La lucha sigue: causas, tonos morados y 200 mil mujeres exigimos justicia
Salimos de mañana, uno de los primeros contingentes de la marcha. Nos encontramos a un costado del Monumento a la Revolución a las 11:00hrs, estuvimos en el punto alrededor de 30 minutos.
Nos unimos dos colectivos. Ambos, desde diferentes ámbitos, luchamos por justicia para las mujeres. Nos juntamos porque entendemos que éste es un derecho que aún se nos niega: porque además de requerir leyes que protejan a las mujeres en todas las etapas de su vida, es fundamental el acceso efectivo a la defensa legal. De ahí la alianza entre aquel que busca tipificar federalmente el delito de la violencia gineco-obstétrica y el que exige la reparación del daño a mujeres víctimas de violencia.
Prendimos la bocina y los megáfonos, el sonido llamó la atención de algunas mujeres, quienes se acercaron a preguntar si podían unirse a nuestro grupo. Cada vez éramos más. Repartimos playeras, paliacates, gorras, hasta bloqueador. Algunas tomaron sus carteles y pancartas; entre varias sostuvimos las mantas de cada colectivo, de cada causa y, al sonido de las consignas características del 8M, comenzamos nuestro recorrido hacia el Zócalo capitalino.
Se acercaron reporteras a preguntar ¿por qué marchamos?: “para exigir justicia”; “cambiar este sistema social que beneficia a un género más que al otro”; “ser la voz de quienes ya no la tienen”, fueron algunas de las respuestas. Y, con ese empuje, marchamos juntas.
Mientras avanzamos, nos fuimos agrupando con otros contingentes. Varios de ellos que representan otras causas específicas, como el Movimiento Ley Olimpia, que lucha contra la violencia digital y busca sancionar los delitos que violan la intimidad sexual de las personas; el colectivo Tetas y Rayas, que demanda el diagnostico oportuno de cualquier tipo de cáncer y denuncia el desabasto de medicamentos para atender esta enfermedad; así como con familiares y amigas de víctimas de feminicidio, madres buscadoras, víctimas de violencia y aliadas de la causa que quieren erradicar la violencia en contra de las mujeres.
Entre todas, conformamos testimonios reales y, a partir de nuestras vivencias, exigimos la garantía de los derechos fundamentales de nuestro género en México. Somos las mismas que queremos cambiar esa realidad, en la que al menos ocurren dos feminicidios al día por las 807 mujeres que fueron asesinadas en razón de su género en el 2024 – según el reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública –; cifras que, además, responden únicamente a las mujeres cuyos casos fueron catalogados como feminicidios.
Las tomas con drones captaron desde arriba avenidas llenas de personas vestidas de tonos de morado, color que destacó con el encendido de bengalas y el conjunto de jacarandas. Cantamos, brincamos, bailamos, alzamos la voz. Nos unimos en bloques de gente hasta llegar al Zócalo.
Alrededor de 200 mil mujeres – de acuerdo con datos del Gobierno de la Ciudad de México –, participamos en la movilización por el Día Internacional de la Mujer. Cifra que representa el mayor número de asistentes en la historia de la marcha en la capital: luego de las 180 mil en el 2024, que equivalen al doble de las que fueron en 2023, y supera las 75 mil del 2022.
Al llegar al Zócalo, destacó una pancarta gigante colgada en el edificio del Gran Hotel de México, con la siguiente leyenda firmada por la Secretaría de las Mujeres: “El poder judicial tiene una deuda histórica con nosotras ¡QUE PAGUE LA JUSTICIA, NO MÁS IMPUNIDAD!”.
Un mensaje que bien despierta la sensibilidad de cada una de las que estuvimos ahí: porque hasta ahora la igualdad sustantiva sigue siendo una promesa incumplida. Por eso cada año somos más.
Desde nuestros testimonios, desde nuestras causas, marchamos y exigimos un sistema que no silencie ni revictimice, sino que garantice justicia y reparación.