Así es "la pequeña Barcelona" siciliana: una atracción turística para los italianos
Un pueblo de apenas 20 habitantes rinde homenaje a Gaudí con fachadas coloridas, arte contemporáneo y sabor mediterráneo
Sicilia: esencia mediterránea en estado puro
A simple vista, podría parecer que nos encontramos en algún barrio bohemio de Barcelona. Sin embargo, el colorido y las formas sinuosas que decoran las calles de Borgo Parrini, en Sicilia, no son casuales.
Este diminuto pueblo italiano se ha ganado el apodo de “la pequeña Barcelona” por su arquitectura inspirada directamente en el genio de Antonio Gaudí.
Con tan solo una veintena de habitantes, esta localidad del municipio de Partinico, cerca de Palermo, ha renacido en las últimas décadas como una joya artística gracias al impulso de un vecino con una visión muy clara: convertir el abandono en belleza.
Un renacimiento inspirado en el modernismo
El responsable de esta transformación es Giuseppe Gaglio, un empresario local que, fascinado por la obra de Gaudí, decidió iniciar en los años noventa la compra y restauración de casas abandonadas tras el éxodo rural provocado por la Segunda Guerra Mundial.
Poco a poco, las viviendas recuperaron la vida con fachadas decoradas con cerámicas, mosaicos, cúpulas coloridas, vidrieras y elementos curvilíneos que recuerdan al Park Güell o a los interiores de la Casa Batlló.
El resultado es un conjunto urbano llamativo y único que ha convertido a Borgo Parrini en un destino cada vez más popular entre los viajeros que buscan algo distinto en Sicilia.
Paseos, arte y cafés entre mosaicos
El estilo modernista no solo se encuentra en las fachadas: las plazas, calles y pequeños cafés del pueblo mantienen una coherencia estética que despierta la curiosidad y las cámaras de quienes lo visitan.
Además, hay galerías de arte contemporáneo que dialogan con lo tradicional, y una comunidad local comprometida con mantener viva esta estética singular.
Entre sus monumentos destaca la Iglesia de María Santísima del Rosario, una construcción del siglo XVIII que custodia en su interior una valiosa pintura al óleo del siglo XVII y que contrasta, por su sobriedad, con el entorno gaudiniano del pueblo.
Tradición siciliana con un toque catalán
Más allá de su arquitectura, Borgo Parrini mantiene vivas sus raíces culturales con eventos y fiestas populares a lo largo del año. En verano, especialmente, el pueblo se llena de actividades: exposiciones, conciertos y ferias que celebran la identidad siciliana desde un enclave visualmente único.
Y como no podía ser de otra manera en Italia, la gastronomía ocupa un lugar esencial. Entre sus especialidades, no faltan clásicos de la cocina local como la pasta con sardinas, las arancine, la caponata o los postres de ricota que hacen de cada visita una experiencia completa.
Una escapada artística y gastronómica
Lejos del turismo de masas, Borgo Parrini es un ejemplo de cómo el arte y la arquitectura pueden revitalizar un entorno rural, atraer visitantes y generar nuevas oportunidades para una comunidad que estuvo al borde de desaparecer.
Un pequeño pueblo que, con espíritu mediterráneo y alma catalana, demuestra que el legado de Gaudí puede florecer en los lugares más inesperados.