"Un riesgo contra el que hay que protegerse": así ven sus aliados al nuevo Estados Unidos de Trump
El informe de seguridad de la Conferencia de Múnich, publicado antes de la cumbre internacional, indica que EEUU se aleja de su papel de liderazgo global
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Los planes de Donald Trump de realizar “apropiaciones de territorio” han llevado a que Estados Unidos ya no sea percibido como “un ancla de estabilidad, sino más bien como un riesgo contra el que hay que protegerse”, según los organizadores de la Conferencia de Seguridad de Múnich en su informe previo a la cumbre.
El informe, que analiza la transición desde una era unipolar liderada por EEUU tras la Guerra Fría hacia un mundo multipolar en el que ninguna ideología domina por completo, servirá como telón de fondo para la conferencia de este año.
Desde su toma de posesión, Trump ha sugerido la posibilidad de que EEUU adquiera territorios como Groenlandia y Panamá, e incluso ha planteado que Canadá podría convertirse en el estado número 51. Las señales procedentes de Washington indican cada vez más que EE.UU. ya no quiere ser el garante del orden internacional liberal, pero no está claro qué países podrían estar dispuestos y en condiciones de asumir ese papel.
Los autores del informe advierten que la retirada de EE.UU. del liderazgo global tiene implicaciones que van más allá de los conflictos armados: “Sin un liderazgo global como el que ha ejercido Estados Unidos en las últimas décadas, resulta difícil imaginar a la comunidad internacional proporcionando bienes públicos globales como la libertad de navegación o la gestión de las muchas amenazas graves que enfrenta la humanidad”.
El informe también señala que el intento de Trump de reafirmar una nueva forma de primacía estadounidense será socavado por la tendencia a la “multipolarización”. De hecho, los datos recogidos en la investigación muestran que esta transición es vista con buenos ojos en países como Brasil, India, Sudáfrica y China.
La conferencia, que comienza el viernes, es considerada el foro más importante para las discusiones sobre política de seguridad internacional. Este año incluirá las primeras reuniones entre una delegación de Trump, liderada por el vicepresidente de EEUU, JD Vance, y figuras políticas y militares europeas desde la toma de posesión del republicano.
Vance estará acompañado por el secretario de Defensa, Peter Hegseth; el secretario de Estado, Marco Rubio; y el enviado especial de EEUU para Ucrania, Keith Kellogg. Se espera que sean interpelados sobre el futuro papel de liderazgo de EEUU y las condiciones que proponen para un alto el fuego entre Ucrania y Rusia.
Kellogg ha negado las informaciones de que planea presentar un plan de paz completo durante la conferencia.
Los líderes europeos presionarán a Vance para que EEUU haga más por debilitar a Vladímir Putin antes de cualquier negociación y para que clarifique si Washington, ya sea a través de la OTAN o de manera independiente, está dispuesto a respaldar una posible fuerza de estabilización liderada por Europa en Ucrania tras un alto el fuego.
La conferencia coincide con la amenaza de Trump de imponer “aranceles recíprocos” a la Unión Europea.
El informe de la Conferencia de Seguridad de Múnich predice un mundo en el que “un mayor número de estados compiten por influencia”, lo que podría traducirse en “un orden futuro más caótico”.
“Podríamos estar viviendo en un mundo donde múltiples sistemas coexisten o compiten, y donde queda poco de reglas, principios y patrones de cooperación casi universales. En un mundo 'multiordenado' o 'multiplex', el orden liberal no desaparecerá necesariamente, pero su alcance estará cada vez más restringido a Occidente, o lo que quede de él”, señala el documento.
Los autores también advierten de que Rusia no solo busca neutralizar a Ucrania como amenaza militar, sino que trabaja para construir un orden euroasiático liderado por Moscú, como se refleja en los tratados de seguridad propuestos a EEUU y la OTAN a finales de 2021.
El informe urge implícitamente a Trump a considerar las implicaciones más amplias de una derrota de Putin. “Frente a la incertidumbre económica, la sobreexpansión imperial y una guerra altamente desgastante, no está claro si Rusia podrá continuar con sus ambiciones imperialistas”, escriben los autores: “Esto dependerá en parte de la comunidad internacional, que debe decidir si le da espacio para hacerlo o si la presiona para que respete el orden internacional basado en reglas”.
Se espera que las maniobras de EEUU por contener a China se intensifiquen, aunque Pekín podría beneficiarse de la retirada estadounidense de sus compromisos internacionales o de la alienación de sus aliados tradicionales. La encuesta incluida en el informe muestra que, en todos los países del G7, la percepción de EEUU como un riesgo ha aumentado más que la del riesgo representado por Rusia. En la mayoría de los países encuestados, el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos son vistos como una amenaza mayor que la política de Washington, con la excepción del Reino Unido y Alemania.
Los autores concluyen que la coexistencia pacífica entre los distintos ordenamientos emergentes es “poco probable”, dado que “no está claro si los principales actores pueden acordar al menos algunas reglas, principios y estructuras de cooperación para gestionar las relaciones entre los diferentes ordenamientos”.
Por su parte, Rubio pareció aceptar la idea de un mundo multipolar en su comparecencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado el mes pasado. “No es normal que el mundo tenga una sola potencia unipolar”, dijo. “Eso fue una anomalía, un producto del final de la Guerra Fría. Pero eventualmente se iba a volver a un punto en el que existiera un mundo multipolar, con varias grandes potencias en distintas regiones del planeta. Ahora nos enfrentamos a eso con China y, en cierta medida, con Rusia, además de tener que lidiar con estados rebeldes como Irán y Corea del Norte”.