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Январь
2025

Conviviendo con el enemigo en el CNIO: claves de la guerra abierta en el mayor centro de investigación contra el cáncer

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Esta semana el Patronato del buque insignia de la lucha contra el cáncer estudia los informes de la directora científica, Maria Blasco, y el director gerente, Juan Arroyo, para decidir sobre su continuidad tras las acusaciones de mala gestión. Esta es la intrahistoria de una crisis que lleva años gestándose

Maria Blasco prepara una denuncia ante la Fiscalía contra el gerente del CNIO, denunciado por malversación

La última vez que el liderazgo del Centro Nacional de Investigación Oncológica (CNIO) se tambaleó, con la salida de Mariano Barbacid entre 2009 y 2011, la polémica llegó hasta las revistas científicas Nature y Science, que calificaron el episodio como “culebrón”. Más de una década después, el terremoto se repite con algunos de los mismos protagonistas: la entonces recién llegada Maria Blasco afronta ahora una serie de acusaciones a las que se ha sumado el creador y exdirector del centro y en la que se reviven viejas rencillas.

Desde el pasado 11 de diciembre, sobre la gestión de la actual directora científica, Maria Blasco, se han arrojado una serie de sombras, aderezadas por una campaña de noticias falsas desde medios de ultraderecha, con querella de Manos Limpias incluida. Entre los hechos ciertos, el descontento de la plantilla por los bajos salarios, el déficit estructural y la falta de equipos técnicos y la carta firmada por la mitad de los jefes de grupo en la que pedían públicamente la dimisión de Blasco por su falta de liderazgo y trasparencia y la pérdida de competitividad del CNIO.

Blasco niega las acusaciones y asegura no tener poder sobre las decisiones económicas del centro, como establecen los estatutos, además de ser víctima de una situación de bicefalia que perjudica gravemente a la institución y que estudia denunciar ante la fiscalía. El director gerente, Juan Arroyo, es el mismo que estaba en la época de Barbacid y, según trabajadores del CNIO que han sido testigos de las desavenencias, la relación entre ambas direcciones ha sido problemática desde el principio. El Patronato estudiará este miércoles 29 los informes detallados que pidió a ambos hace un mes para decidir sobre su continuidad.

Deslealtad y falta de transparencia

En junio de 2022, Blasco escribió una carta a la entonces secretaria general de Investigación y presidenta del Patronato, Raquel Yotti, en la que pedía auxilio ante la situación y el relevo del director gerente ante lo que denominaba falta de transparencia y deslealtad. “Este comportamiento, sostenido a lo largo de los años, ha resultado en daños al CNIO y a mi labor como directora científica”, decía en la misiva, en la que también confesaba que la situación había supuesto “un grave daño” a su “bienestar físico y emocional”. A preguntas de este medio, ni Yotti ni el Ministerio de Ciencia han querido comentar el contenido de aquella carta ni qué se hizo (o no) entonces.

Este comportamiento de la gerencia, sostenido a lo largo de los años, ha resultado en daños al CNIO y a mi labor como directora científica

Carta de Maria Blasco a Raquel Yotti en junio de 2022

El alineamiento del gerente con la antigua dirección ha quedado de manifiesto esta semana tras conocerse la carta en su defensa presentada por Mariano Barbacid ante el Patronato del CNIO y publicada por el diario El País. En ella, Barbacid apela a su autoridad moral como fundador del centro para defender a Juan Arroyo como una persona “esencial” y reclama que se le mantenga en el puesto y “darle plena autoridad” sin las “cortapisas” que ha sufrido desde que María Blasco dirige el centro.

Con “cortapisas” Barbacid hace referencia a la negativa de Blasco a poner en marcha la Agrupación de Interés Económico en el CNIO, un suculento plan de financiación privada diseñado por el gerente y defendido a capa y espada por él mismo tras anunciar su salida en 2009 y que el ministerio de Ciencia de Cristina Garmendia descartó por ser ilegal. 

