Almóndiga o toballa: estos son algunos vulgarismos aceptados por la RAE que no sabías

El Diccionario de la Lengua Española contenía en su 23ª edición, la última por el momento, publicado en 2014 un total de 93.000 lemas, y con un mayor enfoque y revisión de diferentes voces americanas y de extranjerismos. De todas las palabras que acepta la RAE en su obra principal se estima que utilizamos un 30 % aproximadamente para nuestro vocabulario diario, lo que no conocíamos son algunos vulgarismos que están aceptados como tal, aunque eso no significa que se recomiende su éxito. 

Almóndiga, murciégalo o asín, vulgarismos aceptados en el pasado

De entre las más de 90.000 palabras que conforman el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), existen algunas que no están recomendadas para su uso habitual y son desaconsejadas directamente por la entidad en su obra. Así, son lo que conocemos como vulgarismos, que se marca con la abreviatura vulg. y que se asocian con un nivel bajo de lengua.

Entre ellas, una de las palabras vulgares aceptadas por la RAE más conocidas y extendidas es almóndiga, y que sigue incluida en el diccionario desde que fuera aceptada para su primera edición en 1726, aunque ya entonces se consideraba una variante “corrupta y sin fundamento” de albóndiga.

De este grupo de vulgarismos antiguos entra también dos palabras conocidas como son murciégalo y asín, esta última aceptada por primera vez en 1770, y que es una variante desaconsejada de así. Murciégalo, de hecho, es uno de los vulgarismos más antiguos aceptados, en 1734, siendo una variate válida y en ocasiones preferida de murciélago, al ser más cercana a la etimología en latín, siendo “muris” ratón y “caeculus” ciego. Es por eso que la marca vulgar y desuso llegó en ediciones posteriores, y siguiendo el ritmo que adquiría la otra acepción en la lengua culta.

Toballa y vagamundo: vulgarismos antiguos en desuso

Algunos vulgarismos también entraron en el diccionario de la RAE debido a la necesidad de incluir palabras que se recogían en textos antiguos, pero que hoy en día no se usan, por eso se añade a la marca vulgar también la de desuso (con un desus.), ya sea porque se perdió antes del siglo XX o su aparición a partir de 1900 es escaso.

En este sentido encontramos toballa, una variante de toalla que se aceptó en 1739 y cuya marca antigua ya se encontraba en pleno siglo XIX, y que incluye también otras voces como toballeta para hacer referencia a la servilleta. El mismo caso para vagamundo, una variación de vagabundo, que entró en el mismo año, y que se marcó como poco usada a finales del siglo XX.