el máximo dirigente del partido en cuanto presidente del EBB)”, concluye el informe historiográfico.
¿Y qué pasó después? En la web oficial del Gobierno vasco se explica que “la caída de la capital francesa en manos de los nazis en mayo de 1940 provoca su desmantelamiento y la ocupación posterior de las oficinas por parte de la Policía franquista”. Las autoridades españolas tuvieron la ayuda de sus entonces aliados alemanes, que habían ocupado Francia, en concreto de la Gestapo. Terminada la II Guerra Mundial, la delegación vasca volvió al palacio de Marceau, pero un tribunal francés ya había autorizado su desalojo durante la ocupación y el colaboracionismo. Tras varias resoluciones judiciales, el desahucio se produjo finalmente en 1951, cuando el edificio quedó definitivamente en manos de las autoridades franquistas, que arguyeron que la sociedad mercantil gestora del edificio había obtenido los fondos desviándolos del tesoro español. Nada de eso consta en el informe historiográfico, pero sí se mencionan las presiones de España a Francia para que emitiera una sentencia a su favor.
Las autoridades autonómicas en el exilio se tuvieron que trasladar a la rúa de Singer, primero a un piso y luego a semisótano ocupado hasta que en 1979 se aprobó el Estatuto. Recientemente ha sido restaurado un reloj de gran valor del siglo XIX que estuvo en los edificios vascos de París y que pronto será devuelto a las nuevas dependencias de Euskadi en Francia, ahora en otra ubicación sin relación con las oficinas históricas.
En 1991, el Gobierno democrático español reacondicionó la casa de Marceau para abrir una de las dos sedes en París del Instituto Cervantes, un organismo internacional para la enseñanza y la difusión de la cultura hispánica. Todavía hoy mantiene esa actividad y, además, el edificio ha sido remodelado. En los últimos años, el PNV ha girado visitas a Marceau. Anasagasti ha contado que llegaron a ser invitados varios cargos del partido para conocer el interior y que, al salir, cantaron el himno vasco como homenaje a sus antecesores. Andoni Ortuzar, actual presidente del PNV, se ha fotografiado delante del cartel del Instituto Cervantes para reclamar la titularidad del edificio. Y, en 2016, el entonces lehendakari, Iñigo Urkullu, metió en el buzón del palacio de Marceau una nota manuscrita recordando que se cumplían 80 años de la constitución del primero Ejecutivo de Euzkadi y de la adquisición del edificio.