'El 47' se hace con ocho premios Gaudí en una gala cargada de llamadas al derecho a una vivienda digna y contra los desahucios
La sorpresa la dio 'Polvo serán', que con cuatro estatuillas superó a 'Casa en flames' y 'Segundo premio', ambas con tres y seguidas inmediatamente 'Salve María'
'El 47', la película que cuenta la historia de Torre Baró, el barrio barcelonés que aún se siente abandonado
La decimoséptima gala de los Premios Gaudí, la gran gala del cine catalán, terminó confirmando a El 47 como el fenómeno del año y tal vez un filme que quede para la historia. Por sus componentes de fuerte emotividad y profunda reivindicación social y vecinal, a pesar de estar ambientada en la Barcelona de los 70, esta película resuena más fuerte que nunca en estos días en que la crisis de la vivienda se acentúa en Catalunya y los desahucios son una dolorosa letanía que nadie consigue silenciar.
De este modo, entre repetidas llamadas por parte de los presentadores de la gala a los políticos asistentes en la sala –entre ellos el president de la Generalitat, Salvador Illa, y el alcalde de Barcelona Jaume Collboni– para que tomen cartas en el asunto de una manera más decidida en el problema de la vivienda, El 47 se ha alzado con ocho estatuillas: mejor actriz secundaria, mejor maquillaje, mejor vestuario, mejores efectos visuales, mejor dirección de producción, el Premio Especial de Público, mejor actor masculino y mejor película.
El 47 se ha alzado con ocho estatuillas: mejor actriz secundaria, mejor maquillaje, mejor vestuario, mejores efectos visuales, mejor dirección de producción, el Premio Especial de Público, mejor actor masculino y mejor película
En segundo lugar se ha situado, dando la sorpresa, Polvo serán, la metáfora fílmica sobre la muerte digna de Carlos Marqués-Marcet, que se ha llevado cuatro premios: mejor dirección artística, mejor montaje, mejor música y mejor película en lengua no catalana. A continuación se situó Segundo premio, que consiguió tres estatuillas, entre ellas la de mejor dirección para Pol Rodríguez e Isaki Lacuesta. Y finalmente Casa en flames sufrió la gran decepción de la noche, pues a pesar de estar nominada a catorce categorías, la película de Dani de la Orden solo consiguió tres premios, aunque los tres de cierto peso: mejor actor secundario, mejor guion original y mejor actriz.
Comienzo frío con vostezos entre el público
La gala, presentada por Paula Malia y Marc Clotet, tuvo un inicio algo frío y dubitativo, con tímidas referencias a que dos de las cintas nominadas –Mamífera y Salve María– hablan sobre la maternidad no deseada. También celebraron los presentadores que este año se han alcanzado sendos récords de taquilla en el cine en catalán gracias sobre todo a El 47 y Casa en flames, que entre ambas han cosechado más de un millón de entradas vendidas, sin duda los mejores datos de la historia.
Las intervenciones de la cómica Judit Martín intentaban caldear el ambiente, pero le costaba que el público conectara con su discursos y se comenzaron a ver los primeros bostezos, algunos entre las principales personalidades asistentes, entre las que destacaban los hermanos Bayona, Ángela Molina, Antonio de la Torre, Emma Vilarasau, Ángela Molina, Enric Auquer o David Verdaguer.
En este ambiente inicial, un tanto dubitativo, se anunció en premio para la mejor actriz secundaria a Clara segura por El 47. En ausencia de la actriz, la joven Zoe Bonafonte leyó el discurso de Segura, que entregó el premio a la Asociación vecinos y vecinas de Torrebaró, barrio donde transcurre el filme.
Seguidamente se otorgó el premio al mejor secundario, entregado por la actriz vasca patricia Lopez Arnaiz. Lo ganó Enric Auquer por Casa en flames. Salió el actor ampurdanés a la palestra y con él comenzó todo: llamó sin más preámbulos a todo el mundo el próximo 31 de enero a frenar el desahucio de la casa Orsora, situada en el ensanche barcelonés y uno de los símbolos de la lucha contra la especulación de los fondos buitre. Los aplausos resonaron en el auditorio del Fòrum, donde tuvo lugar la gala, y dejaron claro a los políticos asistentes que tendrían que afrontar unas cuantas situaciones embarazosas durante la noche.
Se leyó después el premio al mejor cortometraje, que fue para El príncep, de Alex Sardà y que protagoniza precisamente Enric Auquer, primo hermano del director. Tras este premio empezó el festival de El 47, que obtuvo a continuación los galardones al mejor maquillaje –Karol Tornalia, que transforma a Eduard Fernández en el taciturno Manolo Vital– y mejor vestuario para Olga Rodal e Iranzu Ortiz.
Pep Ambrós rompe la gala
Pero pronto hizo aparición Polvo serán, insinuando que su protagonismo en la gala sería mayor del esperado. Obtuvo mejor dirección artística. Volvió entonces El 47 con el premio a los mejor efectos visuales y cuando parecía que la gala seguiría toda la noche con su tono tedioso apareció de entre el público el actor Pep Ambròs rompiendo la cuarta pared para protestar por las ínfulas de una gala cargada de superficialidad.
