Poco demandantes y muy vistosas: guía definitiva para llenar tu casa de suculentas
Muchas suculentas son una buena opción para zonas con poca luz, pero necesitan al menos entre cuatro y seis horas de luz al día si no quieres que se deformen o pierdan su color
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Las plantas suculentas no solo son esas plantas hechas a medida para los que tenemos poco espacio en casa y somos algo despistados, sino la mejor opción para aquellas personas que buscamos una opción sostenible y poco demandante en agua.
Estas campeonas del reino vegetal proceden de climas duros, áridos y con muy pocas lluvias. Por eso en casa son una opción estupenda que requiere poca atención. Aquí una guía para cuidarlas bien.
¿Qué son las suculentas?
Las suculentas, además de ser esas plantas carnosas sin espinas que vemos en los viveros, componen también al equipo de los cactus. ¿Por qué? “Suculenta”, proviene del latín “sucus”, que significa jugo o savia, reflejando su capacidad de almacenar agua en tejidos carnosos, ya sea en hojas, tallos o raíces. Este atributo les permite sobrevivir en estos entornos tan extremos, adaptándose a condiciones de sequía prolongada.
Además, incluyen una increíble variedad de especies, con entre 10.000 y 12.000 identificadas hasta ahora. Un vistazo rápido a las distintas familias botánicas para que las identifiques al verlas:
- Aizoaceae: originarias del sur de África, son conocidas por sus pequeñas y coloridas flores que parecen margaritas. Algunas plantas conocidas son los Lithops (“plantas piedra”, que imitan guijarros para camuflarse), Delosperma cooperi (cubresuelos con flores fucsias) o Fenestraria aurantiaca (de hojas traslúcidas).
- Cactaceae: son especies nativas de América, adaptadas a entornos áridos gracias a sus tallos carnosos y espinas protectoras. Buenos ejemplos son la Carnegiea gigantea (“saguaro”, icónico por su tamaño imponente, del suroeste de Estados Unidos y México), Mammillaria gracilis (compacta y espinosa, común en jardines de México), Opuntia ficus-indica (nopal, conocido por sus frutos comestibles, los higos chumbos).
- Crassulaceae: son originarias de distintas partes del mundo y destacan por sus hojas gruesas y colores variados. Ejemplos: Echeveria elegans (roseta perfecta y color grisáceo), Crassula ovata (“árbol de jade”, famosísima por verla en casi todas nuestras casas) y Sedum rubrotinctum (hojas en forma de gajos que cambian de verde a rojo cuando hace frío).
- Euphorbiaceae: muchas de estas plantas son de África, con látex y formas variadas. Por ejemplo, la Euphorbia tirucalli (“árbol de lápices”, de ramas delgadas y cilíndricas), Euphorbia milii (“corona de espinas”, arbusto con flores pequeñas y persistentes) y Euphorbia obesa (redonda y sin espinas).
- Asphodelaceae: hogar de los aloes y Haworthias, con aproximadamente 700 especies africanas, reconocidas por sus hojas en roseta y propiedades útiles. La conocida Aloe vera (medicinal y decorativa), Haworthia fasciata (“planta cebra”, con hojas rayadas, de Sudáfrica) o Gasteria bicolor (de hojas gruesas y con motas, de Sudáfrica).
Cuidados básicos
- Luz adecuada:
Muchas suculentas son una buena opción para zonas con poca luz, pero necesitan al menos entre cuatro y seis horas de luz al día si no quieres que se deformen o pierdan su color. Sitúalas en lugares luminosos como ventanas orientadas al sur o al este, y si optas por cactus, mejor ponlos al sol directo ya que son auténticos campeones a la hora de soportar el calor. Lo mejor es que te informes de qué le gusta a cada especie y la pongas en su lugar favorito. Uno de los errores típicos es colocarlas en lugares completamente oscuros pensando que “sobreviven a todo”, lo cual debilita la planta y la hace propensa a enfermedades.
- Riego cuando toca:
Riega únicamente cuando el sustrato esté seco al tacto y en la época del año que corresponda. Durante el invierno, la mayoría de las suculentas no se riegan porque entran en un estado de reposo vegetativo debido a las bajas temperaturas y la reducción de luz solar. Así que toca guardar la regadera hasta la primavera. Sin embargo, algunas especies, como Haworthia fasciata, Aloe aristata y Gasteria bicolor, pueden necesitar riegos muy ligeros si están en ambientes secos o calefaccionados, para evitar que sus raíces se deshidraten. Regar 'por si acaso' en invierno suele provocar pudrición de las raíces.
Sustrato adecuado:
Utiliza una mezcla especial para cactus y suculentas que garantice un buen drenaje. Mezcla tierra ligera con arena gruesa y perlita para evitar encharcamientos que puedan pudrir las raíces. Para asegurarte de que el sustrato se empape bien, puedes regar por inmersión durante unos 15 minutos. Usar tierra de jardín convencional, que retiene demasiada humedad, aumenta el riesgo de pudrición.
- Macetas con drenaje:
Es esencial que las macetas tengan agujeros en la base para eliminar el exceso de agua. Si usas macetas decorativas sin drenaje, coloca una interna perforada para mantener las raíces sanas. Usar macetas sin agujeros y no prestar atención al exceso de agua acumulada puede ahogar a la planta.
- Protección contra el frío:
Como muchas de estas plantas proceden de climas cálidos, deberás proteger a tus suculentas de heladas y temperaturas por debajo de 5°C. Si están en exteriores, cúbrelas con mantas térmicas o trasládalas a interiores protegidos. Dejarlas expuestas a heladas pensando que “son resistentes” puede dañarlas irreversiblemente.
- Fertilización ocasional:
A las suculentas también les gusta que les den de comer, así que durante primavera y verano, aplica un fertilizante específico para suculentas una vez al mes. Asegúrate de diluirlo adecuadamente para evitar daños en las raíces. Fertilizar en exceso pensando que más es mejor puede quemar las raíces y perjudica el crecimiento.
- Revisión de plagas:
Inspecciona regularmente tus plantas para detectar plagas como cochinillas y ácaros. A estos insectos les encanta alimentarse de los tejidos carnosos, así que, si los detectas, actúa cuanto antes con insecticidas específicos o métodos naturales. Evita utilizar mejunjes caseros poco o nada efectivos. Infórmate bien de la plaga que tienes y actúa en consecuencia.
Propagación de suculentas
Si algo bueno tienen las suculentas es que son una opción superfácil para multiplicarlas casi sin esfuerzo. Para hacerlo bien hay dos formas:
- Por esquejes de hoja: elige una hoja sana y córtala con cuidado. Deja secar la base durante unos días para que cicatrice y luego colócala sobre un sustrato seco sin enterrar. Mantén el sustrato ligeramente húmedo hasta que aparezcan raíces.
- Por esquejes de tallo: corta un segmento del tallo con hojas. Deja secar la base del corte al aire durante unos días. Planta el tallo en un sustrato adecuado y riega con moderación una vez que haya enraizado.
Ya sabes, además de cuidarlas bien, podrás tener copias idénticas de tus suculentas favoritas y regalarlas a los tuyos.