Australia detiene a una exmilitar y a su marido, ambos de origen ruso, acusados de espiar para Moscú
La Policía Federal de Australia confirmó este viernes la detención de una exmilitar y su esposo, ambos nacidos en Rusia pero nacionalizados australianos, por la presunta extracción de material «sensible» de las Fuerzas Armadas de Australia con la intención de compartir la información con los servicios de inteligencia rusos. Sus nombres son Kira Korolev, de 40 años, que obtuvo la nacionalidad australiana en 2016 y fue soldado raso del Ejército, así como su marido, Igor Korolev, un trabajador autónomo de 62 años que se nacionalizó australiano en 2020. Ambos, que llegaron al país hace más de una década, fueron detenidos en su vivienda en la ciudad de Brisbane, en el noreste del país, según la agencia de espionaje Organización Australiana de Seguridad e Inteligencia (ASIO, siglas en inglés).
Kira Korolev, quien se desempeñó durante varios años como técnica de sistemas de información y había obtenido un permiso de seguridad del Ejército, e Igor Korolev están acusados de sendos cargos de preparación para un acto de espionaje. Según los documentos judiciales citados por la cadena estatal australiana ABC, ambos están acusados de «mantener relaciones con la inteligencia rusa» entre «diciembre de 2022 y julio de 2024».
La pareja compareció hoy brevemente ante el Tribunal de Magistrados de Brisbane, que permitió su identificación, según un documento judicial obtenido por Efe, y fijó una nueva vista para el 20 de septiembre próximo. Los acusados no solicitaron la libertad bajo fianza por este delito que supone la primera acusación de espionaje que se formula en Australia desde la aprobación de una Ley contra la Interferencia Extranjera en 2018 y que acarrea una pena máxima de 15 años en prisión.
El comisionado de la Policía Federal Australiana, Reece Kershaw, aseguró hoy durante una rueda de prensa en Canberra que la supuesta operación de espionaje ruso «ha sido desbaratada», por lo que ya no supone un riesgo importante para la seguridad nacional. Las autoridades australianas alegan que la mujer realizó en 2023 viajes «no declarados» a Rusia con y sin su esposo, durante un período largo en que se encontraba de baja de las Fuerzas Australianas de Defensa.
Según la investigación, la exsoldado le dio instrucciones a su marido para acceder a su cuenta de trabajo oficial y le guió para acceder a información militar «específica» y «sensible» que envió directamente a su cuenta de correo electrónico privada mientras ella estaba en Rusia, con la intención de facilitarla a Moscú, de acuerdo al comunicado. «El espionaje no es una pintoresca noción de la guerra fría. El espionaje daña nuestra economía y degrada nuestra ventaja estratégica. Puede tener consecuencias catastróficas en el mundo real», remarcó el director General de la ASIO, Mike Burgess, en la rueda de prensa junto a Kershaw.
Más tarde, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, felicitó, en unas declaraciones a los periodistas en Brisbane, la eficiencia de sus agencias de seguridad, sin pronunciarse sobre la causa judicial. «Formamos parte de los Five Eyes (alianza de inteligencia que une a Australia, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Nueva Zelanda), pero también estamos muy centrados en nuestros intereses nacionales, y tengo plena confianza en que nuestras agencias (...) se asegurarán de actuar en interés nacional de Australia», puntualizó Albanese. Esta detención coincide con el anuncio del Ejecutivo de Camberra, uno de los mayores contribuidores de Ucrania fuera de la OTAN, de un millonario paquete de ayuda militar para que Kyiv resista a la invasión rusa a este país europeo.