La fiscal mantiene la petición de dos años y medio de prisión para Rubiales: “No hubo pregunta, no hubo consentimiento”
“¿Hasta cuándo vamos a estar exigiendo a la víctima de una agresión sexual un comportamiento heroico?”, lamenta la representante del Ministerio Público en su informe en la fase final del juicio contra expresidente de la Federación y tres de sus subordinados
Jorge Vilda reconoce que abordó al hermano de Jenni Hermoso para “normalizar la situación” tras el beso de Rubiales
La fiscal Marta Durántez ha expuesto este miércoles su informe final ante el juez que juzga desde la semana pasada al que fuera presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y su círculo de confianza por el beso que impuso a Jenni Hermoso y la trama que supuestamente urdió después para librarse del escándalo. En una exposición que se ha alargado durante casi dos horas, la fiscal ha mantenido la petición de dos años y medio de prisión para Rubiales al considerar que vulneró la libertad sexual de la jugadora al besarla contra su voluntad y que, a continuación, puso en marcha la “maquinaria” de la entidad para coaccionarla con el objetivo de que saliera públicamente a restar importancia a ese beso. “No hubo pregunta, no hubo consentimiento”, ha aseverado.
También mantiene la petición de un año y medio de cárcel para el exseleccionador Jorge Vilda, el ex director deportivo de la selección masculina y exfutbolista, Albert Luque, y al exresponsable de marketing de la Federación, Rubén Rivera, acusados de un delito de coacciones. Actuaron, a su juicio, movidos por el interés de “salvar a su jefe” pues ellos “iban detrás”. “Si él se caía, se caían los demás. Ninguno de los acusados forman parte actualmente de la Federación. Y el detonante fueron estos hechos”, ha mantenido la representante del Ministerio Público.
Durántez ha definido a Hermoso como “una simple jugadora” enfrentada a un presidente que “mandaba todo”. Y ha insistido en que la reacción de la futbolista no invalida sus sensaciones en ese momento, al tiempo que ha cargado contra los estereotipos que construyen un “tipo ideal de víctima”. “Aunque me produce rechazo (...), le he tenido que preguntar por qué se reía en el vestuario, por qué bebía champán, por qué comía. ¿Hasta cuándo vamos a estar exigiendo a la víctima de una agresión sexual un comportamiento heroico? ¿Acaso no tenía derecho a celebrar un triunfo deportivo de tal entidad?”, ha expuesto la fiscal.
Aunque no la ha citado, la fiscal se refería a las preguntas que la abogada de Rubiales, Olga Tubau, hizo a la jugadora durante el juicio sobre los vídeos en los que, después de la entrega del trofeo, aparecía celebrando la victoria y bromeando, también con el beso. “No tengo que estar llorando en una habitación para entender que no me gustó”, respondió Hermoso.
La fiscal también ha recordado que una víctima de agresión sexual “necesita tiempo de reflexión, de asesoramiento, de consejo” antes de tomar la decisión de denunciar. “¿Le podemos recriminar que falta a la verdad y que hubo consentimiento porque denunció 10 días después?”, ha aseverado.
“Coherencia total”
Respecto al beso, la fiscal ha puesto en valor la declaración de la jugadora, que dejó claro que no había sido consentido y, sin aludir expresamente, apuntó al abuso de poder. “Sabía que me estaba besando mi jefe y eso no debe ocurrir en un entorno laboral (...). Me sentí poco respetada. Mancharon uno de los días más felices de mi vida”, dijo Hermoso en la primera sesión del juicio.
Según la fiscal se dan los requisitos que exige la jurisprudencia para otorgar credibilidad a su relato, que es la “prueba directa” en este tipo de delitos. Así, ha explicado que durante el juicio ha quedado acreditado que no existe “animadversión o motivo espurio” que lleve a la futbolista a faltar a la verdad sobre lo que pasó en el momento del beso, que su testimonio resulta “verosímil” porque existe una “coherencia total” entre los hechos narrados por ella y su comportamiento inmediato y posterior y tampoco incurrió en contradicciones. “Fue rotunda, clara, ni tan siquiera dramatizó la situación”, ha ampliado.
Además, ha subrayado que el relato de la jugadora fue corroborado por otros testigos. Y ha hecho hincapié en el hecho de que tanto su hermano, como dos jugadoras afirmaran en sus declaraciones que, ya en el césped y tras recoger las medallas, Jenni Hermoso les contó lo que había pasado.
“No parece congruente que si el acto fue consentido, si no le importó (...) necesitara transmitir esa información a su hermano y a dos jugadoras. Eso muestra la sorpresa y el estado de shock en el que se encontraba por la situación vivida”, ha dicho Durántez, que ha asegurado que en las horas posteriores su actitud pasó a ser cada vez de “mayor decaimiento” y de incluso “tristeza y llanto” durante el vuelo que trajo de vuelta al equipo a España, tal y como confirmaron varias jugadoras y el exresponsable de fútbol femenino Rafael del Amo.
Durante su exposición, la fiscal también ha hecho alusión a numerosa jurisprudencia que considera que “incluso un beso en la mejilla” puede ser delito si no hay consentimiento y ha recordado que hace mucho que la doctrina no exige que haya “ánimo libidinoso”. Esa será una baza que posiblemente juegue la defensa de Rubiales, que este martes le preguntó si había habido algún tipo de intención sexual detrás de ese acto. “¡Jamás!”, enfatizó él.