Negociación efectiva
Ante los actuales desafíos a los que se enfrenta nuestro país, derivados de las amenazas de Donald Trump un día sí y otro también, en materia de aranceles, se nos ha dicho que debemos actuar con sangre fría. De acuerdo a la física, a menor temperatura, mayor densidad. Es decir, si sólo dejamos que la sangre se enfríe, corremos el riesgo de convertirla en atole.
Humildemente considero que la peor estrategia que puede seguir cualquier gobierno afectado por las decisiones de Trump, en materia de comercio exterior, es permanecer a la expectativa y reaccionar ante cada amenaza. Es necesario hacer una coordinada labor de investigación, estudio y cabildeo para prever las medidas casi desquiciadas del presidente de la Unión Americana y poder prever e, incluso, contraatacar oportunamente cada embate. Una herramienta poderosa que México ya ha utilizado en el pasado con éxito es la de coordinar esfuerzos con los sectores y/o las empresas del país del norte que resultan afectadas por el precio que deberán pagar por las exportaciones mexicanas.
Incluso, resulta también de utilidad el apoyo de exportadores americanos que ante una subida dramática de aranceles a los productos mexicanos, pudieran ver con temor que nuestro país adoptara medidas similares, y ellos resultaran afectados en sus propias exportaciones. Los exportadores de cebolla y manzana del estado de Washington, de jitomate en Florida, de papas en Idaho, de maíz en Kentucky, Indiana, Kansas y Nebraska, y de accesorios para la industria automotriz de Michigan, por mencionar algunos ejemplos, pueden buscar a sus congresistas y gobernadores para ejercer presión en el gobierno federal mostrando su gran descontento. Y eso, es a lo que Trump más le teme. Ver afectada su imagen y su popularidad es algo que siempre lo hará reconsiderar sus decisiones.
Ha sucedido y seguirá sucediendo. No está dispuesto a pagar costos políticos y que afecten su imagen.
Hay además otros sectores que, de manera más indirecta, pero también resultan afectados. Se trata de personas y empresas que intervienen en la logística para la comercialización y distribución de los productos en ambos lados de la frontera, y finalmente, los consumidores que de los dos lados de la frontera adquieren productos para su consumo final o para implementarlos en sus cadenas de producción. La estrategia de presionar desde ambos lados de la frontera ya se ha realizado con resultados favorables para ambos países, mediante la adopción de consensos justos para todos.