El futuro de la competencia en México
Ha habido mucha desinformación sobre lo que está pasando y lo que viene con la autoridad de competencia. Hay quien cree que la Comisión Federal de Competencia Económica (“COFECE”) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (“IFT”) ya no existen y estamos sin agencias en la materia. Otros creen que las cosas siguen igual que antes. La realidad es más complicada.
Hace unas semanas, prácticamente en la Navidad, se publicó y entró en vigor la reforma constitucional que se conoció como de simplificación orgánica. En medios se ha referido en múltiples ocasiones como la reforma que “desapareció a los organismos autónomos”, pero que en realidad implica una serie de transformaciones complejas con pocos antecedentes en la reorganización de reguladores en el estado mexicano. Cabe aclarar que cada autónomo corrió con suertes diferentes. Por lo que respecta a la materia de competencia económica, se establece que se creará una nueva autoridad que, en principio, consolidará todas las facultades en materia de competencia para todos los sectores (incluyendo telecomunicaciones y radiodifusión) que corresponden hasta hoy a la COFECE e IFT. La reforma no entra al detalle de establecer las reglas operativas y más bien elimina el excesivo detalle de la Constitución respecto al gobierno de estos reguladores, pero sí se prevé que la nueva autoridad mantenga la autonomía técnica y de gestión, además de la separación entre la Autoridad Investigadora y la que resuelva los asuntos (que actualmente es un Pleno compuesto por 7 comisionados). Es decir, seguiremos teniendo una autoridad de competencia que asegure la lucha contra las prácticas monopólicas. Esto ha sido aclarado por la misma presidenta y los legisladores en varias ocasiones.
Para su implementación, de acuerdo con las disposiciones transitorias de la reforma, COFECE e IFT dejarán de existir hasta dentro de los seis meses siguientes a “la entrada en vigor de la legislación secundaria”. Lo interesante es que en ninguno de los casos se establece un plazo para la emisión de la legislación secundaria, por lo que queda muy poco claro e incierto cuándo entrarán en vigor estos cambios estructurales y cuando tendremos una nueva autoridad de competencia. Lo que se vuelve más importante entonces es esa nueva legislación, que podría limitarse a cambios que aseguren un nuevo arreglo institucional y con ello, darle prisa, o que se introduzcan nuevos conceptos y conductas reguladas que requerirán una discusión de mayor cuidado.
La reforma sí prevé que las decisiones adoptadas por COFECE, IFT (e INAI) antes de la entrada en vigor de la nueva ley surtirán todos sus efectos legales y tendrán plena validez. Las autoridades han asegurado que siguen trabajando normalmente y los asuntos no se detendrán, sin embargo, el tema más delicado es el del presupuesto para este año, ya que en el caso de COFECE, sólo se aprobó un presupuesto de poco menos de 200 millones, cuando sus requerimientos son de alrededor de 600. El IFT sufrió un recorte aún más dramático y ambas instituciones están haciendo esfuerzos radicales para subsistir. Este recorte podría implicar que las agencias se “paralicen” para el segundo cuarto del 2025, si no hay una inyección de recursos de alguna forma. Estos reguladores no pueden simplemente “gastar menos” para que el dinero les dure por los compromisos prácticamente inamovibles en recursos humanos y arrendamiento de inmueble que sobrepasan por mucho los recursos asignados. Esto hace también más apremiante el tema de la legislación secundaria si el objetivo de la reforma fue precisamente que se sigan los procedimientos y que los funcionarios técnicos y capaces, sigan en sus funciones.
Los trabajadores, la inversión nacional e internacional, y los funcionarios del gobierno americano encargados de la famosa revisión del T-MEC, están atentos a esta transición. Parecería que el esquema diseñado permitirá que se dé certidumbre pronto y se transite adecuadamente con un esquema de aplicación de leyes de competencia adecuado, pero sólo si el dinero dura lo suficiente.