Quebradizas, con manchas o estrías: lo que las uñas revelan sobre nuestro estado de salud
A través de su color, forma y textura tienen la capacidad de darnos pistas sobre nuestro estado de salud general
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Quizás sorprenda a más de uno saber que las uñas pueden ser, en muchos casos, un buen indicador de nuestra salud. Tienen la capacidad de darnos pistas sobre nuestro estado de salud general a través de su color, forma y textura. En general, las uñas sanas, esas pequeñas placas de queratina dura que cubre el extremo de nuestros dedos de manos y pies, son uniformes, sin surcos ni mancha, de un color rosa uniforme, libres de manchas de decoloración y generalmente con una lúnula en forma de luna en la base y que crece de forma continua, renovándose cada seis a doce meses.
Pero, en ocasiones, pueden aparecer algunos signos en las uñas que, si bien no siempre indican un problema de salud grave, sí pueden ser la señal de la presencia de ciertas anomalías que, en caso de duda, es mejor que vea un dermatólogo. En la mayoría de los casos, el mal uso de cosméticos, golpes y el contacto excesivo con la humedad y el agua son los causantes de su aspecto alterado. En otros casos, sin embargo, un cambio de color o textura puede ser signo de alguna enfermedad.
¿Qué nos dicen las uñas? Algunos de los síntomas más evidentes que aparecen en nuestras uñas y que, como indica la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV), pueden ser el chivato de algunas condiciones de salud, son:
Uñas con manchas blancas
En ocasiones, pueden aparecer manchas o líneas blancas que, contrariamente a la creencia popular, no suelen ser un indicador de falta de calcio. Sí están relacionadas con un trastorno de la formación de la queratina, una proteína que permite y garantiza la resistencia de la uña.
Estas líneas, que pueden extenderse a lo ancho de toda la uña, pueden ser una señal de que hay un nivel bajo de proteínas en la sangre. O también pueden ser un signo de una reacción a microtraumatismos durante una manicura excesiva, donde la cutícula se empuja hacia atrás y se daña. En la mayoría de los casos, estas manchas son pasajeras y desaparecen con el nuevo crecimiento de la uña.
Uñas amarillas
Si las uñas se están poniendo amarillas los motivos pueden ser varios. Uno de ellos es el uso excesivo de esmalte de uñas, por lo que, si es así, será recomendable tomarse un descanso entre manicuras hasta que la uña vuelva a su color original. Otra causa del color amarillo puede ser el tabaco, ya que la nicotina deja este tipo de manchas en las uñas.
Uñas con estrías
La presencia de estrías longitudinales las uñas es otro de los problemas más habituales y, aunque no tienen un motivo patológico, suelen aparecer a medida que envejecemos, a partir de los 60 años aproximadamente, y en la mayoría de los casos tienen un origen hereditario. Lo demuestra esta investigación según la cual el envejecimiento sería uno de los principales motivos de la presencia de estas estrías. Aunque también pueden ser un signo de un cuidado inadecuado de las uñas, un traumatismo o deficiencias vitamínicas, como la de hierro, el zinc o las vitaminas A, C y D.
Uñas blandas y débiles
El debilitamiento de las uñas puede hacer que se vuelvan delgadas, ablandadas y agrietadas. Este problema común suele ser más frecuente en las mujeres y suele aparecer también con el envejecimiento. Las uñas quebradizas, además, pueden ser un reflejo de una mala alimentación que provoque un déficit de ciertas vitaminas, como la biotina, las vitaminas del grupo B y la D. También puede estar relacionado con niveles bajos de la glándula tiroides, que desaceleran el metabolismo y provoca que los nutrientes no lleguen bien a las puntas de los dedos.
Otra posible causa es el contacto permanente y habitual con sustancias fuertes, como la lejía, que pueden provocar lesiones en las uñas, o el abuso de esmaltes de uñas.
Uñas encarnadas
Esta afección común y dolorosa aparece cuando la piel de uno o los dos lados de la uña crece sobre los bordes de la uña, o cuando crece dentro del pliegue ungueal. Aparece sobre todo si nos cortamos las uñas de los pies demasiado cortas, especialmente en los lados de los dedos gordos del pie, o cuando usamos zapatos demasiado ajustados.
Presencia de hongos
Las infecciones por hongos suelen afectar sobre todo a las uñas de los pies en verano, aunque también pueden darse en las de las manos. Este tipo de infecciones suelen empezar en los bordes, y suele extenderse por toda la uña, que se vuelve más gruesa y adquiere una apariencia blanca o amarilla. También puede ocurrir que la uña se vuelva quebradiza y desmenuzarse, y se acaba por despegar.
Detrás de las infecciones fúngicas en las uñas pueden esconderse varios factores de riesgo, como tener diabetes, una enfermedad que causa mala circulación, tener una lesión en la uña o tener un sistema inmunológico debilitado. También ocurre más entre mayores de 65 años,
Microtraumatismos
La presencia de pequeñas rayas violáceas o amarillentas, provocadas en la mayoría de los casos por una excesiva presión con el calzado o por realizar deportes agresivos, tiene como principal repercusión la estética ya que el problema suele desaparecer cuando abandonamos ese hábito.
Uñas mordidas
Son quizás uno de los problemas más evidentes de las uñas. La onicofagia, es decir, el hábito de morderse las uñas, puede ser difícil de abandonar. Estamos frente a un problema que, según la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), afecta a un 30% de los niños entre siete y diez años y a un 45% de adolescentes.
Este mal hábito no solo provoca un problema estético; morderse las uñas de forma repetida puede provocar la aparición de problemas dentales, como desalineación debido al mordisqueo constante; infecciones por hongos; problemas bucales o daños en los tejidos de los dedos, uñas y cutículas, así como microtraumatismos en el lecho ungueal, la zona de bajo las uñas.