Tras denunciar que Barcelona no es Hollywood, se quitó la americana y la camisa, mostrando entonces una camiseta negra del Sindicat de llogareres (sindicato de inquilinas), una asociación muy activa contra los abusos en materia del alquiler. Los aplausos fueron tan unánimes como la incomodidad que se reflejó en las caras de las autoridades políticas. Echó Ambròs a Paula Malia y Marc Clotet y siguió él con la gala, que sin duda ganó con este giro de guion.
Bajo la batuta de Ambròs, se otorgó el premio a la mejor dirección de producción (el 47); mejor película documental (para Diari de la meva sextorsió, de Patricia Franquesa); mejor montaje (Polvo serán) y mejor dirección de fotografía, que se llevó Takuro Takeuchi por su trabajo en Segundo premio. Hizo entonces un inciso Ambròs para denunciar los abusos sexuales en la profesión. “Basta de complicidad con los agresores”, dijo para pedir a continuación “que caigan todos”.
Llegó entonces el momento del Premio Especial del Público, que leyó la periodista Mònica Terribas. Fue, cómo no, para El 47. Hablaron entonces Marcel Barrena y Joana Vital, la nieta de Manolo Vital, el conductor que secuestró el autobús, personaje protagonista de la cinta. Barrena cargó entonces en la misma dirección que Auquer, haciendo referencia a que el artículo 47 de la Constitución “dice que todos derecho a una vivienda digna”. Añadió el director que el mismo artículo del Estatut de Catalunya reza literalmente que “los poderes públicos deben facilitar el acceso [a la vivienda] por medio de la promoción de vivienda pública y de vivienda protegida”. Las autoridades no sabían dónde mirar tras aquellas palabras.
Eduard Fernández, mejor actor
La gala prosiguió con el premio a la mejor película extranjera, para Anatomia de una caída, y el galardón al mejor filme de animación para Mariposas negras, que aborda el drama de los millones de refugiados climáticos que hay en el mundo. Recogió la estatuilla su director, el tinerfeño David Baute, que hizo un llamamiento a la acción contra el cambio climático. El productor de la cinta, Edmon Roch, quiso acordarse al respecto de los damnificados de la Dana del pasado noviembre en la Horta sur de València.
El premio a la mejor dirección novel correspondió a la cineasta Celia Giraldo por su ópera prima Un lugar común. Tras esta concesión, Pep Ambròs desapareció de la sala, no sin antes pasar el testigo de la presentación Marta Torné, quien presentó a la presidenta de la Acadèmia del Cinema Català, Judith Colell, que destacó el buen momento cine en taquilla del cine catalán pero a su vez denostó los casos de abusos revelados durante el último año. Colell mostró su propósito de seguir luchando contra los abusos y destacó la creación de un departamento específico.
La gala prosiguió entonces con el premio a la mejor música original, que fue para María Arnal por Polvo serán. Arnal se sumó a Auquer en la invitación a frenar el desahucio de la casa Orsola el próximo 31 de enero. Y tras el galardón al mejor sonido para Segundo premio, llegó el de mejor actor protagonista, que se llevó Eduard Fernández. La mejor intérprete revelación fue para Laura Weissmahr por Salve María, de Mar Coll, que ganó a su vez el de mejor guion adaptado.
Fue Eduard Sola quien se llevó el mejor guion original por Casa en flames. Contestando a la falsa polémica alimentada desde algunos medios de Madrid sobre si El 47 es la cinta de los inmigrantes explotados y Casa en flames la de los pijos catalanes explotadores, Sola se dijo hijo y nieto de migrantes andaluces y orgulloso de hoy poder escribir guiones. “Podría destacar las humillaciones a las que ha sido sometida mi familia por su ignorancia, pero prefiero celebrar el progreso que yo represento y que se debe a las políticas públicas”, soltó para pedir que esas mismas políticas se apliquen a los nuevos migrantes a fin de que un día sean como él guionistas catalanes.
Y ya al final de la gala, tras el Gaudí de Honor para el legendario productor Paco Poch, que reivindicó en su discurso el objetivo lúdico, alternativo y experimentador del cine que ha producido en su carrera, Emma Vilarasau (Casa en flames) le ganó el Gaudí de honor a otra gran dama del cine como es Ángela Molina y que optaba por Polvo serán, que por cierto ha sido totalmente ignorada en las nominaciones a los Goya. En cambio, en Barcelona la cinta de Carlos Marqués-Marcet se hizo con el Gaudí a la mejor película en lengua no catalana, redondeando las cuatro estatuillas.
Y hubo tiempo para una sorpresa final, pues Ikaki lacuesta y Pol Rodríguez se llevaron el Gaudí a la mejor dirección por Segundo premio. Y para cerrar, se coronó El 47 como la mejor película de la 17 gala de los Premios Gaudí. Ahora toca ver qué tal se desenvolverá la cinta de Barrena, rodada medio en catalán, medio en castellano y no doblada fuera de Catalunya, en la gala de los Goya, el próximo 8 de febrero.