El nieto de Bergman y Liv Ullmann: "No me hice director por ellos, sino a pesar de ellos”
Con 35 años, Halfdan Ullmann Tøndel debuta en la dirección con 'La tutoría', protagonizada por Renate Reinsve y con la que ganó la Cámara de Oro en Cannes y el premio al mejor debut del cine europeo
“Tú no, Neil Gaiman”: cómo el sistema de bandos y la “veneración carismática” influyen en los lectores tras las acusaciones de abusos
Desde hace unos años un concepto nuevo ha aparecido en el vocabulario cultural. Se trata de nepo baby, que hace referencia a aquellos hijos o descendientes de miembros destacados de la industria que, misteriosamente, tienen unas oportunidades que otros muchos desearían. Un neologismo que nace del término nepotismo y que se ha popularizado por la presencia de nombres como Lilly Collins (hija de Phil Collins), Dakota Johnson (hija de Melanie Griffith y Don Johnson), Jack Quaid (hijo de Meg Ryan y Dennis Quaid), por poner solo unos ejemplos.
Pero el nepotismo no es solo una cuestión de Hollywood. El cine de autor también tiene casos, entre las nominadas al Oscar este año se encuentra Fernanda Torres, la actriz brasileña hija de Fernanda Montenegro, que también estuvo nominada al mismo premio hace más de 25 años por Estación central de Brasil. Ambas dirigidas por Walter Salles. Pero quizás el caso más destacado es el de Halfdan Ullmann Tøndel, que aunque en su nombre solo muestre el apellido de su abuela materna, es el nieto de una de las parejas artísticas más importantes de la historia del cine, la formada por Ingmar Bergman y Liv Ullmann.
El nietísimo, que tiene solo 35 años, ha debutado en la dirección con La tutoría. Tras ver la película uno puede discutir si lo ha tenido más fácil o no por ser familia de quién es, pero nadie puede negar que el talento parece que le ha llegado por genética. La tutoría es una película que juega a la ambigüedad, a esa sequedad nórdica mezclada con un toque de humor cuando menos lo esperas. Busca incomodar, cuestionar y no dar nada por seguro. Lo hace también con su puesta en escena, basada en planos largos y fijos. Un talento que le ha valido la Cámara de Oro a la mejor ópera prima en Cannes, el premio al mejor descubrimiento en los Premios del Cine Europeo y una nominación al premio del Sindicato de Directores de EEUU a mejor ópera prima.
La tutoría parte de un conflicto entre dos niños en un colegio. Las madres y padres de ambos son llamadas por la dirección. Uno de los chicos, de seis años, acusa al otro de haber tenido una conducta que implicaría un abuso sexual. El otro dice que fue un juego entre ambos. Los niños nunca aparecen en pantalla, solo los padres, asumiendo las conductas de sus hijos. Esto provoca un efecto espejo sobre los comportamientos de los padres y madres, pero también sobre la educación y la sociedad. También sobre los prejuicios hacia la madre protagonista, una actriz acusada de estirada y frívola que borda Renate Reinsve, la actriz que descubierta por el público en La peor persona del mundo.
Halfdan Ullmann Tøndel acudió a la pasada edición de la Seminci para presentar el filme, y desde allí confesaba que no piensa demasiado en la herencia de sus abuelos. “Por supuesto, cuando me preguntáis sobre el tema necesito reflexionar sobre ello. Yo estoy muy orgulloso de mi legado, pero no me siento influenciado directamente por él ni por mi abuela en ese sentido”, comienza diciendo.
También asegura que no es por ellos por quien decidió ser cineasta: “No soy director por ellos. Soy director de cine a pesar de ellos. Traté de no ser cineasta. Probé todo lo demás. Pero luego, de forma casi accidental, hice un poco de cine en la universidad y me encantó. Después ya entré en la escuela de cine y me encantó aún más y nunca miré atrás. Me siento muy a gusto haciendo películas. Siento mucha adrenalina. Es como una droga ver a los actores en la cámara. Hacer que lo que está en un trozo de papel cobre vida. Es realmente una droga para mí. Es la experiencia más increíble que hay”.
Ojalá la gente no vea 'La tutoría' con las gafas de Ingmar Berman. Creo que él estaría muy orgulloso y sé que mi abuela lo está, pero si soy honesto no siento esa presión
Ni siquiera siente presión por las comparaciones que se harán. Su preocupación “como cineasta es estar al más alto nivel”, y para zanjar el tema familiar lanza una recomendación para el espectador, “que no vea La tutoría con las gafas de Ingmar Berman”. “Creo que él estaría muy orgulloso y sé que mi abuela lo está, pero si soy honesto no siento esa presión”, puntualiza.
La idea de su película nació cuando escuchó la historia de un niño que acusaba a otro por una agresión verbal. “Mi imaginación comenzó a girar en función de eso. Aunque la historia solo duraba como 15 segundos, empecé a construir quiénes eran esos niños y, sobre todo, cómo eran los padres. Además, he trabajado en una escuela primaria durante muchos años, por lo que encima tengo mucha experiencia en ese sentido”, explica.
A través de esa escuela “refleja toda la sociedad, porque en una escuela hay un gobierno, que es la junta escolar, hay víctimas y abusadores dentro de los padres, y hasta tenemos un coro griego, que son el resto de padres que actúan como público discutiendo sobre el caso, por lo que tenía sentido construir la película de esa manera”. Por ello nunca consideró mostrar a los niños. “Para mí, era mucho más interesante que la audiencia pudiera pintar la imagen de los niños en su propia cabeza. Juzgamos a los padres en función de lo que hacen los niños, por eso creo que fue mucho más interesante que todo sucediera en nuestra imaginación, con nuestros prejuicios, con nuestra forma de construir narrativas, no mostrando a los niños”, argumenta y expone otro de los temas del filme, mostrar “que los niños tienen autonomía, porque a menudo se quita la responsabilidad y se pone en los padres”.
Desde la primera proyección de La tutoría, se habló de una escena donde la protagonista entra en un bucle de risa compulsiva largo que resulta hasta violento para el espectador. Ullmann Tøndel cuenta cómo se creó ese momento, que en el guion solo estaba apuntado como que ella se reía mucho tiempo. Cuando Renate Reinsve le preguntó cuánto era mucho tiempo, él dijo que en torno a siete minutos. Ella creía que sería imposible, pero se plantó en el rodaje y lo hizo. Eso sí, fueron “diez horas de rodaje intenso” para lograr uno de esos momentos que tienen a todo el mundo comentando.