Coñac de garrafa
Hubo un tiempo en el que los quioscos florecían a lo largo y ancho de las Ramblas. Con ellos despuntaron aquellas publicaciones gamberras y transgresoras que anunciaban la primavera de Barcelona: Ajoblanco, Makoki, Ozono, Por Favor, Star... todavía me asalta el recuerdo de sus cabeceras. También se vendían libros, novelas de Vázquez Montalbán, de Juan Madrid y de Raúl Núñez, ese otro autor que retrató como nadie la sordidez de aquella época, cutre y mágica a la par, en la ciudad más española de toda la península, me atrevo a decir.
Raúl Núñez venía de Argentina y cayó en nuestro país dispuesto a incorporar la realidad de la ciudad a sus ficciones. De ahí viene Sinatra, la novela que ahora leo, la historia de un perdedor con aroma a personaje de novela negra cuyo parecido con Sinatra es tan evidente que todo el mundo lo llama así. La reedición de esta novela se la debemos a la iniciativa de Juan Puchades y Alfons Cervera, que han juntado entusiasmo para rescatar a uno de los autores más significativos de los ochenta, cuando las jeringuillas se afilaban como cuernos de luna y el humo de los canutos envolvía los rincones más oscuros de aquellos bares donde hasta la leche que cortaba el café era negra.
Entonces no había redes sociales ni cacharritos ni zarandajas; a lo más que se llegaba era a contactar por correspondencia en las páginas de anuncios por palabras de las revistas. Así es como Sinatra conoce a algunas mujeres, y también a algún que otro loco que llena de cordura la realidad grasienta de una época que ya no existe. Pensiones, soledades, naufragios y coñac de garrafa, eso y más es Sinatra, la novela de Raúl Núñez reeditada ahora por Efe Eme, y que tuvo su adaptación cinematográfica a cargo de Francesc Betriu con un Alfredo Landa en su mejor papel dramático. La banda sonora la puso Joaquín Sabina, quien también sale en la peli caracterizado como Groucho Marx. ¿Quién me ha robado el mes de Abril? se compuso para la ocasión y también esa otra canción que es una rareza y que se puede escuchar por el youtube, y que no es otra que Viejo blues de la soledad pero con la letra cambiada, y que se titula ¿Dónde vas Sinatra?
Son canciones que en su día sacó en uno de sus mejores discos: El hombre del traje gris. Pero volvamos a las Ramblas, a esos quioscos de época, al colorido de publicaciones; nada que ver con lo que sucede ahora que venden imanes para la nevera, camisetas del Messi y banderas de la estelada made in China. Nada que ver la música de entonces, el guitarreo ochentero con la de ahora, con el tactactac de las ruedas de las maletas que van y vienen por las Ramblas convirtiendo Barcelona en una ciudad más al servicio del turismo; sí. Un turismo tan globalizado que busca café del Starbucks para sentirse como en casa, nada que ver con aquellos baretos de boquerón en vinagre y caña de cerveza en los que Sinatra acompañaba su soledad de muchas lunas. En fin.