El enésimo tiro en el pie del PP de Sevilla: resucita sus guerras internas para dañar al alcalde y acaba salpicando a Moreno
La filtración de la contabilidad en las etapas de José Luis Sanz y Juan Bueno provoca la perplejidad en el presidente andaluz y en buena parte de un partido que parecía haberse calmado tras años de cainismo
El PP andaluz busca entre los suyos al que filtró los sobresueldos de sus líderes en Sevilla para “depurar responsabilidades”
¿Por qué?, se preguntan en el PP sevillano y andaluz, y sobre todo ¿por qué ahora? Tras años de navajeo interno, todo parecía bajo control entre los populares sevillanos hasta que la luna de miel ha estallado y tiene a todos tentándose la ropa e intentando minimizar daños. El propio presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, se fajó para calmar unas aguas que se remansaron en 2022, cuando logró por fin introducir a una persona de su confianza al frente de los díscolos populares sevillanos. Pero todo ha saltado por los aires en cuestión de días con una historia con tintes de culebrón.
La publicación por Diario de Sevilla de la contabilidad del PP sevillano entre 2011 y 2014, que apunta a supuestos sobresueldos, la multiplicación de los gastos de restauración y el desvío de dinero del grupo popular en la Diputación de Sevilla para fletar autobuses rumbo a actos electorales, ha provocado un terremoto con epicentro en una etapa muy concreta del partido: la liderada por el ahora alcalde hispalense, José Luis Sanz, y su mano derecha y delegado municipal de Hacienda, Juan Bueno. Pero la sacudida ha derivado en perplejidad cuando El Correo de Andalucía ha informado de que esa contabilidad estaba en una notaría y la sacó el actual número dos del partido en Sevilla, José Ricardo García, que es también parlamentario autonómico.
Y esto nos lleva a la doble pregunta inicial: ¿por qué y por qué ahora? Los populares nunca habían tenido tanto poder en Sevilla, con la alcaldía de la capital y de bastantes municipios de la provincia, hasta el punto de que el PSOE perdió su hegemónica mayoría absoluta en la Diputación. Y eso por no hablar de la rotunda mayoría absoluta que cosechó Moreno en 2022 con victoria en la provincia incluida, que parecía el bálsamo para todos los males. ¿Por qué entonces sacudir esa balsa de aceite?
Una etapa convulsa
Lo que parece evidente es que el punto de partida es un movimiento contra José Luis Sanz, que así lo asumía en el pleno municipal de pasado jueves. “Campañas de difamación ni ésta es la primera ni será la última”, señalaba, lo que remató con toda una declaración de intenciones: “Al alcalde de Sevilla no se le coacciona”. Pero el propio subconsciente le traicionaba, ya que por inercia acusaba al PSOE para inmediatamente corregirse y apuntar que los socialistas “se han dejado enredar” con esta cuestión. Es decir, que se han sumado a una fiesta que ha iniciado otro.
En todo esto, hay una primera certeza que no es otra que la contabilidad del partido estaba custodiada en una notaría por decisión del propio partido, lo que apunta a que se consideraba lo suficientemente comprometedora. La decisión la tomó la que fue presidenta del PP sevillano entre 2017 y 2022, Virginia Pérez, que sucedió en el cargo a Juan Bueno (2012-2017) y a José Luis Sanz (2007-2011) para liderar una etapa trufada de alianzas insospechadas, cambios de bando y una inesperada resistencia a someterse a lo que dictaba la dirección andaluza.
Cuando esta documentación se hizo pública todos miraron a Pérez, especialmente porque la primera andanada fue contra Bueno y todavía hay muchas cuentas pendientes entre ambos. La expresidenta del PP sevillano dejó el cargo en 2022 tras un pacto que le garantizaba un puesto de salida en las autonómicas de ese año, como así fue, y ha negado tajantemente ser el kilómetro cero de una filtración que no le beneficia en nada y que en todo caso habría utilizado cuando estaba embarcada en peleas intestinas. Además, con Bueno la relación puede no ser la mejor, pero la candidatura a alcalde de José Luis Sanz fue una apuesta suya muy personal.
A hurgar en la herida
Lo cierto es que esta sacudida puede haber erosionado a Sanz y Bueno, pero también ha salpicado de manera indirecta a un Juan Manuel Moreno al que Sevilla vuelve a darle dolores de cabeza. Por lo pronto, que el número dos del partido haya sacado la documentación de la notaría no deja en muy buen lugar al actual presidente de los populares sevillanos, Ricardo Sánchez, que es persona de su máxima confianza y además delegado de la Junta en la provincia.
A esto se une que el PSOE quiere hurgar en la herida llevando los sobresueldos al Parlamento andaluz, y para ello intenta convocar la comisión de seguimiento y control de financiación de partidos políticos, que lleva inactiva casi 30 años. El objetivo no sería otro que cargar contra el presidente en la propia Cámara, algo en principio poco factible por esta vía porque el PP controla la mesa que debe convocarla.
