Trump firma un decreto contra las personas trans en el Ejército de EEUU
El presidente también ha firmado otras dos en los que ordena construir un escudo de defensa antimisiles y la reincorporación de los soldados despedidos por no vacunarse de la COVID
Trump inaugura su presidencia con medidas contra la migración y el colectivo LGTBI
Nueva vuelta de tuerca de Donald Trump contra los derechos LGTBI, uno de sus principales caballos de batalla en su regreso a la Casa Blanca. El presidente de Estados Unidos ha firmado este lunes varios decretos para reformar el Ejército, entre los que se encuentra uno que pretende establecer las bases para una eventual prohibición de las personas trans en las fuerzas armadas.
Trump ha firmado, además, una orden más que pone fin a las políticas de inclusión dentro del ejército eliminado los criterios de “raza” y “sexo” a la hora de contratar. Según Trump, esto es con el propósito de evitar que nadie sea “favorecida o discriminada en relación a su sexo, raza, etnia, color o credo”
En relación con las políticas de igualdad, Trump le ordena a su nuevo titular de Defensa, Pete Hegseth, que revise la política del Pentágono sobre las personas trans y presente resultados en un plazo de 60 días. “El servicio militar debe reservarse para quienes estén mental y físicamente aptos para el deber”, escribe el mandatario.
En el decreto, Trump patologiza a las personas trans y cita la premisa del departamento de Defensa que establece que los miembros deben de “estar libres de cualquier condición médica o defectos físicos que pueda esperarse razonable que se espera un tiempo excesivo fuera del deber por un tratamiento u hospitalización”.
Al tratar las personas trans como personas con problemas mentales, Trump alimenta aún más el estigma sobre el colectivo, el cual aún lucha por la despatologización de su identidad. No fue hasta 2018 cuando la OMS dejó de considerar la transexualidad como un trastorno mental.
“Expresar una ”identidad de género“ falsa que difiera del sexo de una persona no puede cumplir con los rigurosos estándares necesarios para el servicio militar”, expone el decreto, y dice que: “Más allá de las intervenciones médicas hormonales y quirúrgicas implicadas, adoptar una identidad de género inconsistente con el sexo de un individuo entra en conflicto con el compromiso de un soldado con un estilo de vida honorable, veraz y disciplinado, incluso en su vida personal. La afirmación de un hombre de que es una mujer, y su exigencia de que otros respeten esta falsedad, no es consistente con la humildad y el desinterés requeridos de un miembro del servicio”.
El decreto también pone fin “inmediato” al uso de los pronombres personales que no se correspondan con el sexo biológico al nacer. La orden también establece que en los próximos 30 días las mujeres trans deberán dejar de utilizar o compartir “instalaciones para dormir, cambiarse o bañarse designadas para mujeres”, y los hombres trans no podrán hacer lo mismo con aquellas instalaciones destinadas a los hombres cisgénero. El reverso de esta media sugiere que las mujeres trans tendrán que compartir espacios con los hombres cis, del mismo modo que los hombres trans deberán compartir espacio con las mujeres cisgénero.
Es la misma política que ya se ha empezado a aplicar al sistema penitenciario estadounidense, donde las mujeres trans han empezado a ser trasladadas para derivarlas a la zona de hombres y se ha ordenado interrumpir sus tratamientos hormonales. En el 1994 el Tribunal Supremo reconoció la vulnerabilidad de las personas transgénero en las prisiones después que una mujer trans, Dee Farmer, denunciara haber sido violada mientras estaba alojada con hombres. El tribunal sostuvo que el gobierno tiene el deber de proteger a los prisioneros de la violencia.
Antes de que el mandatario la aprobara, Hegseth ya había avanzado durante sus declaraciones en su primer día en el Pentágono que Trump planeaba firmar “hoy mismo” una orden relacionada con la presencia de las personas trans en el Ejército, de las cuales no se sabe el número exacto. De acuerdo con el análisis de datos del Departamento de Defensa por parte del Palm Center, en 2019 había 8.980 personas trans en activo.
