Así es Míriam Nogueras: el brazo armado de Puigdemont y azote de Pedro Sánchez
Se ha cargado de un plumazo el avance de la legislatura. Auténtica mano derecha de su jefe, el fugitivo Carles Puigdemont, y su portavoz en el Congreso de los Diputados, la dirigente de Junts, Míriam Nogueras, asestó un duro golpe al presidente del Gobierno al votar en contra de la senda del déficit y frenar los Presupuestos del próximo año. Por si fuera poco, la formación de Nogueras se opuso también a la reforma de la Ley de Extranjería, con lo que el fracaso del grupo parlamentario socialista fue evidente. En una sesión de infarto, el brazo armado de Puigdemont en la Cámara Baja tumbó las dos leyes más importantes del momento, justamente la víspera de que Pedro Sánchez viajara a Barcelona para entrevistarse con el actual presidente en funciones de la Generalitat, el republicano Pere Aragonès, y en plena negociación con ERC para investir al candidato del PSC, Salvador Illa. Los contactos de Esquerra Republicana con los socialistas y la visita de Sánchez a la Generalitat han enfurecido a Puigdemont, quien hace valer la fuerza de sus siete votos en el Congreso, decisivos para las iniciativas legislativas del Gobierno y, según su entorno, ha ordenado a los diputados de Junts una estrategia «a cara de perro». La tensión está servida.
Erigida en azote directo de Pedro Sánchez, la portavoz «juntaire» criticó con dureza el techo de gasto necesario para iniciar la tramitación de los Presupuestos, acusó al Gobierno de «abusar de la solidaridad de los catalanes» y denunció su desconocimiento de la realidad de la inmigración en Cataluña, una comunidad autónoma que se ha negado a acoger a los menores migrantes.
Fiel a su oratoria, agresiva e íntegramente en catalán, Míriam Nogueras demostró que tiene a Sánchez contra las cuerdas y que el devenir parlamentario será un suplicio. «Puigdemont no ha llegado hasta aquí para ser un perdedor», opinan en Junts. Visiblemente alterada, la portavoz aseguraba en los pasillos del Congreso que ellos no forman parte de ningún bloque: «Nuestros votos no se pueden dar por descontados», clamaba Nogueras, mientras las caras de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y del portavoz socialista, Patxi López, eran de poema. La tradicional aversión de los convergentes hacia ERC y el profundo enfrentamiento de Carles Puigdemont con sus dirigentes enturbian la investidura de Salvador Illa y ponen en peligro la legislatura.
Los puñales circulan entre el mundo soberanista y el PSOE, donde cada vez tienen más claro que Puigdemont solo se mira y se interesa a sí mismo. El escándalo de las dos leyes aparcadas fue mayúsculo, mientras Nogueras seguía con su discurso victimista en los pasillos escoltada por los seis diputados de su grupo, jugosamente pagados por las arcas del Estado español del que tanto reniegan. Pero Nogueras salió satisfecha tras haber cumplido las órdenes dictadas por el jefe y se mostró totalmente convencida de que Sánchez volverá a ceder ante las exigencias del fugitivo, quien, en complicidad con su fiel servidora en Madrid, se prepara para mantener el pulso con el Gobierno bajo la amenaza de abortar la legislatura con su regreso.
Dura, agresiva y con poca experiencia de gestión, Míriam Nogueras es el «brazo armado» de «El Puchi», su embajadora en Madrid y quien pivota cualquier negociación con el PSOE y el Gobierno. Llegó al Congreso junto a Laura Borrás y, tras la marcha de esta al Parlament de Cataluña, se convirtió en la nueva musa del independentismo.
Separatista de absoluta confianza del prófugo de Waterloo, su fanatismo la lleva a ejercer su actividad parlamentaria únicamente en catalán, lo que ha provocado la hilaridad de muchos periodistas acreditados en las Cortes, que han de recurrir al pinganillo o la traducción del gabinete de prensa del grupo parlamentario neoconvergente. Todo un dislate. Su intervención en los debates es siempre de ataque, con insultos a jueces y periodistas con nombres y apellidos. Con sus siete votos negativos dejó clara su fuerza para romper la legislatura y poner contra las cuerdas a Pedro Sánchez, tal como le ordena desde Bruselas el huido de la Justicia.
Míriam Nogueras i Camero es guerrera, rechaza de plano la lengua castellana y únicamente utiliza el catalán. Su estilo es duro, viste siempre pantalones y luce una melena interminable de planchado cabello. Se mueve por el Congreso junto a los seis diputados de Junts a ritmo marcial, como un equipo militar bajo su mando. Ella ejerce de capitana general y los demás la siguen con disciplina. Nacida en Dosrius, en el Maresme barcelonés, pensó estudiar Derecho, pero finalmente empezó a trabajar en la empresa familiar especializada en el sector textil de hilaturas. Empresarios de Mataró, tradicional centro de la industria textil catalana, la recuerdan por su fervor nacionalista, miembro del Círculo Catalán de Negocios, de sesgo soberanista.
En las elecciones municipales de 2015 fue concejala del Ayuntamiento de Cardedeu en las listas de Convergencia Democrática y después pasó a Junts, la nueva formación del fugitivo. Diputada en el Congreso por Barcelona en las XIII y XIV legislaturas, tras la dimisión de Laura Borrás ocupó la portavocía del grupo parlamentario independentista. Durante una rueda de prensa en la Cámara Baja, donde es diputada nacional y por ello cobra, retiró la bandera de España del estrado y se quedó tan ancha. Comisaria excelsa y obediente del prófugo de Waterloo, amenaza con tener en vilo a Pedro Sánchez en cada votación.
Madre de dos hijos, Nogueras se define en su ficha del Congreso como «emprendedora y copropietaria de una empresa textil especializada en hilaturas». En varias de sus intervenciones hubo de ser apercibida por referirse a España como «un estercolero putrefacto».
Al frente de los siete diputados de Junts en la Cámara Baja, maneja otros hilos, los de una legislatura brusca, tensa y la más incierta de nuestra democracia.