Hito inesperado de Harris: recibe el apoyo de más de 500 delegados y recauda 47 millones de dólares en menos de 24 horas
Las primeras horas de la campaña “Harris for President” han sido cruciales para el viaje de Kamala Harris hacia la nominación demócrata. La vicepresidenta ha consolidado apoyos importantes tras la decisión del presidente Joe Biden de retirarse de la carrera presidencial, recibiendo el respaldo de más de 500 delegados en menos de 24 horas.
La oleada de respaldos ha venido de varios frentes. Figuras demócratas como Bill y Hillary Clinton, al menos 178 congresistas y varios gobernadores le expresaron su respaldo a la vicepresidenta. Además, se reveló que en solo horas recaudó casi 47 millones de dólares de los donantes. Esta cifra, más los 240 millones de dólares recaudos por Biden y que siguen en el congelador, son componentes importantes que juegan en su favor para hacer una campaña tan apretada. Y aunque la lucha por ganar las elecciones generales de noviembre será mucho más difícil, parece que los demócratas -un partido que ha sufrido una serie de traumas colectivos desde el desastre del debate de Biden contra el expresidente Trump en Atlanta el 27 de junio- tienen ahora poco apetito por más dramas.
Será primordialmente esa falta de interés en una nueva lluvia de versiones cruzadas y peleas televisadas, lo que ayudará a Harris a tomar la corona como sucesora de Biden.
La lista de contendientes con opciones para retar a Harris siempre fue corta, y con el pasar de las horas sigue recortándose incluso aún más. Ya dos nombres importantes como el del gobernador de California Gavin Newsom y el gobernador de Pensilvania Josh Shapiro, la respaldaron.
Las posibilidades de que surja un candidato del ala demócrata más de izquierda también son mínimas. Progresistas clave como la senadora Elizabeth Warren, la presidenta del Caucus Progresista del Congreso, la representante Pramila Jayapal, y las representantes Alexandria Ocasio-Cortez e Ilhan Omar, también ofrecieron su apoyo a Harris.
Para que realmente surja un retador con más opciones, se requiere obtener las firmas de al menos 300 delegados a la Convención Nacional Demócrata, programada para Chicago dentro de un mes. Y es que con el 19 de agosto a cuestas, los riesgos de una discusión abierta sobre el ticket son demasiado altos como para tomarlos.
En este evento de los demócratas se esperaba que el 99% de los delegados comprometidos acudiesen con Biden para continuar con el liderazgo del partido. Estos delegados comprometidos son aquellos que mostraron su apoyo al líder del partido en las elecciones primarias estatales y las convenciones de los partidos o caucus y quienes votarán a ese nominado para que resulte elegido como candidato a las presidenciales en la convención nacional.
Dichos delegados se convierten en “no comprometidos” tras la retirada de Biden, lo más normal es que esos mismos ahora estén comprometidos con Kamala Harris. Pero en el remoto caso de que se presenten más candidatos, el procedimiento podría cambiar. Para asegurarse la nominación como candidato a la presidencia del partido demócrata, uno de ellos necesitará los votos de 1.976 delegados.
Las Reglas del Comité Nacional Demócrata para esta convención dicen: “Los delegados comprometidos con un candidato presidencial deberán, en buena conciencia, reflejar los sentimientos de aquellos que los eligieron”. Es decir, se les anima a votar al candidato que eligieron pero, “en buena conciencia”, pueden votar a otra persona.
En el caso de que los delegados comprometidos con Biden no apoyen finalmente a Harris y ninguno de los nominados gane en la primera ronda, la convención se considera “abierta”, es decir, los delegados comprometidos pueden elegir cualquier candidato en las rondas posteriores de votación. Y todavía existen los superdelegados, que no están comprometidos con ningún candidato y no pueden votar en la primera ronda si la nominación está en disputa pero si en las siguientes. Así, las votaciones continuarían hasta que un candidato obtenga la mayoría requerida para ganar la nominación.
Hacer todo este concurso podría ser una pesadilla interna, pero parece que así lo desean poderosos dentro del partido como la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien no desea una “coronación” de Harris sino generar una suerte de primarias exprés que ofrezcan transparencia.
Aunque Pelosi seguramente respaldará Harris, los rumores sobre el porqué de su silencio y el de los Obama sobre la candidatura de la vicepresidenta, aumentaban el lunes la sensación de que entre los demócratas no todo parece estar dicho. Otras voces menos alarmistas explican que la prudencia de estas figuras tiene más que ver con guardarle respeto a Biden, aunque el actual presidente ya la haya endorsado.
Las opciones para vicepresidente
Una vez elegido el candidato, sea Harris o no, se anunciará en la convención quién le acompañará en la vicepresidencia. Entre los principales nombres que se barajan están el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, de 51 años. Su atractivo está en que gobierna con altos números de popularidad en uno de los estados considerados indecisos y que los demócratas desesperadamente necesitan.
También suena el gobernador de Kentucky, Andy Beshear, de 46 años, y quien aporta a la candidatura todos los beneficios políticos de un demócrata sureño que ha ganado de forma convincente en un estado conservador con un mensaje a favor de los derechos reproductivos, así como un cambio generacional. Y esto es importante porque ambas son banderas de Harris.
Un tercer nombre que medios especializados reseñan es del senador por Arizona Mark Kelly, toda una figura cuando se trata de ganar elecciones en otro estado bisagra o péndulo hoy, pero que históricamente ha sido republicano.
Algunas de los otras alternativas serían el actual secretario de Transporte, Pete Buttigieg; el gobernador de California, Gavin Newsom, y el gobernador de Illinois, JB Pritzker.
¿Puede Harris vencer a Trump en noviembre?
Harris ya ha logrado varios hitos como vicepresidenta: la primera mujer, la primera persona negra y la primera persona de ascendencia del sur de Asia en ocupar el cargo. Pero lo que es una fortaleza dentro de las bases demócratas no está tan claro que lo vaya a ser en la elección general.
La media de encuestas de la consultora RealClearPolitics ubica a Harris dos puntos por detrás de Donald Trump. La buena noticia es que este es un margen significativamente igual al que tenía Biden.
En su favor, la fresca candidatura de Harris podría energizar a los desencantados y cerrar la diferencia rápidamente. Los republicanos preparan ataques en su contra haciendo alusión a todo lo que cuestionan de la Administración Biden, y sumando además burlas hasta por su risa.
Le dicen “laughing Kamala” referenciando varios videos virales de la vicepresidenta en eventos públicos. Trump, en un mitin en Michigan el sábado, se burló de su risa y sus principales asesores de campaña respondieron a la salida de Biden el domingo con una declaración que afirmaba: “Kamala Harris es tan chiste como Biden”.
Pero esa crítica internet la ha transformado en una campaña positiva de última hora en redes al ritmo del álbum BRAT de Charli XCX, en un intento orgánico o no de atraer el voto joven.
En la memoria colectiva está, de otro lado, la campaña profundamente decepcionante de Harris para la presidencia en 2020. Ella se retiró de la carrera ese año antes de siquiera llegar a la primera contienda primaria en Iowa, lo que hace dudar a varios de su capacidad para recolectar votos.
El camino frente a Harris ahora es totalmente diferente a cualquier cosa que cualquier posible candidato haya enfrentado antes, lo que sin duda es una apuesta bastante igualada sobre si conduce a la Casa Blanca o a la más dolorosa de las derrotas.