Por qué es tan importante proteger los nidos de cigueña y qué multa te puede caer si los tocas

Las cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) están protegidas en España por la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, que regula la conservación de especies silvestres y sus hábitats. Su presencia en muchas regiones del país ha convertido sus nidos en parte del paisaje rural y urbano, al situarse en campanarios, postes eléctricos y árboles. La conservación de estos nidos es fundamental, ya que su alteración puede afectar su ciclo reproductivo y el equilibrio ecológico. Además, retirarlos sin autorización puede acarrear sanciones económicas y legales, según lo establecido en el Boletín Oficial del Estado (BOE), como le ha ocurrido a cuatro guardias civiles en Burgos.

La importancia ecológica de los nidos

Las cigüeñas desempeñan un papel clave en los ecosistemas al actuar como reguladoras naturales de poblaciones de pequeños vertebrados e insectos, contribuyendo así al control de plagas y al mantenimiento del equilibrio ecológico. Su alimentación incluye roedores, anfibios y diversos invertebrados, lo que ayuda a reducir el impacto de estas especies sobre cultivos y otros ecosistemas. 

Además, sus nidos, de gran tamaño y durabilidad, son utilizados durante varias temporadas y pueden albergar a otras especies de aves como cernícalos o gorriones cuando no están ocupados por cigüeñas. Estos nidos también sirven como indicadores de la calidad ambiental, ya que la presencia de cigüeñas en un área puede ser señal de un ecosistema saludable con suficiente alimento y hábitat adecuado. Alterar o retirar estos nidos puede afectar gravemente a la supervivencia de las crías y al equilibrio ecológico del entorno, generando un impacto negativo en la biodiversidad local.

Sanciones por tocar un nido

En España, las cigüeñas blancas están protegidas por la Ley 42/2007, así como por distintas normativas autonómicas. Según el artículo 54 de esta norma, “queda prohibido dar muerte, dañar, molestar o inquietar intencionadamente a los animales silvestres, sea cual fuere el método empleado o la fase de su ciclo biológico”. “Esta prohibición incluye su retención y captura en vivo, la destrucción, daño, recolección y retención de sus nidos, de sus crías o de sus huevos, estos últimos aun estando vacíos, así como la posesión, transporte, tráfico y comercio de ejemplares vivos o muertos o de sus restos, incluyendo el comercio exterior”, añade.

Además, según se especifica en el artículo 81, las infracciones pueden conllevar sanciones económicas de entre 100 y 2.000.000 de euros, “sin perjuicio de que las comunidades autónomas puedan aumentar el importe máximo”. Así, retirar un nido de cigüeña puede ser castigado con multas de entre los 5.001 y 200.000 euros, dependiendo de la gravedad del daño causado y de la legislación de cada comunidad autónoma. En los casos más graves, la sanción puede implicar responsabilidades penales.

Excepciones y permisos

Existen casos en los que, por razones de seguridad o infraestructura, se autoriza la retirada de nidos. Según el BOE, estas autorizaciones deben solicitarse a las autoridades ambientales competentes. En la mayoría de los casos, se exige que la retirada se realice fuera de la época de reproducción y que se habiliten estructuras alternativas para la anidación.

Según la normativa vigente, cualquier empresa o particular que desee retirar un nido debe justificar la petición y esperar a que la Administración resuelva el expediente. No cumplir con este procedimiento puede dar lugar a sanciones económicas y legales.

Impacto en el entorno y soluciones sostenibles

Las cigüeñas blancas han sabido adaptarse a entornos humanizados, lo que a veces genera conflictos con infraestructuras urbanas y rurales. Para evitar daños tanto a las edificaciones como a las aves, en algunos municipios se han implementado soluciones sostenibles, como la instalación de plataformas artificiales para la anidación.

Organizaciones ecologistas y administraciones locales trabajan en la creación de proyectos de conservación que buscan equilibrar la presencia de estas aves con la seguridad estructural. Estas medidas permiten minimizar el impacto negativo sobre las construcciones sin comprometer la supervivencia de la especie.