Sánchez redobla el combate ideológico con la derecha y sitúa a España como referente antitrumpista
En la Moncloa reciben el desafío global que supone el impacto de la nueva administración americana como una oportunidad de contraponer los resultados de dos proyectos antagónicos: el que representa el Gobierno y el que encarnan PP y Vox
El PSOE asume que perdió el debate sobre los impuestos al salario mínimo y voces internas piden rectificar
Pedro Sánchez ha encontrado en Donald Trump una nueva arista política para su particular combate ideológico con la derecha. Los primeros pasos del nuevo inquilino de la Casa Blanca, que pasan por poner patas arriba la concepción del Estado de derecho, los servicios públicos y hasta del orden mundial, van en la dirección exactamente opuesta al modelo clásico de la socialdemocracia europea que enarbola el Gobierno de España. Y en la Moncloa reciben el desafío global que supone el impacto de la administración Trump como una oportunidad de contraponer los resultados de dos proyectos antagónicos.
“Hay que tomar conciencia del momento histórico en el que se encuentran España y Europa, y los socialistas españoles estamos llamados a protagonizarlo con un papel decisivo”, le pidió a los suyos el presidente esta semana en el Congreso. Sin mencionar por su nombre al presidente de Estados Unidos, la comparecencia ante los diputados y senadores socialistas, habitual al principio de cada periodo de sesiones, se convirtió en un permanente alegato contra todas las decisiones y las intenciones de Donald Trump. Y también contra la “coalición negacionista” global que en España atribuye a la suma de PP y de Vox. “La coalición negacionista de la derecha y la ultraderecha tiene claro lo que quiere conseguir, pero nosotros también. Ellos quieren reconquistar un pasado que no existe, y nosotros construir un futuro mejor”, proclamó en esa misma intervención.
El convencimiento en el equipo de Sánchez es que el impulso a los proyectos políticos reaccionarios de todo el mundo que ha supuesto el triunfo de las tesis de Trump y de Musk en Estados Unidos tiene los días contados. Y que a medio plazo las recetas ultras y neoliberales de la nueva administración americana empezarán a revelarse como fallidas y como generadoras de un amplio rechazo social. En esa rendija confía el Ejecutivo de Sánchez para fortalecer en España un proyecto político que él mismo eleva a los altares como referencia mundial frente a la alternativa que representan Feijóo y Abascal.
“Somos una referencia de cómo hacer bien las cosas, de cómo se puede crear empleo y dignificar las condiciones laborales, de cómo se puede crecer económicamente y reducir los gases de efecto invernadero o de cómo se puede consolidar el Estado del bienestar al tiempo que consolidamos las cuentas públicas. Porque la socialdemocracia española ya no importa sus ideas de fuera, lo que hace es exportarlas a toda Europa. Nos miran y no les vamos a decepcionar”, clamó.
Las declaraciones del presidente se producían en un contexto muy concreto: justo el mismo día en que el Consejo de Ministros aprobaba una nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional y minutos antes de que la bronca en la coalición por la tributación de ese salario estallara públicamente, en la víspera de que el PP tuviera que enmendar su voto al decreto de las pensiones y justo el día después de un reportaje de la BBC que en la Moncloa sentó especialmente bien.
El artículo que la cadena pública británica publicó en su web llevaba por título 'Cómo la economía española se convirtió en la envidia de Europa'. Y define a nuestro país como “motor del crecimiento europeo” por superar ampliamente con el 3,2% del PIB a países como Alemania, que cayó un 0,2%, Reino Unido, que subió un 0,9% o la italiana, con un 0,5%.
“Decían que no se podía crear riqueza subiendo salarios. Hemos demostrado que se equivocan y que esos viejos dogmas neoliberales eran una absoluta falacia. Tenemos que seguir haciéndolo”, dijo Sánchez en el Congreso, que también retó a PP y Vox a demostrarse “patriotas” para defender los intereses de España y de la Unión Europea frente a la política arancelaria norteamericana. “Una guerra comercial no beneficia a nadie, pero si alguien la empieza, España estará con Europa”, advirtió.
Más allá de la economía, el Gobierno también piensa que el juego de espejos con la política internacional de Donald Trump resultará a medio plazo un interesante caladero de desafección hacia lo que representa ese proyecto político. Y señalan como ejemplo las guerras de Gaza y Ucrania. Tras el esperpéntico proyecto turístico propuesto en una Palestina sin palestinos, el mandatario estadounidense contactó esta semana con Vladimir Putin para resolver por la vía de los hechos consumados el conflicto de Ucrania sin preguntarle ni a Ucrania ni a la Unión Europea.
Convencido de que la política exterior que se posiciona con Gaza frente a Netanyahu y con Zelenski frente a Putin es ampliamente respaldada por la opinión pública española, Sánchez no ha tardado en desmarcarse drásticamente de los planes de la Casa Blanca en ambos casos. Lo hizo para reivindicar el derecho internacional en Gaza y rechazar la expulsión de los gazatíes. Y también para dejar claro que España no secundará ninguna salida a la guerra de Ucrania que no pase por contar con los intereses de la Unión Europea.
“Acabo de hablar con el presidente Zelensky, a quien he trasladado todo mi apoyo en la defensa de la soberanía de su país frente a la agresión ilegal, injusta e injustificada de Rusia. Ucrania puede seguir contando con España. Este apoyo va más allá de las palabras, como hemos demostrado en estos últimos tres años. Europa seguirá apoyando la aspiración de Ucrania a una paz justa y duradera. Ucrania quiere la paz y Europa quiere la paz. Sin embargo, una guerra injusta no puede terminar con un acuerdo de paz injusto”, publicó el jueves en sus redes.
“El futuro siempre le da razón al progreso”, concluyó el presidente su discurso ante los parlamentarios del PSOE, en un mensaje que apela una vez más la resistencia y la perseverancia de los suyos ante las dificultades, convencido de poder convertir a España en un referente frente a las políticas que patrocinan Trump y Musk en Estados Unidos, y que impregnan ya un buen puñado de gobiernos europeos.