La DGT prepara una revolución que pone en jaque a las autoescuelas en España

Los días de las autoescuelas tradicionales en España podrían estar contados. La Dirección General de Tráfico (DGT) está considerando una reforma que cambiaría radicalmente la forma en que se obtiene el permiso de conducir en el país. La idea es simple, pero disruptiva: permitir que los aspirantes aprendan con tutores no profesionales, como familiares o amigos, en lugar de depender exclusivamente de autoescuelas.

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) impulsa esta propuesta con un objetivo claro: reducir costes y flexibilizar la formación mediante métodos digitales y online. Si se aprueba, el cambio no solo afectará a los alumnos, sino que transformará por completo un sector que ha operado de la misma manera durante décadas.

España va más atrasada que otros países

Ya hay precedentes. Países como Francia, Italia y Portugal ya permiten que los futuros conductores practiquen con tutores no profesionales, y el modelo estadounidense lleva años funcionando bajo este sistema. La CNMC argumenta que introducir esta posibilidad en España no solo abarataría el coste del carnet de conducir, sino que también haría el proceso más accesible para los jóvenes, quienes suelen tener ingresos “por debajo de la media”. Además, en zonas menos conectadas, disponer de un vehículo es vital para la movilidad, por lo que flexibilizar el acceso al permiso podría tener un impacto social considerable.

Sin embargo, la propuesta no se limita a permitir que familiares y amigos enseñen a conducir. El informe de la CNMC también plantea la necesidad de modernizar el sistema educativo de las autoescuelas, impulsando métodos digitales y formación online.

En un mundo donde prácticamente todo se aprende por internet, desde idiomas hasta habilidades profesionales, la enseñanza vial no debería quedarse atrás. Con esta reforma, los aspirantes podrían estudiar la teoría a su ritmo y gestionar sus trámites directamente con la DGT, sin depender de intermediarios.

El sector se levanta en armas contra esta propuesta

El debate está servido y no todos están de acuerdo. Las autoescuelas tradicionales han expresado su preocupación, argumentando que la ausencia de instructores profesionales podría poner en riesgo la seguridad vial. Consideran que la formación recibida por conductores no cualificados no sería suficiente para garantizar que los nuevos conductores estén preparados para afrontar situaciones complejas en la carretera. Esta inquietud cobra relevancia si se tiene en cuenta que el tráfico en España ha aumentado considerablemente en los últimos años, con casi 28 millones de conductores en 2023, según datos de Statista.

Por otro lado, el informe de la CNMC también sugiere simplificar los requisitos para abrir una autoescuela y para ejercer como profesor o director de estos centros. Según el organismo, el sector está “muy regulado” y hay margen para introducir cambios que lo hagan más accesible y eficiente. Al flexibilizar las condiciones para la apertura de nuevas autoescuelas, se promovería la competencia, lo que podría resultar en una mejora de la calidad y en una reducción de precios.

En cuanto a los exámenes de conducir, otra de las propuestas revolucionarias que afectaría a las autoescuelas es que los propios alumnos puedan gestionar directamente sus pruebas con la DGT. Actualmente, las autoescuelas son las encargadas de asignar las fechas de examen, lo que en ocasiones genera retrasos y complicaciones administrativas. La CNMC defiende que “se podría considerar asignar los exámenes a los alumnos en vez de a las autoescuelas”, lo que supondría un avance en términos de transparencia y eficiencia en el sistema.

El Gobierno lo está estudiando detenidamente

Mientras el Ministerio del Interior analiza la viabilidad de estas medidas, el ministro Fernando Grande-Marlaska ha sido cauteloso al respecto. “Lo estamos estudiando y valorando, para poder tomar una decisión”, comentó recientemente. La reforma aún está en fase de estudio, pero el mero hecho de que se esté planteando ha generado un debate intenso entre defensores de la modernización del sistema y defensores de la formación tradicional.

El futuro de las autoescuelas en España pende de un hilo. Si la DGT decide implementar estas reformas, se produciría un cambio radical en la forma de aprender a conducir. La posibilidad de que amigos o familiares hagan de tutores, combinada con la opción de formación online y la gestión directa de exámenes, haría que el proceso fuera más flexible y económico. Pero también pondría a prueba la capacidad de adaptación de un sector que ha operado con reglas muy claras y estrictas durante décadas.