Solo el 25,9% de los jóvenes con malestar emocional pide ayuda a profesionales de la salud
El 45,8 por ciento de los jóvenes de entre 16 y 32 años aseguran padecer malestar emocional en España; de ellos, el 29,8 por ciento deciden pedir ayuda, pero solo el 25,9 por ciento acuden a profesionales de la salud. El 56,8 por ciento opta por los amigos, familiares y conocidos y el 16,4 por ciento restante decide buscar amparo por Internet o en las redes sociales.
Así se desprende del estudio del Observatorio Social de la Fundación La Caixa '¿Dónde y cómo buscan ayuda los jóvenes cuando tienen malestar emocional?', liderado por investigadores del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Clínico San Carlos y de la Fundación Manantial.
Con todo, según el informe, pedir ayuda, ya sea a amigos, familiares o profesionales, no es la primera opción entre los jóvenes con malestar emocional. Preguntados por qué hacen cuando sienten este malestar, el 36,6 por ciento asegura que optan por aislarse. Buscar soluciones en Internet (16,1%), restringir la alimentación o darse atracones (14%), o rezar (7,3%) fueron otras de las respuestas más frecuentes.
El objetivo de este estudio era analizar dónde y cómo buscan ayuda los jóvenes que sufren malestar emocional, entendido como una experiencia subjetiva de sufrimiento o desazón psíquica, tal y como definen los propios autores del estudio.
Para ello, un total de 4.008 personas han respondido a un cuestionario en línea; de ellas, 2.013 tenían edades comprendidas entre los 16 y los 32 años, y las 1.995 restantes eran personas de entre 33 y 48 años. Por género, 2.008 participantes eran hombres y 2.000 mujeres, residentes de todas las comunidades autónomas.
De entre los factores que contribuyen a explicar que solo el 26 por ciento de los jóvenes acuden a profesionales cuando sienten malestar emocional, el coautor del estudio, David Fraguas, ha destacado tres aspectos. "El primero, las dificultades de acceso a la ayuda profesional, que no es rápido y no es fácil conocer las opciones disponibles ni el medio de acceso a ellas. El segundo, la limitada capacidad de seguimiento de la atención profesional: puede darse una duración escasa de cada consulta o el seguimiento puede ser de baja frecuencia durante las citas. El tercero es la percepción de que la ayuda profesional no será útil", ha señalado. LA
En el estudio se analizan las vías a través de las cuales buscan ayuda, y se concluye que el formato presencial es el preferido, especialmente el contacto con amigos (76,9 %), seguido del presencial con familiares (60,5 %) y a través de mensajes de texto con amigos (47,7 %), llamadas a amigos (el 21,9 %), mensajes a familiares (16,3 %) o llamadas a estos últimos (15,9 %).
El artículo también revela que más del 80 por ciento de los jóvenes que buscan ayuda en los profesionales de la salud lo hacen de forma presencial, mientras que el 30 por ciento lo hacen de manera telemática.
En cuanto al tipo de ayuda recibida, lo que más valoran los jóvenes es que los escuchen (73,6%), seguido de que les den consejos (49,8%), que les dediquen tiempo (41%), que les ayuden a entender por qué se sienten así (32%), que les ofrezcan consuelo (22,8%) y hacer un seguimiento a medio o largo plazo (19,4%).
"Ser escuchados, en toda la amplitud de esta expresión, es una de las demandas que más encontramos en la población joven", ha indicado la investigadora Sara Toledano. "Cuando buscan ayuda, persiguen sobre todo ser orientados y entender qué les ocurre cuando tienen malestar emocional. Creemos que este es un aspecto muy importante para pensar en posibilidades de ayuda tanto desde el ámbito profesional como desde el ámbito familiar o educativo. Las personas jóvenes necesitan tiempo y espacios en todos estos ámbitos para expresar su malestar, entenderlo y afrontarlo", ha indicado.
Respecto a los factores que facilitan la petición de ayuda profesional en momentos de malestar emocional, los jóvenes valoran principalmente que sea asequible, seguido de que la oferta se adapte a las necesidades, que la solicitud de ayuda sea sencilla y de rápido acceso, que los horarios sean flexibles y amplios y que se garantice el anonimato.
Los investigadores de este artículo también llevaron a cabo un análisis para detectar las variables que guardan relación con la decisión de pedir o no ayuda, y entre las conclusiones destaca que es más frecuente que se lleve a cabo entre las mujeres que entre los hombres (un 50% más).
También se incluye el hecho de vivir en una ciudad de más de 500.000 habitantes (un 30% más frecuente que vivir en una población más pequeña), así como mantener contacto habitual con familiares y amigos (un 40% más frecuente).
Los jóvenes atribuyeron el malestar emocional a factores o circunstancias como las preocupaciones cotidianas (69%), los problemas relacionados con el trabajo o los estudios (46%), las discusiones (44%), el sentimiento de soledad (35%), los problemas económicos (32%), la insatisfacción con la imagen personal (30%), la muerte de un ser querido (25%) y la separación de la pareja (16%).
Las preocupaciones cotidianas que generan malestar emocional en jóvenes no forman un grupo homogéneo, sino que incluyen cuestiones tan distintas como la inquietud por el cambio climático, las guerras, el temor a perder el trabajo o a no encontrarlo, la ausencia de una vida social plena, los sentimientos de soledad o los problemas familiares, entre muchos otros.
"La heterogeneidad de los motivos de preocupación, y el hecho de que muchos de estos motivos estén basados en situaciones concretas cuya solución está fuera del ámbito de la intervención en consultas de salud mental, justifica que, en muchos casos, los jóvenes no soliciten ayuda a profesionales de la salud mental cuando tienen malestar emocional", ha analizado el investigador y coautor del estudio, David Fraguas.
El principal indicador de malestar emocional para el 75 por ciento de los jóvenes fue el hecho de sentirse triste, seguido de tener pensamientos pesimistas (60%) y problemas para conciliar el sueño (30%).
Además, según el estudio, se encuentra relacionado con causas específicas en mayor medida que para las personas adultas. "Estos aspectos, junto con la caracterización del malestar como un fenómeno pasajero, ayudan a entender la consideración del malestar emocional en esta generación", ha destacado Toledano.
"Cuando dicen 'malestar emocional' están diciendo 'sentimientos de tristeza y pesimismo', asociados a las circunstancias de la vida y con una temporalidad limitada", ha agregado, por lo que ha reclamado "profundizar más" en el concepto de malestar emocional que tienen las personas jóvenes para entender mejor la "crisis de la salud mental" actual y definir estrategias eficaces para atenderla