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Январь
2025

El BCE aguanta el pulso de Trump y recorta los tipos de interés otros 0,25 puntos al 2,75%

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La institución sigue aliviando las condiciones de financiación en la eurozona pese a que la Fed de Estados Unidos ha frenado las bajadas de tipos ante el riesgo de que una escalada de la guerra comercial provoque un repunte de la inflación

Un informe demuestra que la política monetaria del BCE ha perjudicado más a las familias de España y Portugal

El Banco Central Europeo (BCE) aguanta (al menos de momento) el pulso que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mantiene con el resto del mundo. La institución monetaria ha recortado este jueves los tipos de interés oficiales otros 0,25 puntos al 2,75%. Se trata de la cuarta bajada consecutiva, y la quinta desde junio, pese a que, por el contrario, la Reserva Federal (Fed) norteamericana ha frenado el alivio de las condiciones de financiación en la primera potencia global ante el riesgo de que una escalada de la guerra comercial provoque un repunte de la inflación.

El BCE prioriza la necesidad de insuflar oxígeno a la actividad económica, ante la debilidad del crecimiento de la eurozona, con Alemania estancada, Francia carcomida por los desequilibrios y con la única excepción positiva de España, que es el principal motor del 0,7% que avanzó el PIB (Productor Interior Bruto) del conjunto de los socios del euro en 2024.

“El tipo de interés del 2,75% sigue siendo restrictivo, demasiado restrictivo para el actual estado de debilidad de la economía de la eurozona”, advierte el responsable global de macroeconomía de ING Research, Carsten Brzeski. Y añade: “Aunque algunos sostienen que la política monetaria puede hacer muy poco para resolver los problemas estructurales, la inestabilidad política y la incertidumbre en muchos países obligarán al BCE a seguir haciendo el trabajo pesado”.

La moderación de la inflación hacia el objetivo del 2% de media en la eurozona —en España se elevó al 3% en enero por los carburantes y la electricidad— permite a la institución monetaria que preside Christine Lagarde dejar de fondo el ruido de aranceles, guerra comercial y bajadas de impuestos que proviene de Estados Unidos, y que supone una amenaza de un nuevo repuntes de las subidas de los precios, principalmente en la potencia norteamericana, pero también a este otro lado del Atlántico. “El proceso de desinflación sigue avanzando”, señala el comunicado oficial del Consejo de Gobierno del BCE, tras su reunión de este jueves.

“Una mayor fricción en el comercio global haría que las perspectivas de inflación en la eurozona fueran más inciertas”, admitió en rueda de prensa la presidenta de la institución europea, Christine Lagarde. Aunque la francesa incidió en que, por ahora, el BCE no tiene suficientes certezas sobre lo que está por venir para hacer un análisis. “Es prematuro hablar de dónde se deben detener las bajadas de los tipos de interés”, sentenció. Pero también aclaró que la posibilidad de un recorte mayor (de 0,5 puntos) en esta reunión de enero “no ha sido debatida en absoluto, ni siquiera pronunciamos la cifra cinco”.

La paradoja es que allí, en Estados Unidos, este mismo miércoles, Trump criticó duramente la decisión de la Fed de mantener los tipos de interés en el rango entre el 4,25% y el 4,5%. “Si la Reserva Federal hubiera dedicado menos tiempo a [diversidad, equidad e inclusión], ideología de género, energía 'verde' y falso cambio climático, la inflación nunca habría sido un problema”, arguyó el presidente de Estados Unidos. El presidente de la Fed, Jerome Powell, se había adelantado a estas injerencias políticas y dijo que el banco central “no necesita apresurarse para ajustar su política monetaria”.

Bajadas de los tipos de interés en la eurozona

De vuelta a la eurozona, hay que recordar que el BCE comenzó a aliviar las condiciones de financiación en junio de 2024 desde el máximo del 4% hasta donde llevó los tipos de interés oficiales en el otoño de 2023, después de un proceso de austeridad monetaria (de encarecimiento de las hipotecas y de los préstamos en general) que arrancó en 2022 para luchar contra la inflación.

El objetivo del ciclo de “endurecimiento” de la política monetaria fue ahogar la capacidad de consumo de las familias y de inversión de las empresas para moderar así las sus subidas de precios. Una estrategia de “matar moscas a cañonazos” que ahora es la contraria ante la debilidad de la actividad, especialmente en el apartado de la inversión pública y privada de Alemania.

