Un caso que requiere mirada especial
Elaine Isabel Moreno Borjas, quien reside en Guasimal No. 30, entre Norte y Joaquín Delgado, en el reparto Callejas, del municipio capitalino de Arroyo Naranjo, refiere en su carta que su teléfono fijo, el 76443383, a nombre de su esposo, Adolfo Gómez González, está interrumpido hace más de un mes, sin solución.
Señala que, transcurrida una semana, el 13 de junio lo reportó con el número de reporte 9298941. Y la situación que tiene en casa es de suma vulnerabilidad. Ella cuida de sus padres desde 1997: su mamá está ciega y con las piernas amputadas; y su papá es débil visual, con muchas otras dolencias.
Le es imprescindible el teléfono, pues se le presentan muchas dificultades e imprevistos en el diario vivir que debe resolver por esa vía, pues su esposo es especialista del Instituto Finlay de Vacunas, y labora de 6:00 a.m. a 6:00 p.m. Ella está sola ante cualquier situación. Y la comunicación vía celular es muy mala, muchas veces no hay cobertura.
Manifiesta que en 2021 estuvo más de cinco meses sin el servicio telefónico, y gracias a esta sección en tres días se resolvió el asunto. Y le preocupa que Etecsa no responde con la prontitud y seriedad que ellos esperan como clientes.
Otro no menos sensible
Xiomara Cruz Mora escribe desde el reparto Luz en la ciudad de Holguín, donde reside hace cuatro años. Y su apremio es que tiene a su hijo discapacitado de nacimiento, que padece una parálisis cerebral y una lesión estática del sistema nervioso central. Él se llama Luis Estrada Cruz y es asociado de la Aclifim e integrado a los estudios.
«Desde que llegué a este lugar, afirma, estoy solicitando por diferentes canales un contrato de gas licuado. Primeramente me dirigí a la delegada del Poder Popular, después al Órgano de Trabajo y Seguridad Social, y de ahí solicité una entrevista con la Vicegobernadora (quien me atendió muy bien), pero no me han dado solución alguna.
«La última información que obtuve es que mi expediente está en manos del Ministro de Energía y Minas, pero aún no tengo respuesta alguna. Y necesito, más que una respuesta, una solución, porque cuando no hay corriente no tengo cómo elaborar los alimentos de mi hijo, que además padece de gastritis crónica, toma medicamentos para ello y debe de alimentarse en horarios adecuados.
«Siempre he confiado en la Revolución, que es muy justa y no deja a nadie desamparado y menos teniendo una situación de salud como la de mi hijo, que es un joven integrado y desea serle útil a la sociedad, porque su intelecto es normal», concluye.
Hay carencias y dificultades extremas, pero es muy necesaria una especial sensibilidad institucional para priorizar casos muy delicados, como los de estas dos historias. Esperamos que Xiomara y Elaine puedan solucionar tan ingentes problemas.