México y Trump: ¿tormenta en el horizonte o una oportunidad inesperada?
A simple vista, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca podría parecer un nubarrón para las empresas en México.
La incertidumbre, los aranceles y la retórica proteccionista han erosionado la confianza empresarial, como reflejan las encuestas del INEGI en meses recientes.
Sin embargo, hay un grupo de grandes compañías —tanto globales instaladas en México como consorcios nacionales— que ven el panorama con optimismo. Para ellos, la administración Trump podría incluso representar una oportunidad.
¿Por qué esta visión positiva en medio del escepticismo general? Aquí algunas de las razones.
1. México, ¿aliado estratégico frente a China?
Tarde o temprano (algunos esperan que más bien temprano), Trump comprenderá que su rivalidad clave no es con México ni Canadá, sino con China. Allí se encuentra el verdadero desafío global. Provocar conflictos constantes con sus socios comerciales podría debilitar la competitividad de Estados Unidos y darle más espacio a Beijing.
La respuesta moderada de China frente a los aranceles de 10 por ciento que sí se aplicaron es curiosa. Pareciera estar dejando que Trump siga ocupado en litigios con sus aliados. Pero, eso no va a perdurar.
Esta lógica abre la puerta a una mayor penetración de las exportaciones mexicanas en el mercado estadounidense. Quizás no será de inmediato, pero en el mediano plazo podría consolidarse como una ventaja.
2. Aranceles: ¿medio para presionar o realidad?
Los grandes empresarios han aprendido que, más allá de las amenazas, las políticas proteccionistas de Trump suelen terminar en victorias simbólicas. Ocurrió con el acero y el aluminio en el pasado: tras imponer aranceles, la presión del mercado y la respuesta mexicana los obligó a revertir la medida en su mandato anterior, específicamente en mayo de 2019.
La posibilidad de un arancel generalizado del 25 por ciento a las importaciones mexicanas y canadienses es vista como poco viable. En caso de que se imponga, las disrupciones económicas en EU forzarían su retiro en el corto plazo.
Más aún, si las exportaciones crecieron con un tipo de cambio de 17 pesos por dólar, con un escenario de 21 por dólar los resultados podrían ser incluso mejores.
3. México sigue siendo atractivo para la inversión.
A pesar de los desafíos en seguridad jurídica, infraestructura y energía, México conserva factores estructurales que lo hacen atractivo: una población joven, una clase media en expansión y una baja penetración de servicios clave como los financieros. Estos elementos seguirán impulsando el mercado, sin importar las políticas de Washington.
4. El factor comparativo global.
Cuando se trata de inversión, no se elige en el vacío, sino en función de alternativas globales. Hoy, India y México destacan entre los mercados más prometedores. China enfrenta riesgos de desacoplamiento con EU y problemas internos. Brasil, pese a su potencial, lidia con inestabilidad política y económica. Europa y Japón muestran un crecimiento limitado.
En este contexto, México se mantiene como una de las mejores opciones para el capital extranjero.
Las empresas que confían en estas premisas no ignoran los desafíos internos ni las turbulencias externas.
Sin embargo, apuestan a que, en el mediano y largo plazo, los fundamentos del país pesarán más que los vaivenes políticos. Porque, al final del día, la inversión no se guía solo por los discursos, sino por los números.