El cambio de hora tampoco le gusta a los perros (pero no a todos)
Un estudio demuestra que adelantar o retrasar la hora sienta mal a los perros que trabajan junto a humanos
Esta es la fecha en la que España cambiará al horario de verano
Cada vez que se acerca la fecha de un nuevo cambio de hora, ya sea en marzo o en octubre, es bastante común escuchar que son muchas las personas a las que sienta muy mal dicho cambio. Y que cuesta varios días acostumbrarse, ya sea por la energía, la luz o simplemente porque al cuerpo humano le gustan mucho las rutinas.
Pues parece que a los perros de trabajo, aquellos animales que desarrollan diferentes tareas (junto a policía, bomberos, etc.) y que, por lo tanto, también tienen horarios y rutinas establecidas, también les cuesta acostumbrarse al cambio de hora. Que no lo llevan nada bien. Que les gusta tan poco como a sus compañeros humanos.
Es una de las tesis que se desprende del estudio realizado por Lavania Nagendran, Ming Fei Li y varios profesores de la Universidad de Toronto, Canadá. Un ensayo científico que, eso sí, establece una gran diferencia entre los perros que trabajan y los perros domésticos que tenemos en casa sin ninguna tarea asignada. Y es que parece que nuestras mascotas, las que no trabajan, apenas notan cuando adelantamos o retrasamos el reloj una hora.
Un estudio pionero
Anteriores investigaciones ya habían alertado de que cambiar el horario puede alterar el sueño y generar un malestar que puede durar varios días. Pero siempre se había llegado a esa conclusión tras analizar las reacciones humanas, no las animales. Y parece que, al menos en los perros “profesionales” que siguen de manera general unos horarios y unas tareas, la conclusión puede ser parecida.
¿Y cómo se investigó? Pues analizando a 25 perros de trineo comparando sus reacciones con las de 29 perros domésticos. Todos los ejemplares viven en Canadá, con la gran diferencia de la actividad diaria de unos y otros. Haciéndolo, claro está, durante las semanas previas a un cambio de hora.
Tras cambiar la hora, a los perros que tenían que arrastrar los trineos, como cada día, les costaba más de la cuenta hacerlo durante la primera hora, al amanecer. Esos minutos de pereza no fueron detectados en los perros que no trabajan y que formaron parte del mismo estudio.
Otra de las conclusiones del estudio, a modo de recomendación, ha sido que es importante hacer los cambios de manera gradual para adaptarse mejor a la “nueva vida”. Y no de manera abrupta. Algo que agradecen todos los perros estudiados… y seguro que más de un humano.