El mejor shooter de la Segunda Guerra Mundial que es una joya de su tiempo - Recomendación
A pesar de que gigantes como Call of Duty siguen año tras año llegando al mercado con nuevas entregas, son unas cuantas las IPs militares que se han quedado por el camino con el paso de los años y muchos todavía recordamos con cariño. Especialmente a principios de este milenio, el género de los FPS bélicos se destacó por una encarnizada batalla entre varias sagas, como la popular ya mencionada franquicia de Activision, la ahora extinta Medal of Honor, o Battlefield. Pero ninguna de estas logró entregar el que para algunos sigue siendo el mejor juego ambientado en la Segunda Guerra Mundial, el mítico Brothers in Arms: Road to Hill 30.
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Brothers in Arms: Road to Hill 30, el 'Salvar al soldado Ryan' de los videojuegos
La salida al mercado en el año 2005 de Brothers in Arms: Road to Hill 30 supuso un soplo de aire fresco para el género de los shooters en primera persona que abundaban por aquellos días en ordenadores y consolas. Este título de PC, PS2 y Xbox, la primera propiedad intelectual desarrollada por Gearbox Software, tuvo la valentía de querer ser algo más que un espectáculo palomitero digno de Hollywood, y para ello la intención de sus creadores fue dar luz a un juego dramático, diferente y más maduro y descarnado que los de la competencia.
Dirigido por Randy Pitchford y Brian Martel, fundadores del estudio, este primer Brothers in Arms nos mostraría un enfoque completamente innovador en su jugabilidad. Poniéndonos en la piel del sargento Matt Baker durante el desembarco de Normandía el 6 de junio de 1944, en el conocido Día D, la campaña de este juego (además de tener una enorme carga narrativa y cinematográfica) rebosaba cierto componente estratégico en todo momento, ya que como líderes de una escuadra debíamos dar órdenes a nuestros compañeros para flanquear a los enemigos y buscar los puntos débiles en las filas rivales.
Tanto el propio Pitchford, quien llegó a describirlo como el mejor juego que jamás había creado, como sus compañeros de desarrollo, se tomaron muy en serio la recreación fidedigna de lo que fue ser un soldado en aquellos fatídicos días de la Segunda Guerra Mundial. Para ello, el equipo trató de representar Normandía con gran detalle, sus calles, campos de batalla, sus monumentos...
Los desarrolladores no solo tomaron fotografías históricas como referencia, y entrevistaron a veteranos del conflicto o probaron armas de fuego reales de la época, sino que decidieron basarse en la historia real del Sgt. Harrison Summers y los hombres de la famosa 101.ª División Aerotransportada.
El guion del juego, como decíamos, pretendía salirse de los clichés habituales vistos en otras sagas de aquellos años y quería involucrar a los jugadores con sus personajes. El libro "El día D-La Culminante Batalla de la Segunda Guerra Mundial", escrito por Stephen E. Ambrose, fue toda una referencia para la escritura de Brothers in Arms, de igual manera que el coronel retirado del ejército estadounidense, John Antal, fue consultor durante el desarrollo para ayudar a dar forma a esa jugabilidad táctica que se volvería tan característica de la saga.
El resultado final de estos esfuerzos fue una obra que, una vez en manos de los consumidores, no tardó en ser comparada por algunos críticos con 'Salvar al Soldado Ryan' o 'Hermanos de sangre'. Es decir, Brothers in Arms podía medirse de tú a tú con historias capaces de emocionar y de atraparnos por la fuerza de sus relatos que habían marcado a millones de personas en todo el mundo.
Por fortuna, este Brothers in Arms fue también un éxito de ventas. En su primer mes consiguió vender hasta 1,7 millones de unidades. No tardaron en sucederle un par de secuelas más, aunque el tiempo y la saturación de juegos similares agotó la fórmula rápido. Gearbox, por su parte, encontraría enseguida otra gallina de los huevos de oro llamada Borderlands. Sin embargo, ya habían dejado tras de sí un título totalmente icónico, una joya que se ganó un hueco en el corazón de sus jugadores.