Adiós a los karts de Carlos Sainz en La Ermita del Santo: un cierre que anticipa el fin de una era
Mantienen su circuito en Las Rozas pero a principios de año clausuraron el de Latina, más céntrico y junto a un centro comercial con recreativos, bolera o gimnasio y cuyos terrenos recalificó el Ayuntamiento para convertirlos en viviendas. Es el primer negocio en cerrar: el resto lo hará antes de 2026
El negocio de la Ermita del Santo: vivienda protegida que roza los precios de la libre en el barrio
El derribo del centro comercial y recreativo en la Ermita del Santo echa a andar. El pasado mes de enero cerró definitivamente el circuito de karts Carlos Sainz, uno de los puntos de ocio más conocidos de estas galerías, próximas a Madrid Río y junto a una parcela de uso deportivo. El día 24 fue la propia compañía la que se despedía en sus redes de la pista de carreras por razones “ajenas” a la empresa, de la que ya solo queda otro karting en Las Rozas. Las pistas llegaron nada más comenzar el año, cuando la página web de reservas ya aparecía con fecha tope.
El fin de estos coches es también el preámbulo de las 500 viviendas de lujo, levantadas en torres de hasta 28 pisos, que el Ayuntamiento de Madrid tiene previsto construir en la zona. Aún queda la bolera, el sitio favorito para muchos cumpleaños infantiles, con su pequeño bar y unos recreativos alrededor. También se mantiene abierto el gimnasio adyacente, el Paidesport Center, con escuelas de pádel, natación e incluso danza. Pero sus trabajadores saben que el final está cerca, aunque por el momento desconocen la fecha.
El terreno, de casi 50.000 metros y con un tránsito menguante desde que fueron cerrando varios locales, se convirtió en epicentro de una operación urbanística que comenzó a proyectarse tres años atrás. Gracias a la reordenación los propietarios del espacio, Socimi Desarrollos Ermita del Santo, podrían quintuplicar el valor del centro comercial, pues los primeros planes anunciados disparaban de 17,7 hasta los 81,8 millones el valor de los terrenos hace cinco años.
Las quejas vecinales y otras críticas al “pelotazo urbanístico” que se proyectaba –así lo calificaron las pancartas en manifestaciones posteriores al anuncio– presionaron lo suficiente como para impulsar algunas modificaciones, como eliminar 100 de los 600 pisos previstos inicialmente. Aun así, el mismo día que el Ayuntamiento de Madrid aprobaba el proyecto para transformar la Ermita del Santo gracias a un Gobierno municipal en mayoría, vecinos de la zona iniciaron una cacerolada en señal de protesta impulsados por la plataforma No al Pelotazo de la Ermita, creada en oposición a este plan.
No les convenció que el Consistorio incluyera en su iniciativa final una reducción del terreno a edificar ni lo alejara de las viviendas. El resto del planning siguió adelante sin otros grandes cambios. Casi un año después de aquella votación, desde la Socimi propietaria de los terrenos, preguntados por este periódico, no dan una fecha límite para clausurar los negocios que quedan ni para derribar sus estructuras. Socimi es el acrónimo de Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión Inmobiliaria, una vía de inversión en activos inmobiliarios.
Los inicios de la operación urbanística
En los últimos años, este espacio urbano se ha visto beneficiado por dos mejoras que han revalorizado el valor del suelo: la renaturalización de Madrid Río y la operación Mahou-Calderón, con Manuela Carmena. Es así como un fondo de inversión, cuyo principal representante es el empresario venezolano Alberto Enrique Finol Gaulé, adquirió el perímetro y lo gestionó desde Desarrollos Ermita del Santo S.A. La Socimi compró la propiedad del suelo en 2012 (con Ana Botella en el Ayuntamiento) y comenzó una operación urbanística que culminó con el pleno municipal de abril de 2024, ya durante el Gobierno de Almeida.
“Seguro que será antes de acabar el año”, intuye un lunes a última hora de la tarde el recepcionista del centro deportivo que hay en la parcela. Ni a él ni a sus compañeros les han trasladado fecha, pero ven en el adiós al karting de Carlos Sainz un pistoletazo de salida para el cambio. Lo mismo ocurre en el interior de la bolera, Bowling La Ermita, donde incluso apuran más sus predicciones: “Yo creo que en marzo, como muy tarde, sabremos algo”, detalla uno de los trabajadores que atiende en el bar interior.
Ese día, aun siendo el inicio de la semana, tenían una decena de pistas ocupadas y un par de grupos se medían al billar o el air hockey. Aunque las empleadas que atienden en el mostrador que reserva o presta zapatos para los bolos no se muestran demasiado optimistas. “Es cierto que sigue teniendo bastante afluencia en el barrio, pero no se compara a la de hace años”, considera una de ellas, que prefiere no ser identificada por su nombre. En lo que todos los empleados consultados ese día coinciden es en que el cierre de los karts puede marcar el inicio de una nueva era.