El oscuro México del mañana
El humanismo mexicano resultó en 200 mil muertos. La economía moral significó el menor crecimiento económico en 36 años. Los programas sociales fueron utilizados para la compra de votos.
La cuarta transformación no fue como la Independencia, la Reforma o la Revolución, sino el regreso al país de un solo partido, al de los poderes Legislativo y Judicial supeditados a la Presidencia. Un país militarizado en el que las masacres son cosa de todos los días.
Para llevar a cabo la imposición de la candidata oficial, López Obrador endeudó al país en una escala no vista en décadas. Violó en más de treinta ocasiones la ley electoral con tal de imponerla.
Hasta ahora es imposible saber cuánto nos costó dejar a Sheinbaum en la Presidencia. Pero todos recordamos los miles de espectaculares y bardas por todo el país, los siervos de la nación amenazando a los beneficiarios con que les quitarían los apoyos sociales, los medios de comunicación serviles ante la aplanadora morenista, tan parecida a la del PRI de los viejos tiempos.
No tiene sentido lamentarse. Estamos aquí. La presidenta es Sheinbaum. Ya dejó ver con claridad su vena autoritaria y caprichosa al dejar fuera de la celebración del aniversario de la Constitución a la ministra Norma Piña. No hay engaño: la felicitación a los legisladores de Morelos por haber destituido al fiscal que se atrevió a pedir el desafuero de Cuauhtémoc Blanco (acusado de varios delitos, entre ellos el de tentativa de violación de su hermana) permite ver que seguiremos la ruta de la impunidad (puedes robar y violar siempre y cuando seas de Morena) y el cinismo: la Presidencia solapando el crimen.
La defensa de los cárteles de narcotraficantes que ha asumido la presidenta homologándolos con la nación no deja lugar para la duda: existe un pacto con los grupos criminales. Nuestra relación con el mundo también es clara: con la asistencia del embajador mexicano a la toma de protesta de Nicolás Maduro afirmamos nuestro apoyo a la dictadura venezolana; al regalar petróleo a Cuba refrendamos el vergonzoso apoyo a la tiranía.
Se pensaba que el panorama no podía ser más oscuro, pero el arribo de Donald Trump a la presidencia norteamericana añadió un elemento adicional al horror cotidiano. Un poderoso portaaviones está situado frente a las costas de Ensenada. Diariamente, llegan a México aviones con migrantes esposados de pies y manos, como delincuentes. Sheinbaum cedió a las amenazas de Trump con gran celeridad. Un avión espía norteamericano sobrevuela el Mar de Cortés. La espada de Damocles pende cotidianamente sobre el TMEC.
Un gobierno autoritario en México, destructor de instituciones, tiene ahora que enfrentar a un gobierno más autoritario, expansivo y agresivo, el de Donald Trump. Como último recurso, la presidenta ha echado mano del patriotismo, el último refugio de los canallas, según Samuel Johnson.
Fuera del discurso, en la realidad, la cuatro té resultó un engaño. Ha aumentado la pobreza extrema. Se duplicó el número de supermillonarios mexicanos (de 10 pasamos a 22). Ascendemos cada año en las tablas internacionales de medición de la corrupción. Para colmo, el partido oficial desapareció la agencia encargada de la transparencia.
Pero la gente parece estar contenta con su presidenta. Servidumbre voluntaria llamó a este extraño fenómeno Étienne de La Boétie. Por desgracia, volvió a aflorar el gusto de los mexicanos por los gobiernos autoritarios. Soportamos setenta años de priismo. Luego de un paréntesis liberal, volvimos a caer en lo mismo. El mexicano parece sentirse cómodo con el maltrato. La gente no le reclama a la presidenta sus mentiras recurrentes; parece disfrutar el engaño. Mientras el gobierno continúe regalando dinero e inundando los medios de propaganda, todo marcha bien.
Navegamos a la deriva. No contamos con un proyecto de futuro. La llegada de inversiones frescas por motivo del nearshoring la saboteó Trump, que quiere esas inversiones para Estados Unidos. El estado de la educación es deplorable. El video del niño incapaz de leer una sola frase frente a Sheinbaum es un retrato fiel del futuro que nos espera: edúcalos o padécelos, sentenció Marco Aurelio.
No encabezaremos la primera misión latina al espacio. No explotaremos el litio que nos prometieron. No competiremos en el mercado mundial de semiconductores. En México se puede vivir bien sin trabajar, afirmó Sheinbaum. Cientos de miles de migrantes regresarán a México y no podremos ofrecerles empleo, ni salud, ni educación, ni seguridad.
El México del mañana: en septiembre habrá un nuevo Poder Judicial, no habrá forma de oponerse a las arbitrariedades del gobierno. Confiar en que los norteamericanos podrán echar abajo la reforma judicial y el regreso de los órganos autónomos es nuestro último intento de aferrarnos a una ilusión. Mejor abrir los ojos frente al desastre. Un asteroide del tamaño del estadio de Maracaná parece estar dirigiéndose a la Tierra, ¿qué malo nos puede pasar?