El pueblo medieval del Pirineo catalán que enamoró a Gaudí
La Pobla de Lillet conserva joyas ocultas del arquitecto y es una escapada perfecta entre naturaleza, historia y arte
Los secretos tras cinco grandes obras de Gaudí, el genio loco por la arquitectura que consiguió lo imposible
A los pies de los Pirineos catalanes, entre bosques espesos y montañas imponentes, se encuentra La Pobla de Lillet, un pequeño pueblo con alma medieval que guarda un secreto poco conocido: aquí dejó huella nada menos que Antoni Gaudí.
Situado en la comarca del Berguedà, este rincón tranquilo combina paisajes de postal con un legado histórico y artístico que lo convierten en un destino tan singular como imprescindible.
Calles de piedra y siglos de historia
El casco antiguo de La Pobla de Lillet es un auténtico viaje al pasado. Fundado en el siglo XIII, el pueblo conserva calles estrechas y empedradas, así como construcciones que narran su evolución a través de los siglos.
Destacan la iglesia parroquial de Santa María, con elementos que van del románico al barroco, y el Monasterio de Santa María de Lillet, del que se tienen referencias ya en el año 819.
Su claustro y sus ábsides románicos reflejan la importancia que tuvo como centro religioso y cultural durante la Edad Media.
Gaudí también pasó por aquí
Aunque no figura entre sus obras más famosas, el legado de Gaudí en La Pobla de Lillet está muy presente.
A principios del siglo XX, el arquitecto fue llamado por su amigo y mecenas Eusebi Güell para diseñar un refugio de montaña: el Xalet del Catllaràs, creado para alojar a los ingenieros de las minas cercanas.
El edificio, de formas peculiares y perfectamente integrado en el entorno, es un ejemplo del ingenio de Gaudí en contextos más funcionales y rurales.
Durante su estancia en el pueblo, Gaudí se alojó en casa de la familia Artigas, y como muestra de gratitud, les regaló uno de sus tesoros menos conocidos: los Jardines Artigas.
En ellos, la arquitectura modernista se funde con la naturaleza a través de pasarelas, fuentes y esculturas moldeadas con materiales locales. Todo un oasis atravesado por el río Llobregat, donde el espíritu de Gaudí aún parece flotar.
Rutas de montaña, aire puro y sabores de proximidad
Más allá de su patrimonio histórico y artístico, La Pobla de Lillet es un paraíso para los amantes del senderismo y la naturaleza.
La cercana Sierra de Catllaràs ofrece rutas que atraviesan hayedos y pinares, con vistas panorámicas y la posibilidad de avistar especies como urogallos o ciervos. Y para quienes buscan desafíos mayores, el Parque Natural del Cadí-Moixeró está a solo unos kilómetros.
La experiencia se completa con una gastronomía local basada en productos de la tierra. Platos como el trinxat, la butifarra a la brasa o los embutidos artesanos son protagonistas en los restaurantes del pueblo.
Además, sus fiestas populares —como la Festa Major de Sant Roc en agosto o la Fira del Bolet en otoño— son perfectas para sumergirse en las costumbres y el folclore catalán.
Cómo llegar a La Pobla de Lillet
Desde Barcelona, llegar es sencillo: basta con tomar la C-16 en dirección norte durante una hora y media. Desde Girona, el trayecto por la C-25 dura algo menos de dos horas.
Y si se visita en primavera o verano, vale la pena subirse al Tren del Ciment, que recorre 3,5 kilómetros conectando el pueblo con el Museo del Cemento, pasando por los Jardines Artigas y regalando panorámicas inolvidables.
Lejos del turismo masificado, La Pobla de Lillet es una escapada que mezcla naturaleza, arte y autenticidad. Un lugar que enamoró a Gaudí… y que sigue haciéndolo con quienes lo descubren.