En paralelo, los socialistas se han tirado al cuello del propio Ricardo Sánchez, con el argumento de que el secretario general del partido en Sevilla no habría dado el paso de retirar la contabilidad de la notaría sin el conocimiento –y el teórico visto bueno– de su presidente. ¿Y por qué se habría dado este paso? Pues porque sería un movimiento defensivo ya que Sánchez no atraviesa su mejor momento, tras haber sido acusado por un juez de un delito de administración desleal en el caso del tanatorio privado en Mairena del Alcor, municipio del que fue alcalde.
De aquellos polvos, estos lodos
A partir de ahí, se abre la veda de las especulaciones en las propias filas populares y en las socialistas: que si Sánchez cree que lo del tanatorio se ha agitado desde el PP para perjudicarle, que si es una maniobra para quemar rivales adelantándose a un posible intento de moverle la silla de presidente provincial... En todo caso, la sensación más compartida en el PP es la de incredulidad por una historia que ha vuelto a abrir en canal el partido en Sevilla.
Para hacer más rocambolesca todavía la cuestión, resulta que el número dos provincial, José Ricardo García, además de parlamentario es concejal en Carmona, cuyo alcalde (Juan Ávila, que también es senador) fue el primer nombre que Juan Manuel Moreno echó a la palestra en 2021 para arrebatarle el poder a Virginia Pérez sin conseguirlo. Aquella campaña fue durísima, acabó con denuncias de pucherazo y amenazas de ir a los tribunales y habría dejado a Ávila muy descontento con el papel que le tocó jugar.
El empeño de Moreno de quitar a Pérez era porque la provincia de Sevilla iba por libre en el PP andaluz, hasta el punto de que se alineó con una dirección nacional que entonces (2021) capitaneaban Pablo Casado y Teodoro García Egea. Aquello abrió una crisis entre las direcciones en Madrid y Andalucía, hasta el punto de que el propio Moreno no arropó a Pérez en su designación y le dio plantón a García Egea. Hubo más tensiones, rodaron cabezas como la del portavoz municipal en el Ayuntamiento de Sevilla y al final se selló una tregua más que nada por no herir con fuego amigo al presidente andaluz en puertas de las elecciones autonómicas.
El PP andaluz se ve ahora poco menos que forzado a tomar medidas ante el calibre de lo que ha ocurrido. Por lo pronto, el portavoz del grupo parlamentario popular, Toni Martín, ya ha anunciado que “se activarán los mecanismos internos para depurar responsabilidades” para confirmar quién filtró los documentos. “El PP andaluz no va a entrar a valorar la actuación interna de esta persona ni permitirá que dañe al partido”, añadió, y lo que ha trascendido ya es que José Ricardo García ya ha pasado por San Fernando (sede regional andaluza) para rendir explicaciones.
La alargada sombra de Javier Arenas
Eso sí, la investigación se ciñe exclusivamente a averiguar quién dio a conocer la contabilidad, no si hubo un uso apropiado o no de los fondos en las etapas de José Luis Sanz (que tras presidir el PP provincial fue secretario general andaluz) y Juan Bueno. El alcalde insiste en que en su etapa “nunca hubo un sobresueldo” y que todos los gastos hechos eran legales, “ni vulneraban la ley ahora ni en 2011”. “Ni me siento acorralado, porque no he hecho nada ilegal, ni voy a dimitir”, ha abundado, mientras que Bueno asegura que los ingresos que percibió no fueron sobresueldos sino “gastos de funcionamiento” del partido.
En el telón de fondo en todos estos movimientos no son pocos los que ven la figura del padre del PP sevillano y andaluz, Javier Arenas, que desde hace años alega que está retirado de estas batallas pero cuya sombra insisten en que sigue siendo alargada. Arenas dejó en 2012 una presidencia del PP andaluz que asumió Juan Ignacio Zoido para luego maniobrar contra los zoidistas impulsando a Virginia Pérez, que ganó el congreso provincial de 2017.
Paradójicamente, Pérez acabó alineada con sus antiguos enemigos mientras sus otrora aliados (espoleados por Arenas) se posicionaban junto a Juan Manuel Moreno, y así se llegó al cruento 2021. Para terminar de poner la guinda al pastel, Moreno no sólo no ha tenido nunca a Sanz entre los suyos, sino que le arrebató por sorpresa (y tras la designación directa de Mariano Rajoy) la presidencia del PP-A cuando la dejó Zoido en 2014. ¿Y Javier Arenas, hoy portavoz adjunto del PP en el Senado? Un alto cargo de los populares sevillanos lo dijo en 2021, con el partido en plena guerra civil: “El PP de Sevilla se calmará cuando Javier Arenas deje alguna vez de intrigar”.