El municipio de Granada que se ha convertido en la capital europea de las cuevas por sus miles de casas subterráneas
Guadix, de algo menos de veinte mil habitantes, conserva actualmente más de dos mil viviendas subterráneas
La iglesia más antigua de España está escondida en este pequeño pueblo de Palencia
Guadix guarda un patrimonio arquitectónico y urbanístico insólito. No se trata de exuberantes iglesias, kilométricas murallas, monumentos opulentos, grandes jardines y otros complejos ostentosos, sino de algo más sencillo. Este municipio granadino cuenta con miles de casas cueva, unas viviendas subterráneas que le han valido el reconocimiento de Capital Europea de las Cuevas.
Según datos del consistorio andaluz, actualmente se conservan dos mil casas cuevas, localizadas en el conocido como barrio de las cuevas, que forma un arco de este a oeste, envolviendo a esta ciudad de poco menos de veinte mil habitantes.
A vista de pájaro, estas cuevas crean una estampa singular. Están distribuidas de manera anárquica, aprovechando las veredas y vertientes naturales de los cerros como acceso a cada una de ellas. Y, entre cal y arcilla, surge un bosque de blancas chimeneas, que se entremezcla también con el verde de la naturaleza.
No hay fachada igual en estas particulares viviendas. “Suele ser un elemento de integración para la cueva en el hábitat troglodita, de modo que se acoja a la geometría del terreno”, detalla el Ayuntamiento de Guadix en su página web. Estas cuevas guardan más curiosidades, además de su particular estética: se empiezan a picar desde el techo hacia abajo.
Por dentro, disponen de la comodidad de cualquier vivienda, aunque con las ventajas que comporta este material, capaz de mantener una temperatura constante entre 18 y 20 grados, además de ser aislante, procurando que la vivienda sea un remanso de paz en medio de la ciudad.
Cuevas para todos los usos
El uso de la cueva como vivienda no es el único. Dentro de estas también se puede encontrar templos (ermitas o iglesias) y panteones funerarios. Destaca sobre todo la Ermita Nueva por su ajuar, con un “soberbio” lienzo de la Virgen de Gracia del siglo XVIII.
Además, han llegado a albergar bodegas, hornos de pan, alfarerías, alojamientos rurales, hoteles, museos, restaurantes y centros de interpretación, donde los visitantes pueden conocer todos los detalles de estas viviendas que se mimetizan con el terreno.