Los protagonistas de la ruta canaria cuentan su historia en el teatro: ''Antes de juzgar, es mejor preguntar''

Moustapha Sano saca de su chaqueta un montón de papeles doblados. El joven gambiano no se despega del guion de la obra de teatro que él y sus compañeros presentarán en la Universidad de La Laguna el 31 de enero. En uno de los folios puede leerse en mayúsculas el título de uno de los actos: La clase. Entusiasmado, revela la trama: “Los alumnos van a defenderse sobre los bulos que va a decir el profesor”. Que no hay tecnología en África, que los migrantes cruzan el Atlántico en barcos nodriza o que vienen a robar el trabajo son algunas de las mentiras que los propios protagonistas de la ruta canaria van a desmontar. “Antes de juzgar a una persona, es mejor preguntar. Ponerse en su lugar”, dice.

Moustapha tiene 27 años e interpretará al profesor. Nació en la aldea de Kuloro, Gambia, y la primera vez que salió de su país fue el 1 de septiembre de 2023 para embarcarse en un cayuco rumbo a Europa. Después de ocho días de viaje, llegó a Tenerife junto a 63 supervivientes más. “Había mujeres y niños no tan pequeños, de 16 años. Sobrevivimos todos, aunque algunos estaban enfermos y no se podían mover”, recuerda. 

En Gambia, Moustapha trabajaba en la construcción y, aunque con lo que ganaba le daba para cubrir sus propios gastos, no era suficiente para mantener a sus padres y a sus seis hermanos, de los que solo uno es mayor que él. Ahora, sueña con poder estudiar Arquitectura en España. “Aunque esté lejos de mi familia y aunque me gustaría estar con ellos y tener un trabajo, estoy seguro de que tengo un mejor futuro aquí que allá”, sostiene. 

Después de pasar por diferentes recursos de acogida, ahora vive en un hogar de la Fundación Canaria El Buen Samaritano, dedicada a la atención integral de las personas en exclusión social. Al frente de la Fundación está el conocido popularmente como Padre Pepe, para quien Moustapha solo tiene palabras de agradecimiento. “Le da exactamente igual tu religión, de qué lugar vengas y el color que tengas”, dice.

Bismillah. Historias migrantes nace como resultado de las clases de teatro que reciben en la Fundación, impartidas por Mabel Quintero. Por una hora, el público podrá ponerse en el lugar de quienes lo apuestan todo al Atlántico. La muestra tendrá lugar en el Paraninfo de la ULL y el dinero que se recaude con las entradas, ya agotadas, irá destinado a la construcción de un hotel en Senegal. “La única diferencia entre África y Europa está en las oportunidades que hay. El objetivo del proyecto es que los de allá no tengan que jugarse la vida como nosotros”, explica Moustapa. 

“Imagina que en tu tierra se agotan los recursos, las oportunidades, los sueños. Imagina que la única salida es un horizonte incierto, un mar inmenso que promete tanto la esperanza como el peligro. Ahora imagina llegar a la orilla, creyendo que el viaje ha terminado, pero descubres que el verdadero desafío está por comenzar”, reza la sinopsis de la obra. Los doce protagonistas de Bismillah (Empezar en nombre de dios) no lo tienen que imaginar. “Con la misma valentía con la que se subieron a la patera, se suben esta vez al escenario”, continúa. 

El propósito de la obra es “crear un puente entre Canarias y África” y homenajear a quienes no pudieron llegar con vida. “Porque el mar no nos separa, nos une”, asevera el resumen de la muestra. La ruta migratoria hacia el Archipiélago lleva años consolidándose como la más mortal del mundo. En 2024, más de 9.000 personas perdieron la vida tratando de alcanzar las islas en embarcaciones precarias. Los riesgos que enfrentan quienes emprenden esta travesía, el papel de las familias, los obstáculos para regularizar su situación administrativa y sus sueños se verán reflejados en los actos El viaje, Los papeles, Origen, La madre y Las mochilas de sueños.

“La gente de aquí conoce lo que ellos han visto, pero la realidad la hemos vivido solo nosotros. Nosotros abandonamos nuestro país, sí. Pero solo por una cosa: queremos una vida mejor. Si hubiéramos tenido las mismas oportunidades que hay aquí, no habríamos migrado”, insiste Moustapha. A quienes acusan a los migrantes de querer “robar trabajos”, el gambiano responde: “La mayoría de los trabajos que hacemos aquí son trabajos duros como la agricultura. Ellos nacieron aquí, tienen sus papeles y la oportunidad de trabajar y estudiar. A veces tienen la oportunidad de hacerlo y no quieren”, defiende. 

La idea de contar la ruta canaria sobre el escenario fue de quienes llegaron a Canarias durante la emergencia de 2020, en plena pandemia de coronavirus. “Se les ocurrió actuar sobre los bulos a través del humor, para que la gente se sienta bien”, detalla. Moustapha dobla de nuevo los folios del guion. Antes de despedirse confiesa que él y sus compañeros sueñan con poder llevar su obra por todos los rincones de las islas y, si se puede, también de la Península. “Ojalá así se pueda cambiar la mentalidad de algunas personas. Al final, si nos hacemos una herida, a todos nos sale sangre roja”, termina.