¿Cuánto y hasta cuándo se va a permitir?
Muy alarmantes las arbitrariedades del trumpismo fascista pero tanto o más la tibieza con la que reacciona Europa. Y hacia las de sus homólogos, incluso en España ¿Adónde vamos por este camino y cuánto más piensan seguir dejándolo crecer? La acción, en situaciones graves, es el menor de los males.
Tenía razón Donald Trump cuando en 2016 dijo que “podría andar por la Quinta Avenida de Nueva York disparando a la gente, que no perdería votos”. Más de 77 millones de seres adultos le han dado su voto para que esta vez, en su retorno a la presidencia de los Estados Unidos, dispare a personas y derechos y contra la Democracia, sin la menor cortapisa. Iracundo y dispuesto a imponer su voluntad, sea cual sea la que le cruce por la cabeza, en apenas unos días ya ha evidenciado lo que va ser su reinado del terror. Una autocracia hitleriana, con expansionismo por la fuerza innegociable, cuajada de mentiras como es su costumbre, de amenazas y de incontables arbitrariedades. No para de firmar, con ese regusto de placer que evidencia. La Casa Blanca confirma que este sábado pondrá aranceles del 25% a México y Canadá. Lo lógico es que ellos hagan lo mismo con los Estados Unidos y acaben todos perdiendo.
Y el mismo día que el mundo conmemoraba el 80 aniversario de la liberación de Auschwitz, Trump anunció un campo de concentración para 30.000 migrantes en Guantánamo, lejos de miradas y de respeto alguno, como sintetizó uno de los más agudos titulares sobre el hecho. En los aviones que trasladan a ciudadanos de origen latinoamericano expulsados por Trump no los hay con antecedentes delictivos como sí ocurre en el Despacho oval, decía otra queja. Y es cierto.
Hablamos de un presidente convicto de 32 delitos, más los que le ha evaporado la justicia al llegar a la Presidencia y que incluyen nada menos que incitar el asalto al Capitolio. Un presidente que se ha rodeado además de auténticos desechos de la moral. En la habitual aplicación del Principio de Transposición de Goebbels, el ideólogo nazi del que tanta ultraderecha bebe –el PP español también–, hay varios envueltos en escándalos sexuales cuando parecen tener una obsesión por perseguir los de otros. Es el tema que alimenta el bulo de Elon Musk contra Starmer, el primer ministro británico, para hacerlo caer y poner ultras en su lugar.
Y, entre otros, el Kennedy al que Trump le ha encargado el Departamento de Sanidad. Ha sido calificado por su prima, la hija del presidente John Fitzgerald Kennedy, de “depredador” no apto para formar parte del gobierno. Pidió al Senado que no le confirmara dando detalles verdaderamente tenebrosos de su personalidad. No solo es antivacunas y anticiencia –por más que lo niegue ahora entre lágrimas– . Carolina citaba su adicción a las drogas o hobbies poco frecuentes: tiene animales de presa como mascotas y el cómo los alimenta es algo que renuncio a transcribir. En el fondo la vida humana les importa también muy poco, según demuestran, al igual que a sus correligionarios de otros países. Y sin embargo millones de seres se apuntan a ellos con una ignorancia solo pareja a su mala fe.
Son apenas unos datos a añadir a lo que se anticipa será un desastre para muchas personas. Ya ha comenzado a vengarse con expulsiones de quienes investigaron sus delitos. A diezmar los servicios públicos y culpar al personal de las muertes cuando fallan. Muy ilustrativas las criticas de Trump al accidente del avión y el helicóptero que chocaron sobre el río Potomac en Washington. Y que encima atribuye a la contratación de controladores con políticas de apoyo a la diversidad de gobiernos anteriores. Lo que hay es escasez de personal entre otros fallos y una discapacidad ética notable del presidente. Trump cree cosas, como el “cuñado” en la barra del bar, y las convierte en ley. Van listos los que caigan bajo su yugo directo.
Es ya una larga lista de arbitrariedades muy preocupantes, pero tanto o más la tibieza con la que reacciona Europa en particular a la onda expansiva del trumpismo fascista. Leemos que la UE multiplica los guiños a la ultraderecha con medidas duras contra la inmigración. Trágico error. Nada contra el fascismo. Poco. Algo. Ha de ir a más. En Alemania, la CDU se abre a coaliciones con la AfD provocando que Angela Merkel, la líder precedente, monte en colera contra el actual dirigente a quien recuerda que se comprometió a mantener el cordón sanitario contra el fascismo. De momento el Parlamento alemán ha tumbado este viernes un proyecto de ley sobre imigración de los conservadores apoyados por la AfD. Las protestas ciudadanas también están siendo muy notables contra los neonazis.
¿Adónde vamos por este camino y cuánto más piensan seguir dejándolo crecer? Los signos son alarmantes, y no se hace nada. O poco, aunque muy valiente y significativo. Cabe mucho más.
En Gaza, con ese precario alto el fuego, cuenta UNRWA España que “muchas personas regresan al lugar donde un día estuvo su hogar, pero sus casas ya no existen. Las familias están volviendo a lugares aniquilados, con vidas destrozadas y un futuro hecho ruinas”.
Otra muestra más, una de las visibles, de que para esta ola que se ha implantado la vida y los derechos no cuentan fuera del ámbito de quienes mueven los hilos. Ya ni se molestan en disimular.
En España estamos llegando a extremos de una desfachatez inmensa. Tanto como ver al presidente de la Comunidad valenciana, Carlos Mazón, entregando obras a empresas amigas y cargos a corruptos de etapas anteriores, sin empacho de dar la sensación de haber convertido en un maná la DANA en la que murieron ahogados dos centenares de sus conciudadanos, mientras él se juergueaba donde quiera que estuviera.
Lo del novio, la novia, el juez, los fiscales que pueden hacer y hacen, los medios que han transfigurado al fiscal general del Estado en una especie de enemigo público número 1 de la Humanidad, es bochornoso. Demasiado ya para seguir alimentándolo de alguna manera, sin darse alguna pausa al menos, con el mal cuerpo que crean y el temor a que semejante bazofia pueda ganar algun triunfo con semejantes métodos. Hay Trumps de todos los tamaños y calañas.
Algo hay que hacer. Toda esta gente y la que vendrá está ahí por los ciudadanos, por quienes así se creen aunque ni piensen en el bien común ni reflexionen sus actos. Son los ciudadanos quienes los han traído a todos ellos, a Trump, a los mandos de la UE, a Aznar, a la novia de la que cuelga el novio y el juez y los medios o viceversa.
Expertos en la materia del más alto nivel explican lo que demuestra la historia de los pueblos: hay riesgo en la acción, pero el mayor riesgo reside en la inacción. En resumen, la acción, en situaciones graves, es el menor de los males.