Viejos fantasmas en el CNIO

La polémica se ha reactivado después de que, en una comparecencia ante los medios, Blasco asegurara que Juan Arroyo y Mariano Barbacid fueron responsables de pedir unos créditos de alrededor de 43 millones de euros para hacer un ambicioso programa de desarrollo de fármacos que no produjo los beneficios esperados en cinco años y que comprometieron la viabilidad del CNIO. “Como resultado, los costos de operación y pago del préstamo crearon un déficit que ahora consume una parte sustancial del presupuesto (las llamadas reservas del CNIO)”, decía un informe del comité científico asesor encabezado entonces por Joan Massagué.

Consultado sobre estas afirmaciones, Barbacid reconoce la existencia de los préstamos para poner en marcha el Programa de Investigacion Clínica y el de Terapias Experimentales. “Lo que no ha dicho es que se pagaron puntualmente con la devolución del IVA (3 o 4 millones al año), algo que consiguió Juan Arroyo para el CNIO al poco tiempo de llegar”, asegura a elDiario.es. Barbacid acusa a Blasco de mentir y de haber llevado a una situación financiera peor que la suya, aunque defiende la gestión del director gerente, responsable último de las cuentas. 

En 2011 el CNIO ingresó 53 millones de euros. En 2023, ha ingresado un 40% menos de lo que se ingresaba 12 años antes

Mariano Barbacid Creador y ex director del CNIO

“Cuando dejé la dirección del CNIO teníamos ahorrados 45 millones de euros”, insiste. “En 2011, ingresó 53 millones de euros, que serían ahora unos 70 millones”, asegura. “En 2023, el CNIO ha ingresado por los mismos conceptos 42 millones de euros, es decir, un 40% menos de lo que se ingresaba 12 años antes”. Desde la contraparte aseguran que esos 45 millones de los que habla incluyen el abultado préstamo que dejó al centro en números rojos.

Puenteando a la directora científica 

Según fuentes internas del CNIO, las cosas empezaron a ponerse difíciles para Blasco hace unos meses, cuando se alinearon los astros a favor de sus críticos: un cambio en la secretaría del ministerio que modificó las relaciones de confianza, el acceso a la presidencia del comité de empresa de una persona del equipo de Barbacid y el control del comité de conflictos laborales habrían propiciado en parte la crisis. En comunicaciones internas ha habido acusaciones por la filtración de datos falsos o sesgados a los medios desde estas instancias.

El informe presentado ante el Patronato por la dirección científica, al que ha podido acceder elDiario.es, no entra en cuestiones económicas, que están bajo el paraguas de la gerencia, pero sí señala las trabas que ha puesto esta, así como las propuestas que ha puesto en marcha por su cuenta sin pasar por la dirección científica. Según el informe, se ha usado dinero de proyectos científicos como el Severo Ochoa o Amigos del CNIO para reformas estructurales o equilibrar las cuentas y se han elevado a miembros del Patronato “acuerdos de licencia y colaboración público-privada sin la revisión pertinente de la Oficina de Transferencia e Innovación ni la ratificación de Dirección Científica”.

Algunos de los proyectos que se han presentado sin pasar por la dirección científica son del propio Barbacid, como la propuesta de colaborar con la empresa 'Vega Oncotargets'

Según otras fuentes del CNIO, algunos de esos proyectos que se han presentado sin pasar por la dirección científica son del propio Barbacid, como la propuesta de colaborar con la empresa Vega Oncotargets, recientemente registrada a su nombre, que el gerente mandó directamente al Patronato. Además, en abril de 2021, la dirección del programa de transferencia del CNIO también pidió explicaciones a Barbacid sobre su participación como presidente del consejo asesor en la empresa Krasko Research sin haber informado previamente, a pesar de la posible existencia de conflictos con la propiedad industrial. 

Aquel proyecto, con sede en Salamanca, fue declarado de interés estratégico por la Junta de Castilla y León, que ofreció una subvención de dos millones de euros, aunque luego se disolvió y Barbacid se desvinculó públicamente del sonado fracaso. El apoderado de aquella empresa era José Ignacio Fernández Vera, que trabaja a las órdenes del director gerente del CNIO, como adjunto a la gerencia y asesor jurídico interno. 

Fernández Vera fue director de la FECYT, puesto del que tuvo que dimitir por el escándalo de los desorbitados gastos de taxis entre Madrid y Salamanca con cargo al erario público. También es secretario de la Fundación Hermanos Álvarez Quirós, que recientemente financió el documental El camino inverso, una larga entrevista a Mariano Barbacid que homenajea su trayectoria como investigador. La Junta de Castilla y León, que apoyó el proyecto de Krasko Research, es el primer miembro del Patronato que ha pedido públicamente la dimisión de Blasco. 

