El sueño guajiro de Claudia
México, la décima economía del planeta. Es nada menos que el primer objetivo que plantea Claudia Sheinbaum en su llamado “Plan México”, que en tiempos de cierta moderación retórica se hubiera denominado Plan Nacional de Desarrollo Industrial. Pero el contenido está a la altura de la grandilocuencia tan del gusto de la Doctora. El problema es que sus ambiciones superan sus capacidades y, en este caso, también la realidad global.
¿Es irrealista pensar que México podría llegar a ser la economía 10 por su tamaño? No lo parecería de entrada. Después de todo, en sus mejores momentos sexenales con esa métrica, con López Portillo se llegó al séptimo sitio (1981) y con De la Madrid, al décimo (1983 y 1984). Por su parte, Carlos Salinas alcanzó el noveno (1993 y 1994) y Zedillo, el décimo (1999 y 2000). Por su parte, Vicente Fox logró el octavo (2001). Desde 2004 en adelante, sin embargo, ya por 20 años, se dejaron esas posiciones estelares. Algo que no dijo (o no sabe) Sheinbaum Pardo.
Porque ni modo de presentar la odiada era del PRIAN como una de logros económicos. Su referencia es, por supuesto, su padre político. El Licenciado, presumió ella, logró subir a México de la posición 15 (en realidad era 14) a la 12 en su sexenio. Pasar (regresar, más bien) al décimo no debe parecerle algo tan irrealista.
El detalle es que muchas cosas han cambiado en dos décadas, para mejor en muchos países y para peor en México. Entre ellas, aparte de la inseguridad y el crimen, el crecimiento económico. México creció poco en la llamada “era neoliberal” (2.2 por ciento anual en promedio en 1983-2018) y menos todavía en el sexenio del Licenciado (1.0 por ciento en 2019-2024). Países que antaño estaban más o menos igual que México en tamaño de PIB (Brasil) crecieron mucho más en este siglo, mientras que otros alcanzaron al país y ya lo dejaron muy atrás (India). Solo por esas dos grandes economías ya es inalcanzable el décimo sitio, hoy ocupado por Brasil, que en 2024 tenía un PIB 18.4 por ciento mayor que el mexicano.
¿Cómo logró entonces subir el Licenciado? Porque tan ansiada métrica es tan simple como engañosa: el PIB nacional (en moneda local) dividido por el tipo de cambio promedio del año. El superpeso de mediados de 2021 a mediados de 2024 hizo la magia. Por eso, ya con la moneda nacional desinflada desde que ganó la Doctora, en 2025 puede esperarse que México pase al lugar 13 o incluso al 14.
Porque además otros países están actualmente muy al parejo de México en términos de PIB en dólares: Australia, Corea del Sur y España. Con ellos, el país alterna posiciones entre la 11 y 14 y así seguirá siendo (con Indonesia y Turquía pisando los talones al grupo). Si crecen más que México, como de hecho suele ocurrir, más abajo caerá el país.
Ese mítico décimo lugar refleja perfectamente al gobierno de Claudia Sheinbaum, con metas soñadoras mientras sus estrategias son dirigistas y estatistas. Aspiran al crecimiento, mientras lo destruyen en sus cimientos, como es (era) un Poder Judicial independiente. Plantean (otra meta irrealista del Plan México) alcanzar 100 mil millones de dólares de inversión extranjera directa anual mientras con sus acciones espantan a los inversionistas.
El problema real no es el sueño guajiro de Claudia, es la pesadilla que inició el Licenciado y que ella prosigue con singular abyección. Ya no hay superpeso que infle las cuentas nacionales. La presidenta optó por obedecer y ahí seguirá México, en la escalera del crecimiento global, pero en descenso.