La tensa relación entre la FIA y Liberty Media a las puertas del nuevo mundial de Fórmula 1
Los derechos comerciales de explotación de la competición fueron cedidos a largo plazo mediante un acuerdo controversial de 100 años
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La relación entre la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y Liberty Media es un tema complejo y lleno de matices. Aunque la Fórmula 1 (F1), la categoría reina de la competición automovilística, es una propiedad de la FIA, los derechos comerciales de explotación de la competición fueron cedidos a largo plazo mediante un acuerdo controversial de 100 años. Estos están actualmente en manos de Liberty Media, actualmente presidida por Derek Chang, que los adquirió de CVC, la firma que previamente los había comprado de Bernie Ecclestone, el histórico jefe de la F1.
La polémica de los derechos de explotación
Este acuerdo de los 100 años ha generado una constante fricción en las dinámicas de poder entre la FIA y Liberty Media. La Federación, como propietaria legal de la F1, mantiene una serie de competencias y derechos sobre la normativa y la organización, mientras que Liberty Media es responsable de la gestión comercial y de los aspectos operativos del campeonato. Esta división de responsabilidades ha provocado varios desacuerdos, especialmente cuando se trata de tomar decisiones clave sobre el futuro de la categoría.
A medida que Bernie Ecclestone transformaba la Fórmula 1 en un negocio altamente rentable, la FIA comenzó a querer retomar un papel más activo dentro de la competición. Ecclestone, conocido por su habilidad para negociar, no dudó en hacer concesiones a la FIA, asegurándose de mantener una relación cordial para evitar fricciones que pudieran amenazar su control sobre la categoría.
Las controversias actuales
En la actualidad, la FIA sigue encargándose de varios aspectos esenciales de la Fórmula 1, como la supervisión de los comisarios, la imposición de sanciones, la aprobación de licencias para pilotos y circuitos, y la validación del calendario de carreras. Aunque el calendario y las decisiones estratégicas son, en última instancia, responsabilidad de Liberty Media, la Federación mantiene una palabra final sobre la normativa y las regulaciones del campeonato, lo que ha dado lugar a disputas y desacuerdos, especialmente en lo relativo a cambios en el formato de las carreras.
Una de las controversias más recientes surgió cuando Liberty Media propuso ampliar el número de carreras al formato sprint. Sin embargo, la FIA bloqueó esta decisión, alegando que no se había alcanzado un consenso total con los equipos, lo que reflejó las diferencias entre ambas partes. Otro caso que generó gran revuelo fue la solicitud de Andretti para ingresar a la Fórmula 1. La FIA aceptó su petición, pero Liberty Media se mostró reacia, lo que dejó a la escudería estadounidense en un limbo, perjudicando incluso a los aficionados que esperaban ver nuevas caras en el campeonato.
Lentitud y falta de claridad y transparencia
Las quejas por la forma de trabajar de la FIA no han cesado en los últimos años, especialmente en lo que respecta a la gestión de las sanciones. Los equipos, los pilotos y los aficionados se han quejado de la falta de claridad y transparencia en el proceso de penalizaciones. Muchas veces, las sanciones son tardías, difíciles de entender y alteran los resultados de las carreras, lo que afecta negativamente tanto a la imagen de la F1 como a la experiencia de los seguidores. Este tipo de decisiones ha dañado la relación de la FIA con Liberty Media, que a menudo se ve atrapada entre la necesidad de mantener la competitividad y los intereses comerciales de la categoría.
Además, la FIA depende económicamente de la Fórmula 1, siendo esta la única competición bajo su ala que genera ingresos sustanciales. El resto de las categorías auspiciadas por la FIA suelen operar con pérdidas, lo que hace que la F1 sea una fuente vital de recursos para la Federación. Esta dependencia ha motivado algunas de las decisiones más controvertidas de la FIA, como la tendencia a aumentar las sanciones y las tarifas por licencias, lo que ha generado una sensación de explotación entre los equipos y pilotos.
Es por esa razón que entre las escuderías el malestar generalizado ha ido en aumento porque sienten que la FIA está aprovechándose de su posición para incrementar las cargas económicas, lo que ha afectado la relación con Liberty Media. Los equipos han trasladado sus quejas a la compañía estadounidense, que a su vez ve cómo sus socios se sienten incómodos y frustrados. Sin embargo, la FIA parece poco dispuesta a suavizar su postura o buscar un enfoque más conciliador, optando por mantener su autoridad indiscutible.
Con ganas de tener un mayor control sobre la Fórmula 1
El futuro de esta relación parece incierto. Liberty Media ha expresado su deseo de tener un mayor control sobre la Fórmula 1 sin la necesidad de depender de las restricciones impuestas por la FIA. Sin embargo, la posibilidad de una escisión entre ambas partes sería un escenario complicado y costoso, dado que podría desembocar en una batalla legal de grandes proporciones.