Los intentos de este medio por contactar con el director gerente del CNIO para recabar su versión han resultado infructuosos.

¿Ha perdido liderazgo el CNIO?

Otro de los argumentos esgrimidos por los críticos con la gestión de Blasco es la bajada de la producción científica del CNIO y la pérdida de impacto. “María Blasco se jacta de la situación científica del CNIO, ocultando la pérdida de un quinto de la producción científica desde 2012”, argumentan desde la plataforma CNIO First, montada en las últimas semanas por el sector crítico. Barbacid asegura que la decadencia del centro “se debe a falta de ingresos por proyectos, debido a la inferior calidad científica de las plantillas”. 

El CNIO sigue publicando en revistas de alto impacto, lo que ha ido generando numerosas citas a lo largo de los años

Isidro F. Aguillo Jefe del Laboratorio de Cibermetría del CSIC y especialista en métricas de impacto en ciencia

Estas afirmaciones, que descalifican a los compañeros del centro, no coinciden con lo que afirman los expertos en métricas científicas consultados por elDiario.es. Según uno de los mayores especialistas en España, que prefiere no ser mencionado para evitar conflictos, el impacto científico del CNIO es comparable con los mejores centros de oncología del mundo y, aunque ha bajado la producción, sigue manteniendo el nivel de citaciones y las posiciones en las clasificaciones internacionales. Según este experto, el gran estancamiento se produce hacia 2008, todavía bajo la dirección de Barbacid, y desde entonces el impacto se ha mantenido estable. 



“El CNIO se mantiene en la élite de la investigación oncológica mundial, aunque el volumen de su producción científica se ha estancado en los últimos años, quizás debido a problemas de financiación”, asegura por su parte Isidro F. Aguillo, jefe del Laboratorio de Cibermetría del CSIC y especialista en métricas de impacto en ciencia. “Sin embargo, sigue publicando en revistas de alto impacto, lo que ha ido generando numerosas citas a lo largo de los años”.



Contra las estrategias de “acoso y derribo”

Con estos y otros elementos, el Patronato tendrá que tomar una decisión respecto al futuro del CNIO, cuya imagen se está viendo dañada con el intercambio de ataques. Si deciden tomar medidas, el máximo órgano de decisión del CNIO tendrá que explicar también por qué ha supervisado este funcionamiento durante años sin detectar anomalías y si este órgano y el Ministerio de Ciencia que lo preside, que conocía las consecuencias de la bicefalia, habían analizado esta situación en algún momento. 

El hecho de que la ministra Diana Morant haya defendido estos días la eficacia de la “bicefalia” en algunos centros de investigación, poniendo como ejemplo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), no hace presagiar un buen desenlace para Blasco. Tampoco el hecho de que tenga prácticamente garantizado el voto negativo de las comunidades del PP que están dentro del máximo órgano de decisión del CNIO.

Según algunas voces del propio Patronato, el ministerio debería estar trabajando ya en buscar una fórmula para que los directores de centros de investigación no se eternicen en el cargo y sus mandatos no acaben con un espectáculo bochornoso. “Creo que es bueno para el centro que su director cambie cada tres o cinco años”, decía el propio Barbacid en 2009. Unos años antes, él mismo había tenido que salir a explicar que en el CNIO no había “ni un euro sin justificar” y a denunciar una trama contra su persona, como si la historia estuviera condenada a repetirse. 

Desde la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMyT) pedían esta semana en un comunicado que las circunstancias relativas al CNIO o a cualquier otra institución científica “se discutan, evalúen y se critiquen, si así se considera, siempre en base a datos ciertos e informaciones contrastadas y no mediante juicios de valor ni estrategias de acoso y derribo de carácter personal”. Porque el daño se hace al conjunto del sistema científico, advertían, y “a la reputación de las personas dedicadas a la investigación en nuestro país que con tanto esfuerzo han conseguido levantar”. Pase lo que pase el miércoles, algunos de esos daños ya están hechos y serán difíciles de reparar.




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