Ver el Duero a 300 metros de altura: el mirador más impresionante de España
La reserva hídrica de los embalses del Duero sube hasta el 63,9% de su capacidad
Sus vistas son impagables. Porque contemplar el Duero desde un privilegiado balcón a 300 metros de altura es un todo un lujo para cualquier amante del aire libre, la fotografía o, simplemente, la sensación de sentirse pequeño ante la madre naturaleza. Solo hace falta llegar hasta el conocido como Mirador del Fraile.
Se trata de una plataforma metálica instalada en 2021 pero abierta al gran público en 2022, una vez que se hicieron las pruebas de seguridad permanentes. Y es cierto que la seguridad está más que asegurada, ya que durante el primer año y medio de apertura de este balcón hasta 171.000 personas se atrevieron a luchar contra el vértigo.
La barandilla está instalada en la zona de los Arribes del Duero, en la localidad salmantina de Aldeadávila de la Ribera y se mantiene férrea gracias al apoyo logístico y económico del ayuntamiento de la localidad y de la Junta de Castilla y León. Hasta el año 2021 ya era conocido como un buen lugar para observar el paraje, que incluye, además del Duero, un embalse, una presa, un cañón… y Portugal, que se puede divisar al fondo. Pero a partir de ese año es mucha mayor la seguridad y el número de visitantes.
12,8 metros para disfrutar
El de los Arribes del Duero es, por cierto, un parque natural. Se trata de un espacio privilegiado de variada fauna y flora y que está formado no solo por el Duero, sino también por los ríos Huebra, Tormes, Camaces y Uces.
Las vistas, por lo tanto, que se pueden disfrutar desde el Mirador del Fraile son majestuosas y dejan a más un visitante sin aliento. Concretamente son 12,8 metros en voladizo, es decir, poco más de una decena de metros sin nada bajo la plataforma, que está hecha de acero. Está protegida por barandillas metálicas y una de las sorpresas más agradecidas por cuantos la visitan es que es un mirador fabricado con suelo de cristal transparente, para poder disfrutar aún más de las vistas.
El último kilómetro antes de llegar al mirador hay que hacerlo a pie pero aseguran quienes lo visitan que no requiere un gran esfuerzo físico. No hay por tanto coches que puedan aparecer en nuestros ‘selfies’, solo se permite la presencia de 25 personas a la vez y está prohibido volar drones. Todo, en favor de la naturaleza.