¿Miedo a los cárteles?
La presidenta está entre la espada y la pared en su relación con su contraparte norteamericana, por lo menos en el tema de la inseguridad pública, ya que, por un lado, tiene que recomponer el desastre que le dejó AMLO por su fallida estrategia de “abrazos, no abrazos”, que permitió que el crimen organizado extendiera sus tentáculos en buena parte del territorio nacional, incluso desplazando con ello a los poderes constitucionales de los estados y municipios y, por otro, tiene que poner la cara ante los señalamientos y críticas por parte de Donald Trump ante el empoderamiento de los cárteles de la droga.
El reproche del presidente norteamericano a Claudia Sheinbaum de que tiene “tanto miedo a los cárteles que no puede pensar con claridad” y que por esta razón no aceptó el envío de militares de ese país a México para combatirlos, es una postura irrespetuosa, pero de alguna manera cierta, ya que, por su sentido de lealtad a su antecesor, no se ha atrevido a tocar, ni con el pétalo de una rosa, a gobernadores morenistas y del PVEM que están coludidos con el hampa, y ello impide que Omar García Harfuch y las Fuerzas Armadas cumplan a cabalidad la instrucción de combatir a fondo a los criminales.
“El año pasado murieron 300 mil personas por el fentanilo y todo eso. Cientos de millones de personas fueron traídas a este país y no deberían estar aquí. Y los cárteles los trajeron. Así que si ella (Sheinbaum) dijo que ofrecí apoyo para combatir a los cárteles, tiene toda la razón”, aseguró Donald Trump ante la revelación de parte del contenido de la más reciente plática telefónica que tuvieron ambos presidentes.
Ante estas aseveraciones, la doctora solo atisbó a decir que “mejor la dejamos ahí para que no haya debate a través de los medios. No vale la pena hacer un debate entre los medios de comunicación con el presidente de los Estados Unidos”.
La jefa del Poder Ejecutivo Federal reiteró que hay muy buena comunicación con Trump y remarcó que ha tenido cinco llamadas telefónicas con él desde que asumió la presidencia.
La mandataria mexicana no le tiene miedo a los capos de la droga, ni tampoco debe permitir el ingreso de los militares estadounidenses; sin embargo, si en el corto plazo no se percibe y se lleva a cabo una limpia a nivel nacional de criminales de alto rango y de funcionarios públicos de los tres niveles de gobierno, así como familiares de políticos que están comprometidos con los narcos, entonces se derrumbará la narrativa oficial en su lucha contra los malosos y será más que evidente la incapacidad gubernamental para establecer un Estado de derecho en todo el país.
Entre la imposición de aranceles y las amenazas de una intervención militar, se desarrolla la relación entre Sheinbaum y Trump y, como se aprecian las cosas en el corto, mediano y largo plazo, así seguirá hasta que ocurra un golpe de timón de parte del gobierno mexicano en el real combate contra los criminales.
En el último informe del titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, se enumeraron grandes logros en la materia, como la destrucción de más de 500 laboratorios clandestinos y el decomiso de 150 millones de toneladas de drogas incautadas; 2 millones de pastillas de fentanilo, entre otras cifras, que si las comparamos con el total del sexenio de López Obrador, pues es evidente la inoperancia o quizás la connivencia con el crimen organizado, ya que, para empezar, aseguraba que en México no se producía esa fatal droga.
En la administración del tabasqueño aumentó de forma exponencial el trasiego de drogas sintéticas a Estados Unidos y ello representó una afrenta con nuestros vecinos del norte, quienes, en su visión, justifican la intervención militar para combatir a los cárteles mexicanos.
Con la reforma judicial en ciernes, se debilitará el Poder Judicial a tal nivel que, sin duda, no se tendrá la capacidad para procesar cientos de expedientes que requieren atención expedita y profesional para juzgar a los malhechores relacionados con las drogas, además de que se van a colar por la puerta de atrás juzgadores que están patrocinados por el narco.
MC, en el ojo del huracán
Se le cae el teatrito a Movimiento Ciudadano, ahora de Jorge Álvarez Máynez, en torno a su supuesta eficacia en eso de revertir los índices delictivos, ante la aprehensión de José Ascención Murguía Santiago, alcalde emecista de Teuchitlán, Jalisco, lugar en donde se ubicó un campo de exterminio, perdón, un campo de reclutamiento. Si van en serio los chicos de Alejandro Gertz Manero, fiscal general, las detenciones no pararán allí, sino que tienen que dirigirse al más alto nivel de la administración pasada del gobierno de esa entidad. Así es, estamos hablando de Enrique Alfaro Ramírez.