En su anterior mandato, Trump ya prohibió que las personas trans pudieran servir en el Ejército. En un tuit escrito en 2017 anunció que el país ya no “aceptaría o permitiría” personas trans en el servicio militar debido a “los tremendos costes médicos y disrupción”. El veto entró en vigor en abril de 2019, y aunque no expulsó a las personas trans que ya formaban parte de las fuerzas armadas, los nuevos reclutas fueron excluidos. En 2021, el expresidente Joe Biden revocó la prohibición. En el decreto firmado este lunes, Trump también revoca la orden del demócrata.
Igual que pasó en 2017, los abogados para los derechos trans seguramente presenten recursos contra la orden. En el primer mandato Trump, la batalla legal retrasó la aplicación del decreto hasta 2019.
En su cruzada contra las políticas de inclusión, Trump ha puesto en el blanco a las personas trans. A lo largo de la campaña ha alimentado el odio contra este colectivo y lo ha instrumentalizado para movilizar el voto conservador. Entre sus grandes promesas estaba la de prohibir que las mujeres trans puedan competir en las ligas deportivas femeninas de colegios y universidades. A pesar de que los demócratas apenas hablaron de políticas de inclusión durante la carrera electoral, y mucho menos de las personas trans, los republicanos se centraron a financiar anuncios publicitarios como el de “Kamala is for they/them, President Trump is for you” (Kamala es para elles, el presidente Trump es para ti).
Un polémico secretario de Defensa
Los decretos han sido aprobados justo después de que la semana pasada, a última hora del viernes, el Senado certificara el nombramiento de Hegseth como secretario de Defensa. El polémico candidato de Trump para liderar el Pentágono, que cuenta con una denuncia por agresión sexual a sus espaldas, logró superar la votación gracias al voto de desempate de JD Vance como presidente de la cámara alta, cargo que viene con la vicepresidencia. La votación quedó 50 a favor y 50 en contra. Entre los senadores republicanos solo votaron en contra res moderados: Lisa Murkowski, Susan Collins y Mitch McConnell.
En numerosas ocasiones, Hegseth ha mostrado su rechazo a las políticas de inclusión y a la presencia de las mujeres en el Ejército, sobre las cuales llegó a afirmar que no deberían luchar. En su audiencia previa a la certificación del Senado, Hegseth prometió que devolverá la “cultura de guerra” al Pentágono, el cual considera que se ha “rebajado los estándares” debido a la expansión de “la agenda woke”. También prometió a los altos mandos militares les tocaría “rendir cuentas”. Antes de la investidura, la agencia Reuters ya informó de que el equipo de transición presidencial está elaborando listas de oficiales militares que serán despedidos, entre los que puede haber nombres del Estado Mayor.
El domingo, un día antes de su debut en el Pentágono, Hegseth anunció que se habían acabado las políticas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) en el Ejército. Y lo hizo poniendo el foco en las personas trans. “Las órdenes del presidente son claras: no más DEI en el Departamento de Defensa. El Pentágono lo cumplirá de inmediato. Sin excepciones, cambios de nombre o retrasos”, escribió en una publicación en X, donde también adjuntó una foto con el mensaje: “Quienes no cumplan no trabajarán más aquí”.
Cúpula de Hierro y readmitir los no vacunados
Las otras dos órdenes que Trump ha firmado el lunes por la noche tienen que ver con la ordenación de construir una Cúpula de Hierro en el país y la reincorporación de aquellos militares que fueron dados de baja por negarse a vacunarse de la COVID en su momento.
Trump ordena a Hegseth presentar en el término de 60 los primeros planes de implementación para el “escudo de defensa contra misiles de próxima generación” y que deberá contemplar la defensa contra “miles balísticos, hipersónicos, misiles de crucero avanzados y otros ataques aéreos de próxima generación provenientes de adversarios pares, casi pares y rebeldes”.
El presidente justifica la necesidad de crear una Cúpula de Hierro ante “la amenaza de un ataque con misiles balísticos, hipersónicos y de crucero, así como otros ataques aéreos avanzados”.
Por lo que respecta a la reincorporación de los soldados que fueron expulsados por no vacunarse de la COVID, Trump considera que su despido fue una decisión “injusta, desproporcionada y completamente innecesaria para nuestros miembros del servicio”.