No gana uno para sustos: Trump cambió el futuro
Durante el fin de semana largo por el puente de La Constitución, una serie de anuncios cambiaron el futuro dos veces, por ahora. El último día de enero rondaba la incertidumbre porque el fantasma de la guerra comercial recorría el mundo.
El sábado, al cumplirse apenas la primera docena de días del gobierno de Donald Trump, se nos atragantaron los tamales con el anuncio de la Casa Blanca de imponer tarifas comerciales del 25 por ciento ¡a sus socios! Canadá y México y del 10 por ciento a su rival China (con lo que subirían a 60 por ciento). Moría el libre comercio, triunfaba el nuevo proteccionismo.
La decisión estaba firmada. El aún primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y algunos de sus gobernadores anunciaron represalias que iban desde la reciprocidad arancelaria hasta el retiro del mercado local de bebidas alcohólicas procedentes de Estados Unidos (lo bueno es que el güisqui es inglés y hay buenos vinos en México, el Cono Sur, España y Europa).
Claudia Sheinbaum había mantenido, en paralelo, dos líneas de acción: una pública, articulando un discurso binario de coordinación-sin-subordinación, cooperación-con-respeto-a-soberanía, con acciones de articulación con el empresariado mexicano e inversores internacionales; y una privada, a partir de un diálogo informal, directo y discreto, pero con señales de que ocurría. Importantes pasos, pero insuficientes en el momento.
Ante el sabadazo de Trump, Sheinbaum respondió con un mensaje firme, sereno y sensato en el que se niega la mayor (complicidad gubernamental con el crimen organizado), se antepone la lógica del consumo y la irresponsabilidad pública estadounidense para combatir internamente demanda y distribución de fentanilo y para evitar el tráfico ilegal de las armerías gringas que surten poder de fuego a la delincuencia organizada mexicana. El mensaje también incluyó un claro componente nacionalista y de cohesión social interna.
El futuro había cambiado; iniciaba una guerra comercial entre socios (México anunciaría sus medidas de reacción, su Plan B, ayer lunes), la violación al TMEC era casi una dilución completa y calculábamos ya el impacto en exportaciones e importaciones mexicanas y canadienses. Nacía una nueva era de proteccionismo que entierra el libre comercio, pilar del neoliberalismo, pero no para dar paso a un modelo de desarrollo alternativo, sino para imponer una economía neoconservadora y de aislamiento.
Algunas voces críticas y opositoras comenzaban a regodearse y lamerse el bigote por la posibilidad de que un deterioro económico debilitara al gobierno mexicano, pero… el futuro volvió a cambiar el lunes. La llamada telefónica entre los mandatarios de Estados Unidos y México marcó el inicio oficial de un diálogo y al menos tres mesas de negociación (migratoria, comercial y de seguridad).
La estrategia de Donald Trump le está dando resultados. La estrategia de Claudia Sheinbaum le está dando resultados. Dos estilos personales de gobernar (Cosío Villegas) contrapuestos porque, aunque ambos tienen una enorme capacidad para conectar y comunicarse con su población simpatizante y entender sus necesidades y expectativas, su temperamento y valores son diametralmente distintos. Su visión es diferente, aunque puedan compartir objetivos; coinciden en un contexto histórico, pero la influencia del entorno social, económico y político los separa y la forma en que, como gobernantes, abordan la resolución de problemas y la formulación de políticas, incluyendo su disposición a escuchar consejos y a colaborar con otros actores políticos, los distingue notablemente.
Trump tiene prisa, gobernará menos tiempo que Claudia Sheinbaum, solo coincidirán el 66 por ciento del tiempo mexicano. Las tensiones serán una constante, pero con muchos frentes internacionales abiertos.
Si nuestro futuro común muta, la geopolítica mundial se reconfigura drásticamente:
Se debilitan el multilateralismo y la seguridad europea. Trump pide elecciones en Ucrania antes de negociar el alto al fuego porque Putin desconoce la legitimidad de Zelenski para firmar la paz (su periodo presidencial debió haber concluido). El presidente panameño José Raúl Mulino cede y ofrece no renovar el acuerdo con Xi Jinping denominado “La Ruta de la Seda” y ser puente de deportación de migrantes. Benjamín Netanyahu es el primer dirigente nacional en ser recibido en Washington. Trump le anuló las sanciones financieras impuestas por Biden y liberó la dotación de bombas que su antecesor había suspendido. Propuso “limpiar” Gaza de palestinos y desplazarlos a Egipto y Jordania. Y falta Groenlandia…
Lectura sugerida: El Estilo Personal de Gobernar de Daniel Cosío Villegas (Joaquín Mortiz).