“Las recientes bajadas de los tipos de interés acordadas por el Consejo de Gobierno están abaratando gradualmente los créditos nuevos para las empresas y los hogares. Al mismo tiempo, las condiciones de financiación continúan siendo restrictivas, debido entre otras cosas a que la política monetaria también lo sigue siendo y a que las anteriores subidas de los tipos de interés siguen transmitiéndose al saldo vivo del crédito concedido, con renovaciones a tipos de interés más elevados de algunos préstamos que vencen”, explica el comunicado del BCE.

“La economía se enfrenta aún a factores adversos, pero la mejora de las rentas reales y la desaparición gradual de los efectos de la política monetaria restrictiva deberían con el tiempo respaldar una recuperación de la demanda”, prosigue la declaración de la institución monetaria.

“Esta 'relajación' del BCE es un factor clave para la recuperación del crecimiento europeo. De hecho, la última encuesta [de la propia institución monetaria] entre los bancos de la eurozona indica que la concesión de créditos a las empresas ha vuelto a endurecerse y que los bancos se muestran más cautelosos”, explica Sebastian Paris, director de análisis de la gestora francesa LBP AM. “El escenario principal del BCE es una continuación de la tendencia desinflacionista con una recuperación muy lenta del crecimiento real, pero esta trayectoria sigue estando sujeta al riesgo de estanflación [estancamiento de la actividad económica y un nuevo repunte de las subidas de precios, lo que se traduce en un preocupante proceso empobrecedor]”, advierte, por su parte, Eric Dor, director de Estudios Económicos de IESEG School of Management.

Las otras herramientas del BCE

Los tipos de interés oficiales son solo una de las herramientas del BCE. Sus programas de creación de dinero para comprar deuda [bonos] de países de la eurozona y empresas son su otra palanca clave de la política monetaria. “Aunque siga bajando sus tipos de interés de referencia, la institución ha abandonado todas las compras brutas de activos financieros, ya sea en el marco del APP [el programa que diseño para favorecer la salida de la pandemia] o del PEPP [el programa de emergencia de la pandemia]. Por tanto, el BCE practicará un endurecimiento cuantitativo pasivo”, observa Eric Dor.

“El stock de activos financieros en manos del Eurosistema [es decir, del BCE, a través de los bancos centrales de cada socio del euro] se reducirá a medida que los bonos lleguen a su vencimiento y sean amortizados. Este es un argumento a favor de nuevos recortes graduales de los tipos de interés oficiales, incluso si persisten los riesgos para la inflación”, añade este profesor.

Estimular la inversión

En el actual contexto internacional de auge de las políticas proteccionistas —con la amenaza de aranceles de Estados Unidos y de China— y de emergencia climática, un aumento de la inversión pública y privada es crucial para elevar la independencia energética y tecnológica de la eurozona, y para reactivar algunas de las industrias estratégicas que permanecen estancadas en Alemania o en Francia. Así lo contempla el célebre 'informe Draghi', el plan que pidió la Comisión Europea al ex presidente de Italia y del propio BCE sobre los retos del bloque económico del UE.

En esa línea, Susana Martín, investigadora de REVO Prosperidad Sostenible, defiende que el BCE “gestione la política monetaria de manera que haya crédito 'verde' barato”. Por ejemplo, “el crédito a la renovación energética de edificios, la instalación de energías renovables y todas las inversiones necesarias para una transición justa deben tener un tipo de interés más bajo”, comenta.

Mientras, “las industrias contaminantes deben tener un coste financiero mayor que las sostenibles. Además, el BCE debe tener en cuenta los efectos distributivos de su política, para que dejen de dar dinero gratis a la banca, como han hecho en el pasado: 152.000 millones de euros ha pagado el BCE a la banca en 2023 por la facilidad de depósito. Por no hacer nada, en definitiva”, avisa esta experta.

Su organización, junto a otras tantas de toda la eurozona, publicaron esta misma semana un manifiesto en el que piden que la institución monetaria diseñe “programas específicos de financiación para apoyar a la transición ecológica”, ante la revisión de su estrategia a medio plazo que afronta el BCE este año.




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